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Mateo y yo no volvimos a hablar, hasta que recibí un mensaje suyo el
viernes por la noche de esa misma semana, mientras estaba en mi
habitación.

Hola Sofi, estás mejor que el lunes?

Espera. ¿Que? ¿Acaba de mandarme un mensaje para saber cómo estoy?
A pesar de todo, decidí contestar. Le dije:

Seguro que tú eres Mateo? Nunca te he visto preocuparte por nadie. Y no creía que la primera vez que lo vería sería preocupándote por mi.
Sobre todo por como estamos.

Contestó:

Yo? Preocupándome por ti? Para nada. Solo quiero saber que mi rival está preparada para los exámenes.

Si, Mateo era como yo. Todo sobresalientes. Y cómo no, llevamos toda la vida compitiendo por las mejores notas. Antes era divertido. Desde que nos distanciamos no.

Pues estoy perfectamente preparada para superarte.

Mandé el mensaje mientras soltaba una carcajada.

Segura? Yo creo que esta vez caerás, seguro que el abrazo de un chico como yo te ha despistado.

Solté otra carcajada.

Ya quisieras.

Justo después de mandarle el mensaje mi hermano apareció en la puerta.

-¿De que te ríes tanto?-preguntó desconfiado.

Mi mente trató de actuar rápido y por suerte conseguí una respuesta.

-Estoy... hablando con una amiga.

-Anda, mamá dice que ya está la cena.

-Dame un segundo para despedirme.

-Baja rápido.

Asentí.

Cuando mi hermano se fue, vi un mensaje de Mateo.

Me vas a contar por qué llorabas?

Suspiré, y empecé a escribir.

Te lo contaré cuando nos veamos.

Contestó de inmediato.

Puede que no sea cuando te lo esperes. Nos vemos.

En ese momento solo estaba rezando para que no hiciera ninguna tontería,
pero de alguna manera sabía que iba a hacer algo.

Bajé a cenar, y resulta que la cena aún no estaba lista. Leo me había
engañado solo para que lo ayudara a poner la mesa. A veces creo que
no tiene remedio.

-No decías que la cena estaba lista?- dije un poco cabreada.

-La cena está lista para terminar de hacerse y servirse en la mesa que
NO ESTÁ PUESTA- puso énfasis el las últimas palabras.

Cuando la cena estuvo lista, ahora si, cenamos. Eran macarrones con atún.
Me encantan.

Mi madre habló:

-Que tal os ha ido el día?

-Bien- respondimos a la vez.

-Y ya os han puesto algún examen, Sofi?- preguntó mi padre.

Ya estamos otra vez con el tema. No entiendo porqué hay que añadir mi
nombre al final de la frase.

-Pues aún no- respondí seca, y un poco molesta.

Nadie volvió a hablar el resto de la cena, no es que fuera especialmente
animada.

Me fui a mi cuarto, me metí en la cama y empezé a leer un libro. No sé
exactamente cuando, pero acabé quedándome dormida.

Falso Cuento de Hadas (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora