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Las semanas pasaban. Me había encontrado a Mateo, sí, pero apenas lo había saludado una vez. Intentaba evitarlo a toda costa, aunque la verdad ni yo sé la razón. Estaba bastante decaída, así que a mis amigas se les ocurrió la brillante idea de ir a un club nocturno (aunque tengo el presentimiento de que la creadora de esa idea fue Ana).

-De verdad tengo que ir? - les dije a todas con el vestido que me pondría en la mano.

-Sí - respondieron al unísono.

-Ya, la verdad no esperaba misericordia - dije rodando los ojos y yendo a cambiarme.

En cuanto me puse el vestido y me miré al espejo, quise quitármelo, pero en ese momento llamaron a la puerta.

-Sofi, ¿ya estás? - dijo Selene desde el otro lado de la puerta.

-Emmm... es que no me gusta como me queda creo que me lo qui-

-EHH NO - dijo interrumpiéndome y entrando en la habitación - NO VENGAS CON ESAS PORQUE ESTÁS PRECIOSA Y TODO TE QUEDA BIEN.

Entraron todas en la habitación con cara de indignadas.

-Eres tonta, ¿lo sabes? - me dijo Ana - ¿Cuántas veces te hemos dicho que estás perfecta?

-Ya, tienes un cuerpazo, tía - dijo Dana mientras el resto asentían.

-Dejadla, es tontita la pobre, no se da cuenta de que es la mujer perfecta en todos los sentidos - les dijo Lisa a las otras.

-Es que... no sé... - dije mientras me ponía de lado en el espejo - como que me hace gorda, marca demasiado.

Desde luego no sabía lo que decía. Me estaba condenando a muerte literalmente. Lilith se me acercó seria, y me dio un golpe en la cabeza. Fuerte. Muy fuerte.

-¡¡AHH!! - grité.

-Te lo merecías. A ver si espabilas de una vez.

Que conste que tras ese golpe por parte de Lilith no volví a criticar mi cuerpo. Al menos no delante de ella.

Llegamos al club y nos sentamos en una mesa, cada una pidió lo que quiso y empezamos a charlar. Había una chica cantando en el escenario. Tenía una voz increíble, y entonaba todo a la perfección. Desde donde estaba no podía verla del todo, pero parecía alta. Tenía el pelo largo, liso y castaño. Llevaba un vestido rojo largo precioso, le quedaba genial. Como Lilith no puede saber lo que pienso, lo diré claro: ojalá yo.

-¿¿Holaa?? Tierra llamando a Sofía - dijo Kyujin mirándome divertida.

-¿Eh? Lo siento, estaba viendo a la chica que está cantando. Canta genial, ¿no creéis?

-¡ATHENEA! - dijo Ana entusiasmada. Todas la miramos confundidas - Chicas, ella es prima mía, hace mucho que no la veía, no me había fijado en ella hasta ahora. Iré a saludarla luego.

-Vale! Yo te acompaño. Por cierto, ¿Qué queríais preguntarme antes? - dije yo.

-Nuestro tipo de chico ideal - contestó Kyujin.

Una imagen de Mateo se me viene a la cabeza. No. Dios, ¿por qué mi mente me juega tan malas pasadas? Intenté alejar esa imagen de mi cabeza y volví a la conversación.

-Emmm... no sé, la verdad. Creo que no tengo un prototipo definido - les dije yo.

Mentira. Di la verdad. Sigues queriendo a Mateo como una obsesionada y es el chico de tus sueños.

¡Cállate! Odio mis pensamientos... Gracias a dios antes de que alguna pudiera rebatir Athenea terminó la canción, así que acompañé a Ana a saludarla.

-¡Athenea! - le gritó Ana unos metros detrás de ella.

-¡¡Anda!! ¿Cómo estás? Hacía tiempo que no te veía - dijo ella yendo a abrazarla.

-Bueno, ya sabes, por ahora viva - le respondió haciendo que las tres riéramos - Ah, cierto, no os he presentado. Athenea, esta es mi mejor amiga Sofía, Sofía, mi prima Athenea.

-Encantada - le dije con una sonrisa.

-Igualmente - me respondió devolviéndome la sonrisa.

La presentamos a todas las chicas y estuvimos hablando un buen rato. Ella estudia en el conservatorio, su pasión desde pequeña era la música, y a eso va a intentar dedicarse.

Empezó a hacerse tarde, así que decidimos marcharnos, no sin antes intercambiar números con Athenea, claro. La verdad es que esa chica me había caído muy bien, era muy simpática.

Llegamos a casa agotadas, tanto que nos fuimos a dormir sin haber cenado.

Estaba en casa, mirando por la ventana, cuando siento unos brazos rodear mi cintura. Giro la cabeza y veo a Mateo. Un Mateo nuevo, no el de hace 4 años, uno más alto y, para qué negarlo, todavía más guapo de lo que era antes. Uno que ya había visto un par de veces en la universidad.

-Sigo sin entender qué es lo que te tiene tan entretenida en la ventana. Tiene algo que ver con que te pongas melancólica o algo así? - dice divertido, mirándome a los ojos sin soltarme.

Yo solo río, y me giro para quedar frente a él, colocando mis brazos alrededor de su cuello mientras él tenía los suyos todavía en mi cintura.

-Es que últimamente tengo muchas cosas en la cabeza, no sé qué me pasa - le contesto mirándolo también a los ojos.

Él me da un beso en la frente y vuelve a mirarme.

-Bueno, pues si necesitas relajarte solo pídelo, estoy aquí para lo que necesites, princesa - me dice en un tono dulce, mientras nos acercamos cada vez más, hasta que puedo notar que nuestras respiraciones chocan. Estamos a milímetros de distancia, nuestros labios casi chocan.

Abro los ojos, veo el techo de la habitación. Giro la cabeza y veo a Lisa todavía durmiendo.

Chica, tienes que dejar de pensar en Mateo. No puedes pensar en él de día y soñar con él por la noche.

Por ahora... bueno, creo que no se lo contaré a nadie, solo ha sido un sueño, nada con mucha importancia. Además, conociendo a mis amigas me lo recordarán toda la vida y pensarán que estoy obsesionada.

¿No será que piensan que estás obsesionada porque sí que estás obsesionada?

Sinceramente debería hacer una lista de razones por las que odio mis propios pensamientos.

Deberías hacer una lista de razones por las que odias que te digan la verdad. Y otra por la que odias tanto a Mateo, en la que haya una frase que diga "Te odio porque no sales de mi cabeza a pesar de que hayan pasado años y te siga queriendo".

Sí, definitivamente los detesto. Con toda mi alma y ser.

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⏰ Última actualización: Mar 06 ⏰

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Falso Cuento de Hadas (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora