Capítulo 4

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A la mañana siguiente, me desperté bastante temprano, me duché rápidamente y mientras desayunaba intentaba averiguar, más bien descifrar, lo que decía la nota.
No entendía nada, las pistas estaban codificadas y eran una especie de acertijos que podían hacer que te explotase el cerebro en mil pedazos y se esparcieran por toda la habitación.
La nota decía:

"Encontrarás respuestas allá donde el cielo, el agua y la tierra se encuentren"
"No todo es lo que parece, ve más allá de las apariencias"
"Me encontrarás donde esté la muerte"
P.D: sigue las pistas por orden. Te quiero ;)
La verdad es que no sabía por donde empezar, no sabía que buscar y todo me parecía surrealista. Me quedé un rato mirando la dichosa nota, pero nada, así que decidí ir a la biblioteca de la Facultad haber si allí con todos los libros me venía la inspiración divina.

Ya en la biblioteca, saqué la nota de mi bolsillo y leí la primera pista.
"Encontrarás respuestas allá donde el cielo, el agua y la tierra se encuentran"
Se ve que la inspiración no vino, entonces fui a la sección de naturaleza haber que podía averiguar.
Cogí un libro de paisajes del mundo y me puse a observar las fotos repitiendo una y otra vez la enigmática frase.
Pasadas unas páginas, visualicé un paisaje marítimo, la foto estaba tomada desde un barco porque se podía ver un poco de la blanca tela que componía la vela, entonces, una chispa salto en mi cabeza "...allá donde el cielo, el agua..." Mis ojos se abrieron de par en par y se iluminaron cual Sol en verano. En esa foto, el mar y el cielo se unían en el horizonte, pero tan pronto como me vine arriba, me vine abajo. La idea de lo que podría significar se desvaneció enseguida y recordé que faltaba un elemento, la tierra.
Con el dato en mente, intenté pensar en un paisaje donde los tres elementos se unieran en el horizonte. Visualicé en mi mente la playa, con la arena, el mar y el cielo, pero pensé que no podría ser eso, no tenía sentido encontrar respuestas en un lugar como ese, un lugar prácticamente desierto sin nada importante. Sin embargo, mi mente cambió velozmente la imagen y esta vez vi un lugar que conocía perfectamente, el río y la llanura por donde pasaba. Era el lugar perfecto porque si se miraba hacia el Norte desde donde Mike y yo nos dimos el primer beso, todo se unía, el agua del río, la tierra de la llanura y el cielo.
Con el lugar en mente, cogí la nota con un gesto rápido y bajo las curiosas miradas de los universitarios y sin molestarme en dejar el libro de nuevo en su sitio, salí pitando hacia el parking y fui todo lo veloz que pude a la ribera.

Aparcado el coche, corrí como una exhalación escaleras abajo, que por cierto, casi me tropiezo de la emoción y caigo de bruces y al llegar al lugar, miré hacia el Norte, era justo como lo había visto en mi mente. Como una loca empecé a mirar a mi alrededor haber si encontraba definitivamente la respuesta a la primera pista, pero una vez más, y como no, no encontré absolutamente nada, solo una verde alga flotando y un pequeño pececillo nadando libremente en la transparente agua.
Me senté en la roca que me parecía más plana, cogí unas cuantas piedras y cada vez que arrojaba una, una pizca de esperanza se hundía en el fondo del río para ya no salir nunca más.
En una de éstas, la onda producida por la piedra al contactar con la superficie del agua, asustó al pececillo que rondaba por ahí, y con un fuerte coletazo se fue nadando en dirección Norte.

Sin darme cuenta, le seguí con la mirada hasta perderlo de vista. En ese momento, miré justo donde los tres elementos se unían y entonces entendí el acertijo, encontraría respuestas río arriba, donde desde mi posición, el agua el cielo y la tierra se encontraban.

Me levanté de un salto y con paso decidido empecé a caminar por la orilla del río.

Durante el paseo, vi algunas personas jugando en el agua con sus hijos, otras hacían footing descalzos en la orilla mientras que las débiles olas producidas por la cálida brisa les rozaba los tobillos.

Después de veinte minutos caminado, el paisaje dio un profundo cambio, esta vez, no había nadie que yo pudiera ver, el agua se oscurecía a medida que avanzaba al igual que mermaban las plantas y las flores que crecían a sendos lados del río.
Llegado a un punto de la tarde, me encontraba al pie de una montaña cubierta por un frondoso bosque de oscuras verdes hojas, el ambiente había cambiado, la cálida brisa había dejado paso a un frío y ligero viento que al contactar con mi piel me producía un escalofrío que ponía los bellos de punta. Los colores del atardecer provocaban una extraña ilusión óptica que hacía que el bosque pareciese aún más siniestro de lo que ya era.

Estuve un rato inmóvil, justo en la línea imaginaria que separaba el bosque del llano, pensando que podría encontrarme si me sumergía en ese tenebroso mundo.
De repente, un ruido como el rugir de una bestia hambrienta y cabreada hizo que me sobresaltase, mis músculos se tensaron como la cuerda de un arco a punto de lanzar una flecha, mis piernas temblaron del miedo y un sudor frío recorría mi cara pasando por mis mejilla hasta llegar a mi barbilla y caer lentamente al suelo. El ruido se hacía cada vez más intenso, mi cuerpo seguía quieto, muerto de miedo como una niña pequeña que se había perdido en medio de una multitud, mis ojos solo se fijaban en aquel profundo bosque esperando a que algo saltase sobre mi y terminara de una vez con esta pesadilla. Pero no paso nada, el rugir de la bestia finalmente menguó hasta dejar de sonar, mis músculos se relajaron y mis ojos se cerraron ante el dolor insoportable que me producía la barriga, me di cuenta entonces que no había comido desde el desayuno y tenía un hambre atroz, así que decidí marcharme y volver al día siguiente para adentrarme en lo que parecía otra dimensión.

En casa no paraba de pensar que podría haber en el interior del bosque, ¿más acertijos y pruebas?, no por favor, ya tenía suficientes con la maldita nota, ¿a Mike?, ojalá, estaba loca por encontrarle y estar junto a él pero parecía que primero estaba obligada a descifrar la segunda y tercera pista.

Después de cenar, quise despejarme y olvidarme de toda la movida, así que decidí irme a la cama pronto para estar descansada al día siguiente.
Mi concepto de "relax" parecía que no estaba por la labor de cumplirse, no podía dejar de pensar en Mike y en lo feliz que me sentía con su sola presencia. A parte, no paraba de recordar la noche apasionada que tuvimos. Este pensamiento hizo que me entrasen ganas de hacerlo otra vez, pero Mike no estaba y no podía satisfacer esa constante necesidad que me consumía a cada segundo. Entonces, aunque con un "no tengo más remedio", decidí satisfacer esa necesidad por mi misma.
Me quité el pijama hasta quedarme completamente desnuda, me tumbé en la cama, me puse cómoda y me abrí de piernas. A Continuación, me llevé el dedo corazón de la mano derecha a la boca y me lo chupé muy lentamente desde abajo hasta la punta de la yema. Con un lento gesto, empecé a bajar mi mano tocándome los pechos y sintiendo un leve escalofrío de placer. Seguí bajando sin detenerme hasta llegar a esa parte, paré secamente y tras unos segundo de titubeo, me decidí completamente.
Las primeras veces gemí hasta que finalmente me acostumbre, no lo había hecho nunca y solo me había tocado Mike, cosa que hacía estupendamente. Me sentía un tanto incómoda, era una sensación diferente a cuando lo había hecho con él, pero aún así me gustaba.
La sensación de placer iba aumentando a medida que pasaba el tiempo al igual que la intensidad de mis latidos y con un grito de satisfacción finalicé mi primera y no última sesión de auto placer.

La verdad, acabé muy cansada, me sorprendí bastante de mí misma, creía que iba a ser de otra manera, que dolería mucho más, pero me equivoqué, parecía que "eso" ya estaba acostumbrado. Sin embargo, disfruté lo necesario como para calmarme y dejar mi mente en blanco y finalmente quedarme profundamente dormida, sumida en un maravilloso sueño done Mike estaba a mi lado y dábamos juntos un paseo por la ribera del río al atardecer como antaño, contemplando hipnotizados los colores amarillos y anaranjados que cubrían el cielo.

Amor FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora