𝟓

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La noche había caído y los hermanos Hwang se dirigían a aquella inauguración, y no, no era porque a Hyunjin le hacía ilusión, sino más bien, sus hermanos le habían obligado a ir.

—De verdad, no sé porque estoy aquí. Tendría que estar revisando los malditos papeles que mandó Jimin.— resopló Hyunjin.

—Te lo he dicho, ¿para qué ver papeles si puedes hablar directamente con Jimin en la fiesta?—alegó Seungmin llamando inmediatamente la atención de el rubio.

—¿Por qué Jimin estaría allí?— preguntó un poco descolocado.

—Porque todo el mundo quiere saber la verdadera cara del dueño del Moulin Rogue, Hyunjin, incluso Jimin.—respondió.

Hyunjin aún había quedado un tanto descolocado por lo dicho pero sabía que no serviría tratar de sacarle más información a Seungmin, solo le quedaba esperar que Jeongin despertara.

Hyunjin aún había quedado un tanto descolocado por lo dicho pero sabía que no serviría tratar de sacarle más información a Seungmin, solo le quedaba esperar que Jeongin despertara

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Su vista puesta en aquel reflejo lo mantenía orgulloso, es decir, Lee Felix sabía que era atractivo tanto para mujeres y para hombres y el no hacía diferencia.

—Te vas a desgastar de tanto verte en el espejo.—interrumpió los pensamientos de aquel rubio.

—Sería un desperdicio no apreciar tal belleza, ¿no lo crees?—contestó Felix viendo a los ojos a su hermano.

—Tal vez..—el suspiro que su hermano había dado le hizo preocuparse, solo un poco.

—¿Qué sucede?— preguntó el menor de los Lee.

—Sabes que esto puede ser muy peligroso, Felix.—contestó volviendo a suspirar.—Puedo ser yo la cara de todo esto, no tienes que..

—Tengo qué.— le cortó.—Sabes que esto tenía que pasar en algún momento.  Él lo hubiera querido así.— alegó volviendo la vista a su figura en el espejo. Claro que así hubiera querido, pero no estaba allí para decírselo porque se habían encargado de volarle la cabeza en mil pedazos.

—Ya, solo no te expongas demasiado, Lix.— habló su hermano antes de salir por la puerta de su habitación.

Felix sabía por que su hermano le insistía tanto en esconderse, porque si era sincero, a el también le daba miedo perder a la única familia que le quedaba, aparte de que sabía que era el único con el que podía contar sin importar nada, no como él que se se había encargado de cortar todo lazo con el cuando era solo un niño. Cuando creía que todo volvía a la normalidad, aquellos recuerdos salían a atormentarle sin mesura.

Hace 10 años atrás.

Cosas rompiéndose, un llanto de mujer, gritos de hombres, eso había sido lo que le había despertado de su tan profundo sueño.

Fue a la habitación de sus hermanos que, convenientemente, era la misma. Entró sin pedir permiso y sus hermanos seguían dormidos lo que no le había extrañado ya que aquellos ruidos supuso, venían de la planta baja y ellos se encontraban en los cuartos de arriba.

—¿Felix? —su hermano se había despertado por la luz que se colaba por la puerta que había sido abierta por su hermano menor.

—Mamá y papá, escuché ruidos abajo.— balbuceó con miedo, su hermano le conocía y sabía a que se refería. Y el sabía que era lo que estaba pasando porque a el y a su otro se les había comunicado, pero a su hermano pequeño lamentablemente no.

—Tranquilo, Lix.— contestó con tranquilidad levantándose de su cama para luego dirigirse a la de su hermano y despertarlo.—Están aquí, es hoy. Hay que irnos.— susurró para su hermano y Felix que aún estaba en trance se había percatado de las ordenes concretas y concisas de su hermano, extrañandole sus palabras.

—Chicos, ¿qué sucede? ¿por qué mamá está llorando? ¿qué están haciendo?—preguntó bajito Felix mientras que sus hermanos con movimientos ágiles, rápidos y sigilosos metían todo lo que podían en lo que parecía ser una mochila de viaje.

—Lix, te prometo que te contaré todo pero ahora solo necesito que guardes silencio para poder irnos, ¿si? Solo será un momento.— pidió su hermano mientras acariciaba el rostro de Felix, mientras este asentía.

—Tenemos que largarnos ahora.— dictaminó su hermano mayor interrumpiendo la caricia que le brindaba su otro hermano.

Presente.

Felix recordaba con exactitud los movimientos de ambos, también recordaba como pudo lograr ver a su madre tirada en un charco de sangre al lado de su padre que estaba igual que ella. Lograba recordar los rostros de aquellos hombres de gris, incluso recordaba la mirada perdida que tenía el que sostenía el arma que había asesinado tan a sangre fría a las personas que más había amado a sus cortos quince años.

—Veo que sigues con el habito de perderte en tu silueta, Yongbook.— dijeron al otro lado de la habitación, en la puerta más especifico. Felix podría reconocer aquella maldita voz, porque él era el único que le llamaba por ese maldito nombre solo para fastidiarle.

—Y tu sigues igual de metido. Recuerdo haber puesto un cartel de no molestar en la puerta.—contestó mirándole por el espejo y pudo notar aquella maldita sonrisa que tantas veces le había tranquilizado, ahora solo logra lo contrario pero claro no le haría saber.

—Ha pasado mucho tiempo.— dijo adentrándose aún más

 —Ha pasado mucho tiempo, Jimin.

Y cuando Jimin volvió a escuchar su nombre en la voz de aquel rubio pudo jurar que todo volvía a tener sentido.


𝐒𝐊𝐘𝐅𝐀𝐋𝐋 | 𝐇𝐘𝐔𝐍𝐋𝐈𝐗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora