Eran la perdición del otro, lo peligroso era que ambos supieron esto cuando se vieron por primera vez y aún así la adrenalina por sentir el cuerpo del otro era aún mayor, permitiéndose jugar un poco con el fuego antes de arder con el.
La noche era refrescante algo que hacía contraste con lo fogoso que se sentía el apartamento de Felix.
—He preguntado algo. ¿Me responderán o me pudriré esperando?—preguntó con ira viendo a ambos chicos.
—No tienes que hacer un escándalo, Chris. Solo soy... un buen amigo de Lix.—respondió el de cabello azul viendo como el mayor apretaba los puños.
—Felix, ¿qué diablos está haciendo este maldito aquí?—inquirió con cierta molestia que a Felix le estaba empezando a molestar.
—No hagas un escándalo, ¿quieres?—respondió el menor sentándose a la par de su acompañante.—Solo es un amigo.
Antes de que Christopher pudiera remeter contra eso el teléfono de el menor comenzó a sonar y él fue hacia afuera para poder responder aquella tan esperada llamada, dejando a los mayores solos.
Christopher veía al acompañante de Felix con los ojos más oscuros que nunca había visto a alguien, porque, él le conocía, él sabía quien era y no dejaría que se acercase a su Felix.
—Ya, Chris, deja de verme tanto o me desgastaré.—rió el menor.
—Dime, ¿qué demonios haces aquí?—cuestionó y solo tuvo de respuesta una risa seca, como la de...
—Bang, no te conviene amenazarme. Solo con una palabra puedo hacer que Felix te abandone.—contestó y vio como el mayor frunció el ceño, fue entonces que se dio cuenta.—Oh, no, ¿crees que Felix está enamorado de ti? no puedo creerlo.—se burló y lo único que tuvo de respuesta fue un golpe en el rostro.
—¿Y tú? ¿crees que Felix está enamorado de ti?—contraatacó con la respiración y el corazón agitado.
—Crees que...—el menor se confundió pero cuando vio como le miraba Bang todo tuvo sentido.—Oh, ya veo, no lo sabes.—respondió y Christopher le vio con confusión, quiso preguntar a que se refería pero aquél hombre ya estaba acomodando sus ropas para irse.—Entonces será mejor que me vaya. Dile a Felix que tenga cuidado.
Y sin saber que pasaría, Christopher Bang todas las noches se arrepiente de no haber tomado en serio esas ultimas palabras.
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Felix no sabía como había pasado a detestar a Hwang a ahora estar viviendo con él en solo seis meses.
El pequeño se encontraba en la que supuso, era la sala de estar, esperando a Hyunjin porque anoche le había sido notificado que tendría que estar ahí para el medio día para poder arreglar el acuerdo de vivir juntos, porque sí, Hwang todavía le quería cerca al rubio.
Sus ojos se paseaban por todo el lugar y a Felix no le quedaba duda de que aquella casa había sido decorada por Seungmin, era su toque, pero aún se notaba el "estilo Hwang", que consistía en elegancia con un toque de arrogancia.
—Felix, que gusto verte.—saludó Hyunjin cuando le vio mientras se acercaba al menor.
—Hyunjin, lo mismo digo.—respondió mientras se levantaba de su asiento. Hyunjin sabía que tenía cierta debilidad por el rubio, pero es que solo un tonto negaría lo atractivo que era el rubio.—¿Estás bien?—preguntó Felix cuando vio que el mayor se había quedado sin hablar, como si estuviera pensando algo.
