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Wildest Dream, Taylor Swift. 

— Ella es Paulina, mi asistente—Le dice al grupo de personas sentadas en la mesa, ellos me saludan con un pequeño gesto de cabeza y las más cercanas me saludan de mano. Un débil "encantado de conocerlos" sale de mis labios antes de sentarme en la silla que él ha acomodado anteriormente a mis espaldas.

— Me alegra que hayas aceptado venir, Anthony — Una mujer de mediana edad levanta su copa a su dirección, el pelinegro le regala una sonrisa ladina.

— No me gustan las reuniones sociales, prefiero las de negocios. Deberías agradecerle a mi asistente, acepte en mayor parte por ella.

— Pues muchas gracias. Este hombre es tan asocial que creímos que había muerto hace meses.

Sonrío, correspondiendo a su broma con diversión.

— Bueno, pero ya que están aquí, por favor diviértanse, beban un poco y bailen todo lo que quieran.

Se celebraba una pequeña boda en una casa de campo al norte de New York. Mesas largas, sillas de madera, luces de verbena y el bosque neoyorquino como principal escenario. Un catering y unos cócteles deliciosos. Julie y Spencer eran los primogénitos de dos empresarios millonarios que por fin lograron unir sus fortunas mediante el lazo más fuerte que puede existir en el mundo de los negocios: el amor. Desde las épocas de los reinados el amor y la unión matrimonial han sido el mejor arreglo para las guerras, el crecimiento de poder y sin duda alguna tener a los enemigos cerca. Yo había sido invitada como el plus one de mi nuevo jefe, mi antigua jefa se había ausentado demasiado tiempo y estaba empezando a preocuparme, Anthony se estaba apoderando de la empresa y con ella, de mí. De un tiempo acá, ese hombre insoportable había comenzado a caerme un poco mejor, después de nuestra última platica y del cortón de sus intenciones ocultas, se había vuelto bastante reservado, pero amigable, descubrí que tenía un sentido del humor muy infantil y que tenía pláticas interesantes, lejos de sus intentos de coqueteo encontré un hombre que podría entrar en la categoría de ser agradable, ahora él disfrutaba de mi compañía en eventos donde lo invitaban (puesto que no tenía mucha suerte con las mujeres) y yo disfrutaba de conocer nuevos lugares, conocer personas, desenvolverme en el medio de una elegante sociedad acaudalada. Además, me mantenía con la mente y las horas ocupadas, justo como lo necesitaba.

— Que hermosa boda, es demasiado elegante.

— Si, bueno, he estado en mejores.

— No puedo decir lo mismo —Levantó las cejas, tomando un sorbo de mi cóctel.

— Me gustan más las bodas en la ciudad, en algún hotel de renombre, unos trescientos invitados, una novia despampanante... rubia de preferencia, una boda lujosa dónde puedas mostrar tus riquezas.

— ¿De verdad conoce más de cien personas? ¿De dónde podría sacar trescientos invitados?

— Querida, podría hacer una lista de invitados de quinientas personas.

— Vaya, no puedo recordar más de cinco personas en este momento.

Se ríe, acomodando su saco para girarse hacía mí.

— ¿Y tú? ¿Cómo sería tu boda ideal?

— Yo... Realmente nunca lo he pensado. Me gusta esta boda, es tan sencilla... Bueno, sencilla en cuestión de montaje, me imagino que este mantel cuesta más de lo que gano en la empresa... Algo íntimo, con las personas más cercanas a nosotros.

— ¿Nosotros? Parece que tienes a alguien en mente.

— Lo digo porque, naturalmente, necesitas un segundo para casarte.

like the movies | pedro pascal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora