El país de las maravillas

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*

Merlina abrió los ojos, segura de que despertaría en su habitación como todas las mañanas durante las últimas semanas. Pero estaba equivocada.

Se le puso la piel de gallina al sentir una tela extraña contra ella, miró hacia abajo para ver que estaba usando un vestido, no cualquier vestido. Un vestido azul con un delantal blanco, medias blancas, zapatos negros y una diadema negra con un moño.

"¿Por qué estoy vestida de colores?" Se dio la vuelta para ver a su tía Ophelia con un vestido azul oscuro de estilo antiguo.

Entonces finalmente se dio cuenta de que estaban descansando en un árbol, a la cima de una enorme colina.

La tía Ophelia negó con la cabeza. "Oh, pequeña Merlina tonta, hay mucho más en los libros que solo imágenes, incluso con libros para niños."

Merlina arqueó una ceja. "Estaba leyendo las 48 Leyes del Poder a los cinco años, no me hables de libros para niños," gruñó y se cruzó de brazos. "¿Y por qué estamos en una colina? ¿Me secuestraste de mi cama otra vez, tía?"

"Siempre con tus especulaciones, Morticia me dijo que te trajera aquí y te leyera un cuento. Tal vez algo del mensaje se te quede grabado en la cabeza."

De repente, sintió una pequeña pelusa blanca acurrucándose contra sus zapatos, era Iris.

"¿Desde cuándo me quieres?"

Iris se brinco a el césped junto a ellas y cerró sus ojos azules. Merlina pasó una mano por su suave pelaje, se sorprendió de que no le estuviera maullando o mordiendo.

La tía Ophelia se encogió de hombros. "Dime, ¿cuándo empieza la semana?"

Merlina la ignoró mientras se distrajo con lo que parecía como un conejo corriendo entre los arbustos cerca del árbol. "Un conejo blanco."

La tía Ophelia volvió a negar esto con la cabeza. "No, Merlina, es un hermoso ángel de la muerte. Ahora pon atención."

Merlina no hizo lo que le dijeron y se levantó del pasto, corrió hacía abajo y siguió al conejo blanco a donde quiera que fuera.

Cuando se acercó lo suficiente para ver al conejo con más claridad, se dio cuenta de que no era un conejo en lo absoluto... más bien un niño en un disfraz de conejo blanco, lentes y un chaleco azul.

Merlina escuchó al conejo decir, "Ya voy tarde! ¡Me voy, me voy!" Una y otra vez, podía decir lo que estaba pasando ahora. "Si me hablan ya no estoy."

En realidad, no estaba usando colores o siguiendo a un conejo mal diseñado, todo esto era un sueño, y uno realmente extraño. Todos estaban apareciendo en este sueño, y Eugene era al Conejo Blanco. Por alguna razón, ella era Alicia, pero Merlina preferiría ser una de las piezas de ajedrez si fuera su decisión.

Claramente no lo era.

"¡Me voy, me voy!" Eugene siguió gritando mientras corría por los campos.

Si Merlina se sabía la historia correctamente, muy pronto, se encontraría frente a una madriguera de conejo y luego saltaría adentro.

Y allí estaba ella, en frente de un agujero en el suelo tan perfecto, salido de un libro de cuentos, parecía que alguien lo había dibujado a mano específicamente para este sueño.

"¿Sería una completa idiota si saltó por este hoyo a propósito?" Se preguntó Merlina, casi esperando que el viento le respondiera, pero no lo hizo.

Ella suspiró y caricaturescamente se dejó caer como un ancla en el mar. Merlina se preguntó si debería estar gritando mientras caía, pero no tenía miedo, era un sueño como todos los que había tenido antes.

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