Capítulo 1- El Inicio De Todo

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Camina por los pasillos de Hogwarts.

Un paso rápido, seguro y serio, no se detiene para nada, nadie recibe más que una mirada por el rabillo del ojo. Todos son ignorados por ese chico de ojos verdes y cabello azabache.

Theodore Nott se abre camino por entre todos los pasillos, rígido, sombrío como siempre, serpentea entre el alumnado con habilidad, sin dejar que nadie lo toque ni el tocando a nadie, normalmente iría con sus amigos, ellos se encargarían se abrir paso y él solo los seguiría, a veces en medio, a veces agarrado de Pansy.
Pero estando solo, su única opción era ser ágil.

Esta molesto. Nadie es capaz de notarlo porque su rostro esta igual de imperturbable como siempre, pero la ira bulle en su mente, una mala calificación en su examen de Herbologia, y una mierda.

No iba a tocar esas cosas, nunca, prefería cortarse la mano antes de usarlas para cavar en la tierra, en la sucia tierra. Porque esa materia era tan antihigienica que la odiaba con toda su alma, las plantas eran lindas, sí, pero toda su manutención era sucia. Lo detestaba.

Y vaya que las plantas lo detestaban a él, casi se desmaya aquella vez que un Látigo del Diablo se enrolló en su cuerpo y se negaba a dejarle ir.

Le chocaba, y ahora la profesora estaba en su espalda, picandole sobre cómo era importante saber de Herbología si quería ser Pocionista en el futuro, estúpideces, simplemente estúpideces.

Quiere regresar a su cuarto, quiere olvidar la imposibilidad que le están pidiendo, el coraje, acostarse en su cama, dormir y descansar la ira para pode pensar con cabeza fría y buscar alguna solución a ello.

Tan metido va en sus deseos que no nota cuando alguien se mete en su camino.

El choque se da y ambos estudiantes terminan en el suelo en un estrepitoso estruendo.

Se queja por el dolor, la cabeza le resuena y siente algo pesado encima de él. Apenas se lleva la mano a la cabeza para calmar el dolor cuando su mente se detiene en seco.

Tierra, su mano esta llena de tierra.

No basta con estar en el sucio piso de piedra con un desconocido encima, no, claro que no, además tiene que estar lidiando con la cosa que más detesta en la vida. Escucha quejidos y unas maldiciones bajas, algo sobre que aun puede salvarla, pero apenas sus oídos cargarán esa voz, reacciona.

Cómo puede, tan desesperado por alejarse, quita al otro de encima y se arrastra para alejarse, grande es su pánico interno cuándo se da cuenta que ese movimiento causó que más tierra salga volando y de sobre todo él, siente sus manos temblar ante la sensación en su piel y su mente traducir que eso significa que los germenes están en todos lados, sobre él.

-L-Lo sie-siento, Nott, no te vi.

Sus ojos bajan a la raíz de la voz.
Ahí esta, el chico en el suelo, juntando con sus manos la mugre del suelo para hacer una montaña de tierra, donde débilmente se para una planta. Todo su uniforme sucio por eso, el dorado y el rojo brillan en su túnica y en la corbata de su cuello.

Su, ya de por si, mal humor, empeoró a niveles altisimos.

Neville Longbottom.

Seguro que el Gryffindor no sabía nada aun, apena sería llamado por Sprout para decirle las noticias, pero él ya sabe y no puede evitar que eso añada aun más leña al fuego.

El Gryffindor se disculpa, con sus manos mete la poca tierra que logró juntar a la maceta y pone la flor, antes de levantarse y sacudirse las manos con la ropa, la cual no está mejor. Este se mueve nervioso, por su parte, esta congelado en su lugar, congelado por miedo a que si se mueve, se le pegue más mugre.

-¿Estas bien? ¿Te lastimaste? No pretendía- intento acerca esa mano a él, a lo que su cuerpo reaccióno antes, alejandose de manera abrupta.

Habría gritado como una banshee loca que no lo tocará, pero; 1-su garganta estaba cerrada, en su totalidad, 2-Perdió la capacidad de gritar hace mucho.

Longbottom encogió la mano ante la huida. Pero también se encogió todo él ante la ira de los ojos verdes, la ira y el enojo que estaba recibiendo.

Porque si algo odiaba Theodore Nott mucho más que la tierra, era a los alfas. Cómo el que casualmente tenía enfrente, aunque este no pareciera uno en ningún sentido de la palabra, era pequeño, dejado y torpe, nada que ver con la típica imagen del alfa ideal. De cualquier forma, cualquier versión, a Theo no le gustaba nada.

-Y-Yo solo q-quería llevarla... No importa, yo-

Longbottom avanzó, tal vez con la intención de seguir su camino, pero Theodore no estaba para escuchar, por lo que su ceño se frunció y, en vez de palabras, soltó un siseo. Uno que congeló al otro, una clara advertencia de que su cercanía no era bienvenida y la varita en mano estaba lista para ser usada.

Los ojos de Longbottom se centraron en su figura, seguro el instinto del alfa estaba buscando que había hecho mal para merece tal rechazo tan agresivo, esa confusión no le molestaría si no estuviera viviendola tan malditamente cerca con esa cosa en manos.

Su interior hirvió de ira cuando, en vez de captar el mensaje y retroceder, Longbottom se quedo ahí, apunto de acercarse más.

-Nott, yo-

-Theo.

La atmósfera tensa se rompió, Theo volteo tan rápido que pudo haber sido una lechuza. Una ola de calma.

Draco se acerca, rápido, sus ojos de plata se endurecen cuando ven a Longbottom, cuando nota lo cerca que esta de Theo y como este tiene la misma postura que un gato erizado.

-Longbottom -reconce con hastío. Draco se interpone entre ambos, sus feromonas inundan el lugar- ¿No tienes una planta con la que hablar o algo así? Vete, estoy seguro que mueren por escucharte balbucear- su voz es veneno y su expresión es una bofetada de crueldad, su mentón arriba, contrario al de alfa, que se encogió en su lugar ante la dispersión de feromonas.

Longbottom ve a Draco y retrocede en su totalidad, después de todo, tendría que ser un idiota para intentar ponerse al tu con tú con el omega dominante, príncipe de las serpiente y cruel, Draco Malfoy.

-Lo siento.

Y con eso se va a toda prisa. Una vez están solos, Draco dirige su atención a Theodore. Su uniforme sucio y pelo despeinado le dicen bien que le pasa a su amigo. Más cuándo esté sigue tan quieto como una estatua.

-Anda, vamos a que te bañes.

Un poco más de tiempo en mugre y Theo terminaría en San Mungo por un ataque al corazón.

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