Capitulo 5- Calma

424 53 6
                                    

La capacidad estar tranquilo solo le pertenecía a los más fuertes, a aquellos que pudieran sobreponerse, por lo que los alfas siempre estaban en sus andares, tranquilos como su el mundo estuviera hecho a su medida. Lo estaba. 

Las cosas en la que los omegas tenían el control eran contadas, bajas, al menos en un contexto especifico, es difícil estar tranquilo cuando casi nada a tu alrededor esta bajo tu control. 

Por lo que esas pequeñas cosas que si lo están son como oro. 




Quedarse dormido pensando en la inmortalidad del cangrejo era algo que Theo odiaba por simples razones: 1- Su ropa se arruinaba y llenaba de arrugas, 2- Interfería con su rutina vespertina y 3- Se saltaba la cena. 

Y la mezcla de esas tres cosas tenían como resultado a un Theo malhumorado. 

En esa semana estaba rompiendo récord de estar enojado y apenas iban en Miercoles. Toda la mañana había estado farfullando maldiciones, a todo y todos, menos a Sitara. Prácticamente arrastró a todos en su torbellino de hiper acción, después de bañarse y hacer la rutina de los inhibidores, se la paso persiguiendo a sus amigos hasta que todos estuvieron listos y presentables, sin perdonar errores que los hicieran llegar tarde al desayuno. No fue hasta que Theo se sentó y tomó la primera mordida a su desayuno es que toda la cuadrilla pudo respirar tranquila otra vez.

-Ya casi es el Torneo de los Tres Magos- comentó Pansy en un intento de romper el hielo- y dicen por ahí que Hogwarts sera cede- susurró como si fuera un secreto.  

Theo la miró sin dejar de beber su jugo, la verdad a él no le interesaba participar en esos juegos, eran de todo menos limpios, en más de un aspecto. Frente a él, Blaise asiente.  

-La ultima vez gano Dumstrang- recuerda Blaise- ¿Creen que este año podamos darle la copa a Hogwarts? 

-Podríamos, sí- responde Draco, bastante seguro de si- pero es más divertido ver a los demás hacerlo. 

-Solo dices eso por flojo- bromea Blaise, empujando al rubio, quien lo empuja de regreso, así comenzando una pequeña riña entre ambos.

Theo hizo una mueca y alejó su vaso, a lo que Pansy toma a Theo de los hombros y lo jala para atrás, evitando que caiga por el brazo que lo sostiene por la espalda y usando el otro como su fuera algun tipo de escudo ante la pelea enfrente. 

-¡No os preocupéis¡ ¡Yo os protegeré de esta violencia- juega ella, Theo la ve y no tiene mejor idea que echar su cabeza para atrás y una mano a su frente, imitando a la perfección la pose de damisela en apuros, siguiéndole el rollo al trió de inmaduros con los que se junta. 

Y aunque no se note, Theo disfruta bastante de esos juegos, rara vez los interrumpía, le gustaba ser parte, aunque fuera de manera más callada. 

Pansy rió ante su respuesta. Sin soltarlo, ciega confianza en que ella no lo haria. 

Estando en esa posición es que pudo ver hacia las otras mesas, a un lado estaba Hufflepuff, despues Ravenclaw y a hasta la otra esquina, Gryffindor, una de las pocas buenas desiciones tomadas, con la tensión qué cargan ambas casas. Pero cuando uno es terco, es terco.

Ante los ojos de Theo, recae la imagen de cabeza del trío de oro, la lejanía y las personas apenas y dejan ver, pero entre los espacios es capaz de ver ojos verdes, parecidos a los suyos, pero pertenecientes a lo opuesto de él: a un alfa de Gryffindor.

Potter tiene la vista fija en Blaise y Draco, en el inocente juego de ellos dos. Tenía ese extraño matiz que Theo detestaba ver en alfas, no lo entendía.

ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora