~3~
El dolor me recorrió desde mi garganta hasta mi cien, empecé a golpearle el pecho intentando zafarme de su agarre. Al hacerlo lleve mi mano al cuello y luego sonrió con la comisura de sus labios llenas de sangre-Tienes un sabor delicioso-
-Te odio.
-Eso me excita aún más, que me odies hace más interesante todo esto-Se acercó a mí. Me puse rígida y él paso su mano por mi espalda baja atrayéndome a su cuerpo-Voy a divertirme mucho contigo-Un frio se ramifico y el sonido hizo que me tambaleara. Camino hasta la puerta con una sonrisa en los labios.
- ¡Oye! No sé si te habrás dado cuenta, pero necesito ropa.
-Oh es cierto. Bueno como eres tan valiente para enfrentarme, podrás enfrentar las miradas de mis subordinados sobre ti, mientras encuentras tu habitación-Me dejo tirada en el comedor, desapareciendo de mi vista. Maldito chupasangre de mierda. Patee la puerta, estaba realmente molesta y quería gritar, salir de allí y correr de nuevo a mi casa.
-Señorita-Levante la vista y vi a Carmen sosteniendo una bata.
-El amo no es malo...él simplemente es muy frió con todas las personas. Estoy segura de que se llevaran bien. Si, usted copera.
-Aparte de ser un chupasangre es un maldito idiota, engreído y lo peor es que es jodidamente sexy-Carmen abrió los ojos con sorpresa, pero después de un momento suavizo la mirada y me ayudo a acomodarme la bata color negro.
-La señorita Sara es muy sincera...
-Lo soy, de eso no te quede la menor duda.
-Eso es bueno, los humanos por lo general son unos embusteros-.No dije nada ya que no era por ofender a los nuestros, pero era cierto.
Cuando entre en la habitación ella se despidió de mí y cerró la puerta tras de sí. Fui hasta la ventana buscando algún lugar de esta que pudiera abrir. Quería escapar de la boca del lobo, era una experta en escape. Estaba tocando el cristal en busca de una irregularidad en los bordes- ¿Ah donde planeas ir? -Me sobresalte y al voltear Bastián estaba sentado en la silla de la esquina.
-Lejos de ti.
-No puedes escapar. Mis guardias tienen órdenes de traerte de nuevo, también debes saber que no tienes a donde ir. Tu padre y yo tenemos un trato.
- ¡No necesito de ninguno de ustedes! Puedo cuidarme sola. Soy muy fuerte aunque no lo creas-Sentí como me empujaban. Caí en la cama y él se puso sobre mí. Abrió la bata y luego rasgo mi sostén. Yo con mis manos intente cubrirme, pero no me lo permitió. Llevo su boca a uno de mis pezones y con mi pie intente golpearlo. Me aprisiono más fuerte con los suyos y me moví como un gusano intentando salir de allí. Me libere con todas mis fuerzas hasta el otro lado de la cama y el me jalo de un pie haciéndome quedar con la mitad de mi cuerpo en el suelo. Puso una mano sobre mi espalda pegándome a la cama y con la otra mano golpeo mi trasero. Mis ojos estaban abiertos ya que dolió como el demonio. Me libero y camino hasta la puerta riendo. Yo me aproxime a tomar la lámpara que estaba en la mesa y se la lance en la espalda. No se inmuto, ni siquiera pareció dolerle. Se giró y sonrió- ¿Enserio? -Le saque la lengua.
-Por imbécil.
-Esa boca...Me dan ganas de ir enserio y robarte tu virginidad de la forma más cruel que sea posible.
-Quien dice que soy virgen.
-El sabor de tu sangre te delata. No es un secreto.
-Cállate, virgen o no, sigues siendo un imbécil.
-Quieres de verdad que te de otra palmada gatita.
- ¡NO!
-Eso pensé-abrio la puerta-No intentes escapar. Lo sabré-. La cerro y yo sobe mi trasero Pedazo de imbécil, Chupasangre, engreído y estúpido. No hay alguien a quien pueda odiar más.
Después de tomar una ducha y ponerme mi ropa, camine por el pasillo buscando la cocina, me moría de hambre y además buscaría algo que me sirviera como arma. Al visualizarla me di cuenta de que era realmente moderna y espaciosa. Gabinetes a lo largo y un mesón debajo de ellos de mármol negro. Una mesas en el centro del mismo mármol y con algunas espátulas y utensilios de cocina colgando arriba. Detrás de esta una nevera de dos puerta. En el mesón había fruta asi que tome una manzana, la mordí mientras que buscaba un cuchillo. Me encontré con una hermosa sorpresa. Cubiertos de plata. Tome todos los cuchillos y los escondí en mi pantalón, otro en las botas que llevaba y camine rumbo a la habitación sintiéndome un poco pesada. Por supuesto con la manzana en la boca. Deje escondidos los cuchillos en varios lugares. Uno debajo de mi almohada, otros dos en el baño. Uno lo escondí en mi bota y los demás bajo la ropa doblada de mi armario. Salí de nuevo de la habitación y vi a Carmen hablando con uno de los guardias, este asintió y se fue sin más. Giro su rostro y me miro con una sonrisa- ¿Dónde está la habitación de Bastián?
-Por aquí, al fondo girando a la derecha-Le agradecí y camine con paso firme hasta su habitación. No me detuve a tocar la puerta simplemente la abrí y se encontraba leyendo un documento en su escritorio de madera, color negro. Levanto la vista al verme.
- ¿Tienes una fotografía tuya por aquí y un poco de cinta?
-Quieres ponerme en el techo para poder verme cuando te estés mastu...
- ¡Cállate! para eso no es que la quiero.
- ¿Entonces?
-Es un asunto privado ¿Tienes o no?
-Creo que tengo una en el cajón de la derecha- Me acerque a su cajón y lo abrí. Cuando lo hice tome entre mis manos una pequeña tela que había. La levante y eran unas bragas-Un regalo de una amiga-Entorne los ojos y la deje caer. No quería saber a quién pertenecía. Seguí buscando y encontré una fotografía bajo un papel. Era su rostro perfecto en toda la imagen. Sonreí y él con su mano saco de uno de los cajones frente a él una cinta industrial-Me gusta que la gente que torturo en algunas ocasiones no grite.
Salí de la habitación sin dar las gracias y al entrar en la mía pegue el rostro de Bastián en mi pared. Fui hasta el armario y camine hasta la ventana de cristal. Lance uno de los cuchillos a la fotografía- ¡Por imbécil! -Este dio contra uno de sus ojos- ¡Psicópata de mierda! -Lance el cuchillo y quedo en su labio inferior- ¡Chupasangre estúpido! -Este cuchillo callo en toda su frente y sonreí-Te odio.
-Sabía que darte una fotografía mía no era para algo bueno.
-Deja de sorprenderme de esa forma. Toca la puerta.
-Un burro hablando de orejas.
-Yo...eso no tiene nada que ver. Por lo menos te das cuenta cuando abro la puerta, no como otra persona con velocidad inhumana. Ahora por favor ¿Podrías salir de mi habitación?
-No puedes ordenarme, yo te ordeno a ti-Me reí.
-Sigue creyendo eso.
-Bueno. Saldré de tu habitación, pero solo si me lo pides de rodillas.
-No te hagas ilusiones.
-Disfrutare quedándome en tu cama entonces.
-Se supone que tienes cientos de años y te comportas como un niño ¿No te da vergüenza?
-Como a ti no te da vergüenza comportarte de una forma tan vulgar.
-No soy vulgar. Odio a los chupasangres que es distinto.
- ¿Por qué nos odias tanto? ¿Acaso te hice algo?
-Los odio porque son abominaciones de la naturaleza y porque gracias a los vampiros perdí a mi madre.
ESTÁS LEYENDO
Atados (+16) Disponible en Novelame
Vampire-El destino se encargó de atarnos para toda la eternidad, pero quiero que te quede claro que yo jamás voy a ser tuya y cuando tenga mi oportunidad haré lo mejor que se hacer...Cazar vampiros.