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―Había escuchado que tu madre murió a causa de un vampiro cuando estaban cazando.

―No, mi madre no murió. Eso hubiera sido mejor a lo que realmente sucedió. Ella fue transformada en vampiro y escapó con su creador, creo que lo amaba y mi padre...Intentó matarla.

―Puede que sea vampiro, pero sigue siendo tu madre―Sus palabras retumbaron en mi mente. Tenía razón. Mi madre seguía siendo mi madre.

―No sé dónde este ahora, pero solo espero su felicidad.

―No deberías pensar demasiado en eso ya que la vida de un humano es muy corta.

―Si...por cierto ¿Qué edad tienes?

―mil ciento dos años.

―¡Eres un cadáver!

―Puede ser y aun asi no sabes cómo quedan de satisfechas las mujeres después de que yo me las follo-Estaba sacando algo del armario cuando lo tenía detrás mío acariciando con su mano mi cuello y con la otra mi abdomen―También puedo hacerte sentir muchas cosas a ti-Susurro en mi oído causando un cosquilleo.

―Bastián... ¡QUITAME TUS MANOS DE ENCIMA!― tome uno de los cuchillos que estaba bajo mis blusas y se lo clave en su muñeca. Retrocedió y maldijo por lo bajo.

―Ahora si te mato Sara―Se lo quito con toda su fuerza y lo tiro al suelo. Algunas gotas cayeron y se acercó a mí tomándome del cuello y tirándome sobre la cama. Vio la cinta en la mesa. Camino por ella y yo tome el cuchillo que estaba en mi bota, poniéndolo detrás de mi espalda. Se acero con la cinta y le clave el cuchillo en el abdomen. Corrí a la salida como pude y baje las escaleras apurada. Torcí a la derecha y entre al salón en donde lo había conocido. Me gire cuando lo vi entrar caminando despacio, serio y con la mirada puesta en mí. Me hizo retroceder hasta el borde de la piscina y caímos juntos al agua que estaba iluminada por las luces de esta. Me tomo de la cintura y luego mordió mi cuello. Un hilo de sangre se movió por el agua y yo forcejee. Me apretó más fuerte y cuando me faltaba el aire me dejo respirar. Nade hasta la orilla y como pude salí del agua dejándome caer al suelo como si fuera gloria. Respirando como podía.

―Imbécil― tosí.

Camine hasta la habitación dejando todo el suelo mojado. Sentí algunas miradas hacia mí, pero no me importo. Al llegar me desnude y estornude un par de veces mientras me ponía un pijama que encontré. No era de mi gusto, un camisón de seda color rojo. Me metí bajo las cobijas enojada de sobremanera. Mi padre era un estúpido y Bastián también. Sentí unas manos que me rodearon en mi espalda. Gire la cabeza y antes de que gritara Bastián tapo mi boca.

―No hagas ruido, tranquilízate.

―¿Qué haces aquí?

―Esta es mi casa y tú eres mía asi que puedo hacer lo que quiera.

―No me hagas reír, será tu casa pero yo soy yo y no te pertenezco.

―Eso lo dudo. Ahora duérmete Sara-Me atrajo a su cuerpo y me quede estática. Pensando en toda esta porquería me quede dormida.

Desperté en la mañana y me mantuve callada. A pesar de que parecía una tumba escuche que tendríamos una reunión aquí. Bastián traería a sus amigos chupasangre y yo tendría que estar a su lado. Me negué, pero al final acepte porque no tenía más opción. Después de todo no podía escapar, Escapar era lo único que quería.

Carmen me trajo un vestido negro ceñido con falda de sirena y unos tacones del mismo color con algunas piedras pegadas. Me lo puse y luego peino mi cabello haciendo algunas ondulaciones—No quiero ver a los amigos del chupasangre y sonreír como reina de belleza.

Atados (+16) Disponible en NovelameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora