Pero que podía pensar de Allissa, no lo sé, en ese momento no podía razonar, en ese momento estaba dominado por la pasión y la lujuria de tenerla en la cama moviéndose encima mío, Allissa me besaba con locura, mordía mi cuello mientras sentia que sus proporcionados y tibios senos se aprisionan en mi pecho, mis manos recorrian su suave espalda hasta llegar a sus caderas y sentir sus movimientos salvajes, Yo jadeaba en ese momento, la vagina de Allissa apretaba mi falo al tiempo que ella lo bañaba de sus fluidos vaginales, si, eso era una delicia, la vagina de Allissa era adictiva, bastante estrecha y viscosa, ella movía sus caderas en círculos mientras gemia intensamente, Allissa era una delicia en la cama, una amante peligrosa por qué quién se acostaba con ella no podía olvidarla.
Aquella noche solo era eso, una noche de la que disfrutaría de Allissa, una noche en la que estaría en el paraíso con ella, una noche en que tendría el éxtasis total.