confesiones

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Jack... siempre Jack...

Desde que el Tesla se había vuelto consciente de lo que sentía por su amigo, le costaba mucho que sus ojos no se apartaran constantemente de su trabajo para comprobar la ubicación aquel hermoso albino (sobre todo ahora que ya no utilizaba su monóculo, por lo que podía apreciar su hermosa mirada heterocromática todo el tiempo), e incluso se alteraba si no podía encontrarlo fácilmente.

En ese momento, el londinense estaba alimentando a las palomas de Nikola y mientras el castaño observaba embelesado como una de ellas, incluso se encontraba parada en el hombro del peliplateado, no pudo evitar preguntarse: ¿Alguna vez sus aves se sintieron tan cómodas con alguien aparte de él? Y, sin embargo, allí estaba otra vez ese inglés rompiendo todos y cada uno de sus antiguos paradigmas:

¿Nunca me enamorare de alguien que acabo de conocer? Roto

¿Nadie podrá entenderme y apoyarme en todo? Roto

¿Nunca desearé tener intimidad con alguien? Roto

Tesla por primera vez entendió el significado del dicho que reza "nunca digas nunca". Ahora por su causa, el albino vivía prácticamente en su laboratorio, ya que desde que el castaño regresó de casa de su amiga, él desarrolló el mal habito de que cada vez que el londinense se iba a retirar, él se acercaba y le pedía a Jack toda clase de cosas, con tal de prolongar su visita (aunque sea por algunos minutos más): ¿mein Freund, podrías darme tu opinión sobre este material?, ¿Jack podrías pasarme aquella herramienta?, ¿moj prijaltej, podrías alimentar a mis palomas?

Lo peor es que el ojiverde comprendía que su comportamiento era el resultado de simples y vanos celos. Ya que Nikola sabía, que cada vez que el peliplateado se marchaba de su laboratorio (sobre todo si era temprano), probablemente iría a visitar a Simo, antes de irse a su departamento... y la idea de imaginarlos juntos y de forma amistosa, simplemente le revolvía el estómago.

Y aunque Jack ya le había dicho que no platicaba con el soldado de cosas importantes, Tesla no podía evitar morirse de celos y preguntarse: ¿Qué de entretenido podía tener hablar con el finlandés, que no tuvieran las cenas tranquilas y elegantes que él compartía con el albino casi todos los días?

El comportamiento cada vez más irracional del científico, lo llevo a pensar que en cualquier momento el inglés se cansaría de él (y quizás hasta lo mandaría al diablo), no obstante, contrario a sus expectativas, el albino no solo escuchaba sus peticiones, si no que ademas, siempre le sonreía dulcemente antes de hacerlas, lo cual causo que Tesla se enamorara aún más de aquel hombre, mientras se preguntaba ¿Por qué lo hacia? ¿Jack sentía cariño por él o quizás era lastima?

Nikola se moría por confesarle su amor al peliplateado, pero al mismo tiempo se moría de miedo: ¿y si no era correspondido? Después de todo, aunque el londinense era muy dulce con él, tampoco podía estar seguro de sus sentimientos...

Su amiga Marie le dijo al inventor que, para acercarse a ese elegante hombre, empezara por cortejarlo, halagarlo y darle algunos regalos; pero sinceramente, él nunca había cortejado a nadie y halagar a Jack... bueno, él siempre halagó al peliplateado desde que lo conoció, pero ahora trataba de hacerlo más seguido; y con respecto a los regalos... después de pensarlo mucho, ya estaba trabajando en algo especial para el londinense, así que solo esperaba que aquello le gustara...

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Edison había ido al laboratorio de Tesla para ayudarle, junto a otros científicos, a resolver algunos cálculos con los que tenía dudas el castaño. Por ello, tras algunas horas de trabajo, parecía que pronto terminarían, sin embargo, lo que realmente llamó la atención del americano, prácticamente desde que llego, eran las constantes miradas que le lanzaba Nikola a aquel molesto inglés, el cual (para su disgusto) siempre estaba rondando cerca del ojiverde.

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