2- Códigos de Calle

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El negocio iba bien, así es, iba, después se complicarían las cosas para nosotros, ya habíamos sacado mucha plata y siempre salíamos bien e ilesos, pero los seres humanos tienen un defecto en común, que es uno de los peores que hay, la codicia.

La codicia es un sentimiento para superarse, siempre y cuando no excedas los límites y nosotros excedimos muchos, demasiados, queríamos subir las ganancias y para eso necesitabamos muchas cosas, necesitabamos gente confiable, cosa muy difícil en estos tiempos, puntos para mover el cargamento sin chocar con la poli y crear nuestro propio negocio, no ser esclavo de nadie, ideas ambiciosas para nosotros, pero nos creíamos invencibles solo por andar armados.

Creamos las redes de movimiento, nuestro corillo, nuestra pandilla, no era muy grande pero así es mejor, entre más cerrado el círculo menos las posibilidades que te traicionen.

Tony se nos unió, Tony era otro loco más, creo que el único que tenía ideas claras y las neuronas vivas era yo, era un chico de color, tampoco tan negro, digamos que moreno, muy fuerte, tanto física como mentalmente, valiente y por supuesto, sabía lo que era disparar, tiene 17, nos enseñó muchas cosas de la calle

Rodri fue otro amigo fiel más, lo conocíamos desde hace mucho y acudió a nosotros para ganar plata de la manera que fuera, ya que su madre necesitaba tratamiento para un cáncer, yo le di de mi dinero y me juró lealtad llorando de agradecimiento.

Otro era Carlos, un tipo idiota, está en mi corillo, pero hemos tenido muchos problemas entre nosotros, pero Tony confía en él y eso me basta, es un flaco muy alto y con abundante pelo, siempre con un estilo distinto y imitando a todos, algo por lo que no me lo trago

Y por último en este escuadrón de locos, Leandro, un chico tranquilo, de 17 años, pasivo, buen amigo y con buenos pensamientos, pero es adicto, y cuando consume no hay quien lo soporte

Como les digo yo, mis diablos, las malas influencias con las que me junto y hago de este mundo un lugar peor, jajaja si, un lugar peor.

Todo estaba bien, ganábamos dinero, invertiamos y seguíamos ganando plata, mi madre aveces se preocupaba por saber de dónde sacaba tanta plata, yo solo le decía que hacía mandados y recados y cosas así, todo lo contrario a lo que hacía verdaderamente, no le iba a contar que estaba en una clase de mafia.

Una noche, salíamos de un party yo y Emmanuel, Tony nos dijo que nos fuésemos con ellos, que se iban para la casa ya, nosotros no le hicimos ni el menor caso, nos fuimos con 2 chicas para un motel, a disfrutar la noche.

Cuando íbamos para el motel, las chicas llamaron a "unas amigas" para que nos acompañarán, eso yo lo vi raro, pero Emma me dijo que no me preocupara que esa noche iba a ser épica. 

Épica, épica la emboscada que nos dieron, se tiraron como 10 tipos encapuchados, con machetes y cuchillas, yo quería sacar la full, pero pensé "¿tendré los cojones para apretar el gatillo?" y la verdad es que no creía tenerlos.

Emma tragó en seco y gritó al grupo:

—Maricas, ¿Que hacen? ¿Buscando bichos para comer?

—Emma —le susurré— No sigas hechandole leña al fuego

—Callate y prepárate

—¿Para que me preparo?¿Para disparar?

—No, para correr

Lo mire con cara de quererlo matar ahí mismo, decirle a los tipos que lo mataran a el y que me dejaran libre, pero me contuve y le dije:

—¿No estás hablando en serio verdad?

—No, no estoy bromeando, prepárate si quieres vivir.

Yo no me podía creer lo que decía, no quería creer, imposible, no yo quería correr, no como un cobarde, nunca se me enseñó así, Emma me miraba y me decía con la mirada que no cometiera una locura, no era una locura, yo iba a ir de frente al problema, como un hombre.

Ángel Caído Donde viven las historias. Descúbrelo ahora