Parte 5

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Finalmente llegó el momento de volver a la rutina. Desde ese momento, cada vez que salíamos a la calle (principalmente cuando lo hacíamos juntos) se metían con nosotros diciéndonos cosas nada agradables. Y a eso súmese tirarnos basura. Es cierto que no tenía como demostrarlo. Pero estaba más que segura que la (teóricamente) suegra de Jery estaba detrás de esto. Pero que esperara sentadita si pensaba que eso nos haría separarnos. Estúpida ingenua si eso creía.

Lo cierto es que una noche de esas, estando abrazados en la cama liego de un momento muy apasionado, tomo mis manos y me miro los ojos. -¿A que estas dispuesta para vivir nuestro amor en paz chiquita?. –Estando a mi alcance A LO QUE SEA. -¿Incluso a empezar desde cero?. -¿En qué pensas?. –En alguna ocasión me dijiste que la repostería es tu gran pasión, y que cuando te jubiles queres dedicarte a ella y ser dueña de un salón de té. ¿Por qué no empezar desde ahora?. ¿Por qué no empezar desde cero en otro estado?. -¿Vos y yo amor?. –Siempre chiquita. ¿Lo pensarías al menos?. -No tengo nada que pensar. Salí un momento, y volví con dos copas de champagne. Le tendí una tras recostarme a su lado. –Por nuestro nuevo inicio Jery.-Por nosotros nena. Por lo que el futuro quiera traernos.

Pasados cinco meses, llego el momento de partir rumbo a Philadelphia (el destino elegido para nuestro nuevo inicio). Obviamente no teníamos idea que nos traería el futuro cercano (y el no tanto). Pero sabíamos que si estábamos juntos, éramos capaces de hacerle frente al mismísimo mundo.

DIEZ AÑOS DESPUES

Antes de lo esperado pasaron diez años desde que llegamos a Philadelphia. Diez años que les resumiré muy brevemente. Hoy día las empresas y negocios de Jeremy (restaurantes y hoteles entre otros), están funcionando mejor que nunca, dejando ganancias mensuales multimillonarias, lo cual deriva en un muy buen sueldo y un muy bien nivel d vida para sus empleados, generando así un ambiente laboral más que positivo. De verdad que valió la pena tanto esfuerzo y trabajo. En cuanto a mí, después de años de trabajo y constancia (y con el incondicional apoyo de Jery por el que siempre estaré agradecida), soy dueña de Jernas (Jeremy-Natasha) una cadena de confiterías y salones de té que trabajan en todo el país. Finalmente mi gran sueño se hizo realidad. Pero eso no implica que haya dejado mi trabajo como sicóloga. Aun hoy me dedico a él, si bien en mucho menor medida que antes.

Desde el segundo año aquí, dos veces (por año) recibimos la vista de Meredith, Madeleine, Ralph, y Yulian (nuestros hermanos de corazón). Y desde el tercer año empezamos a devolverlas. Entre una cosa y otra, antes de lo esperado cumplimos diez años de casados. Con todo y los altibajos esperables, diez maravillosos años de casados. Nunca olvidaré ESA NOCHE.

Luego de cenar en el living de casa a media luz, me puso un pañuelo en los ojos. -¿Amor?. ¿Por qué me...?. –Ya lo veras Naia. Tomo mi manos y me llevo a... algún lugar. Unos cinco minutos después me abrazo. –Sácate el pañuelo amor. Así lo hice... para no poder con las lágrimas. Y con toda la razón. Estábamos (a media luz) en el living de la casita que tenemos en el fondo de la casa principal. La alfombra estaba totalmente llena de pétalos de rosas multicolores, lo mismo que la cama que había mismo en el centro. Y para poner la frutilla de la torta, de lado a lado de la pared del living, colgado del techo había siete corazones de seda blanca, que en letras turquesas decían "FELICES DIEZ AÑOS NATASHA DE MI VIDA". –Je, Je... Jeremy... mi amor... esto es... -Lo menos que se merece la mujer más maravillosa del mundo. Feliz aniversario princesa.

Lo lleve a la cama, y me tome mucho rato para desvestirlo acariciando besando cada parte de su cuerpo a medida que lo hacía. Luego de que hiciera lo mismo conmigo, me sonrío. -¿Lista para una noche MUY movida princesa?. Sonreí. -Siempre estoy lista. Sin más lo bese acariciando sus hombros y bajando muy lento por el resto de su cuerpo y... bueno, el resto lo dejo a la imaginación de cada uno. Lo cierto es que mucho rato ¿horas?, caricias besos y más, le sonreí. –Hora de darte mi regalo amor. Fui hasta la casa (principal) y momentos después volví con dos copas, una botella de champagne y una cajita. Me recosté a su lado. –Como dije, es hora de darte mi regalo de aniversario. Abrí la cajita dejando ver dos alianzas. -¿Queres hacerlo amor?. ¿Queres renovar las promesas que nos hicimos hace diez años?. –Naia chiquita te superaste con este regalo. Claro que quiero princesa. Quiero estar para siempre con la mujer que me regalos los mejores años que llevo de vida (y los que vendrán).

Luego de renovar las promesas y colocarnos mutuamente las alianzas, nos recostamos en la cama. Serví dos copas de champagne y le tendí una. –Por nosotros amor. Por al menos otras cuatro décadas de amor. -Por nosotros mi pequeña. Por todo lo que nos queda por vivir. Al otro día luego de ducharnos, decidimos desayunar por ahí, y tomarnos el día para olvidarnos del mundo. Estábamos desayunando en una preciosa cafetería relativamente cerca de casa, cuando tomo mis manos sobre la mesa. -¿Lo pensaste alguna vez pequeña?. ¿Se te ha ocurrido pensar que con nuestras vidas perfectamente se podría escribir un libro?. Antes que pudiera responderle, alguien lo hizo detrás de mí. –¿Puedo preguntar porque dice eso?. Me gire para ver quien nos molestaba... para quedar sin aliento al ver nada menos que a Fabiola Lester (para mí la mejor escritora norteamericana de todos los tiempos), de quien he leído todos sus libros al menos una vez.

La invitamos a sentarse y le hicimos un resumen de ella (nuestras vidas) con lo que os miro. –La verdad que si daría para un libro. No quiero presionarlos pero... con todo y que ni siquiera nos conocemos, me gustaría ser quien lo escriba. Le hable a Jeremy al oído tras lo cual la mire. –Entenderá que quisiéramos pensarlo y hablarlo entre nosotros ¿verdad?. –Por supuesto que sí. Una decisión así no debe tomarse a al ligera. Solo por si acaso... de su cartera saco una tarjetita que nos tendió. –Solo por si se decidieran les dejo mi teléfono. Luego de pedirle un autógrafo y sacarme una foto con ella, (mire si iba a desaprovechar semejante oportunidad). nos despedimos con la promesa de que pensaríamos en su propuesta.

Mes y medio después la invitamos a almorzar. Poco más de dos años después de esa primera reunión, el libro (EL PASADO NOS UNE) llegaba a las librerías de todo el país. Solo un mes después, se convertía en el número uno en ventas, dejando MUY buenas ganancias, que de acuerdo con Fabiola (como condición excluyente para sacar el libro), irían en su totalidad a E.d.c., que para entonces trabajaba en todo el país, rescatando de dos a tres personas por año. Lo sé. En un país de poco más de trescientos treinta y dos millones de personas puede ser nada. Pero por mínimo que sea, es un avance. Lo cierto es que tres meses después de que el libro llegase al púbico, invitamos a almorzar a Fabiola (que para entonces se había convertido en una gran amiga). Con nuestro permiso, llevo con ella a su sobrino Maxwell (cineasta él).  

El pasado nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora