Наконец, свободным. 🏳️‍🌈

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Una preciosa mañana de domingo hacia en Los Santos, donde los rayos del sol alumbraban desde las montañas que rodeaba a la bella ciudad, en donde la mayoría de habitantes ya comenzaban sus actividades y como no, si justo hoy habría algo sumamente importante, la marcha del pride..

Como normalmente, los directores federales despertaban abrazados de una tranquila noche de descanso, los fines de semana eran no laborales, y por lo general no salían de casa al menos que fuera necesario, solo se quedaban a ver películas, nadar en la piscina o jugar en la cancha de tenis, pasando tiempo juntos de calidad, ya que de lunes a viernes, prácticamente era imposible que esto pasará, por supuesto, por sus trabajos.

Horacio sabía que hoy era marcha del pride, estaba dudoso de si Volkov iba a querer acompañarlo, todo este tema para él había sido un poco más complicado, desde que lo conoció, se vio envuelto en un ambiente que solo lo hacía refugiarse más, ahora que no había ningún "problema" con sentirse inseguro ante eso, estaba siendo todo un proceso que poco a poco avanzaba para bien, tampoco quería presionarlo.

Hache fue el primero que había entrado a la ducha, así que mientras V se aseaba, el moreno bajo a preparar algo de desayunar. Al final eligió unas tostadas con miel y picar un poco de fruta algo fresca que habían comprado el día anterior, acompañado de un jugo natural de naranja

—Buenos días Hache.— saludo el ruso.

—Buenasss Uve, ¿vas a desayunar?—

—¿Hiciste el desayuno?—

—Bueno, algo hice jeje.—

—Si, si quiero, ¿qué es?—

—Ven y averígualo.— Volkov se acercó a la mesa y vio lo que estaba servido en su lugar.

La pareja comenzó a desayunar tranquilamente, se veía que hoy el día estaría bonito, el sol no estaba tan fuerte y casi no había mucho calor, así que Hache aprovechó a preguntarle a V sobre sus posibles planes de domingo

—Ehhh.. Uve, te quería preguntar sobre.—

—Dime—

—¿Te... gustaría acompañarme al pride?—

Volkov se tomó un momento para pensar sobre su respuesta, si aceptaba, este sería la primera vez en una, nunca antes había asistido a algo parecido, a decir verdad, le daba miedo, miedo al ser juzgado, a que la gente ya no lo tome en serio o que invaliden sus opiniones.

El hecho de provenir de un país que hasta el día de hoy es homofóbico, donde consideran que ser parte de la comunidad LGBTQ+ es estar "enfermos". Hace poco había visto una noticia en redes sociales donde el presidente había mandado a "analizar el comportamiento" de las personas para poder "curar la homosexualidad" y a pesar de que lleva más años viviendo en Estados Unidos, donde a diferencia de Rusia aquí es más libre, todavía se le hace difícil aceptar el hecho de que no pasará nada malo si comienza a ser más libre

—Si no te sientes cómodo está bien.—

El ruso estaba teniendo una lucha interna, quería ir, claro que quería, pero muchos miedos estaban aplastando esa idea .

—Mejor hagamos un plan nosotros, si quier...— Volkov interrumpió a Hache.

—Si quiero... si quiero ir.— dijo en un acto valiente contra sus inseguridades.

—¿Estas seguro? No quiero que te sientas mal, no me lo perdonaría.— Horacio acaricio suavemente las manos de su pareja.

—Si, no pasará nada malo ¿no?—

—Por supuesto que no Uve.— sonrió dulcemente.

La pareja terminó de desayunar, la marcha sería por la tarde, pero debían apurarse a terminar de acomodar algunas cosas en su hogar para después arreglarse e irse al punto de encuentro de la marcha. Las horas pasaron y en una hora era ya el inicio del pride, ambos estaban terminando de arreglarse, Hache logró darle la confianza de que Uve usara una camisa de colores muy bonita que le había regalado hace un tiempo, Volkov solo la usaba en casa, nunca antes se la había puesto para salir a la calle. Horacio por el contrario ya tenía un poco de experiencia, para él, criarse en América había sido un poco menos juzgado por su forma de ser, sus preferencias y todo lo que es Horacio a día de hoy; así que como normalmente, el chico de ojos bicolor se maquillaba, luciendo un bonito look de muchos colores, representativos de la bandera, Uve ya había terminado de arreglarse y solo veía a su novio arreglarse frente al gran espejo de la habitación. Horacio vio como su novio no le quitaba la mirada así que se le hizo buena idea preguntar una cosa.

—¿Quieres que te dibuje un arcoíris en la mejilla?—

—Ehhh...— Volkov dudó, sentía que estaba siendo muy liberal.

Después de dudarlo unos segundo, tomó una decisión.

—V-vaale... ¿por qué no?— contestó nervioso.

Horacio feliz con la decisión de su pareja, tomó una brocha pequeña para comenzar con la tarea, sería el arcoíris más bonito, pintada en la cara más bonita...

Después de un rato, la pareja salió de casa rumbo al punto de encuentro, conforme se acercaban, a Volkov le daba inseguridad, había mucha gente, demasiada en realidad, no sabía si había sido buena idea el aceptar haber venido.

—Tranquilo rusito, todo estará bien.—

—Eso espero.—

Ambos bajaron del deportivo del menor y se adentraron a la multitud, muchos colores, alegría, una vibra muy bonita y risas, muchas risas alegres eran escuchadas en aquel lugar, Volkov respiró un poco, algo le daba buena espina dentro de sí. No tardo mucho y la marcha dio inicio, Horacio había comprado unas banderitas para los dos, le dio la suya al ruso.

—¿Qué tengo que hacer con esto?— preguntó confuso.

—Pues, moverla, alzarla, con lo que mejor te sientas a gusto.—

—Entiendo...—

Un gran camión con música iba hasta adelante, múltiples gritos de apoyo se escuchaban por las decoradas calles de la ciudad, pero a pesar de todo, Volkov se comenzó a agobiar.
Horacio vio como su novio trataba de salir de entre medio de la gente, así que sin pensarlo fue hasta él.

—¿Te sientes bien Uve? Si te arrepientes podemos irnos a casa.—

—Es qué... hay muchas personas aquí que me conocen y no, no quiero que me vean.—

—Tranquilo Uve, que no pasa nada.. ellos están aquí por algo, quizá también están pasando el mismo proceso que tú o para apoyar y hacer saber que nadie debe sentirse mal... de sentirse... atrapado.—

—Es... dificil, pero lo intento, de verdad que lo hago.—

—Y yo te creo rusito, y me alegra que poco a poco vayas rompiendo esas barreras que toda tu vida te han atormentado.—

—No me quiero ir, solo dame un momento ¿vale?—

—El que necesites Vik.— Horacio se quedó a su lado, sabía qué más allá de palabras, lo que Volkov necesitaba ahorita era no sentirse solo, que tenía un apoyo y que nadie podría hacerle daño por sus gustos.

Viktor pensó las palabras de su novio, vio como la gente disfrutaba, quería sentirse así, y claro que se daría la oportunidad.

Así que sin dejar escapar un minuto más, ambos se reintegraron a la marcha. Poco a poco Uve iba tomando más confianza, y lo que ayudó a esto fue escuchar las historias de muchas personas, con algunas se identificaba un poco, otras solo le sorprendía.

Y así pasó el día de aquella pareja, al finalizar el recorrido, una gran fiesta se montó cerca del observatorio, al final había disfrutado mucho este día y se había sentido bien, a gusto, junto a su pareja que una vez más lo apoyaba sin dudarlo. Cayendo la noche en aquella colorida ciudad, rodeado de personas... Viktor Volkov se sintió finalmente libre.

One-shots / Au'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora