𝑷𝒂𝒊𝒏 / ⊱𝟐𝒀𝒆𝒐𝒏⊰

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Jeongyeon se tomó un momento para apreciar a Nayeon. Incluso enojada como estaba, ella seguía viéndose tan hermosa. No resistió el impulso de pasar su mano por el rostro ajeno, no perdiendo rastro de las reacciones de su humana.

—¿Sabes, Nay? Hay muchas cosas que no te he podido contar —Comenzó, con voz suave y calmada—. Cuando te conocí, me juré a mí misma que iba a hacer bien mi trabajo contigo, y creo que lo he hecho. Eres la chica más increíble y maravillosa de todas —Siguió, mordiendo su labio. Estaba nerviosa, no sabía cómo joohyun iba a tomar la verdad—. Pero hay algo que salió mal entre nosotras, y eso es que me puedes ver.

Nayeon ladeó la cabeza, confundida.

—¿A qué te refieres? —Cuestionó en voz bajita.

La rubia dejó salir una profunda respiración. Incluso era difícil ponerlo en palabras.

—Los humanos no pueden ver a los ángeles guardianes —Susurró, no pudiendo evitar que las lágrimas se agruparan en sus ojos—. Cuando me hablaste por primera vez entré en pánico, porque toda la vida nos enseñan que los humanos no saben que estamos ahí, así que busqué información. Le pregunté a los ángeles más antiguos que conozco para saber porqué me veías incluso cuando eres adolescente.

Nayeon se sentía mal. De algún modo sabía que lo siguiente que le iba a contar Jeongyeon no iba a ser bueno.

—¿Y qué encontraste? —Se acercó más a la ángel, posando su mano izquierda sobre la derecha de Jeongyeon.

—Hay un lazo que nos une, Nay. Tu alma está conectada a la mía. —Contó con una sonrisa triste. la aludida abrió los ojos, sorprendida.

—Eso lo hace sonar como si fuéramos almas gemelas. —Comentó la pelinegra, queriendo bajar la tensión.

Quiso reír, pero su sonrisa cayó cuando notó la mirada profunda de su ángel. Ella asintió con pesar a lo dicho por irene y estalló en llanto, no queriendo decirle lo demás.

Nayeon la abrazó, estrechándola entre sus brazos, haciéndola sentir en casa, segura. Desearía que pudieran estar así para siempre, sin preocuparse de nada más.

—Jeongyeon. —soltó Nayeon en un murmullo. Estaba sin palabras, pero al mismo tiempo su corazón se sentía tan acelerado y contento. Por otra parte no entendía el comportamiento de la ángel, ¿Ser almas gemelas no era algo bueno? 

—Nay, no somos las primeras personas que comparten este lazo, ni las primeras que siguen lo que nuestros corazones dictan —Continuó Jeongyeon, intentando con todas sus fuerzas contener sus sollozos—. Pero todos los ángeles que se involucraron con sus protegidos de manera sentimental terminan siendo castigados de la peor manera existente, y luego no se sabe más de ellos. —Terminó con amargura.

La pelinegra estaba perpleja. Todo este tiempo que estuvo molesta con su ángel, fue por algo que se salía de sus manos. No era que no la quería, era que físicamente no podían estar juntas.

—¿Cuál es ese castigo? —Preguntó con la voz inestable.

—Nos cortan nuestras alas.

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