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Una vez en su casa, Nayeon era regañada por una preocupada Sooyoung, quien no dejaba de recalcar que debía llegar a la hora que le pidieran, no a la que ella quisiera.

Nayeon terminó llorando en su habitación, puesto que era muy sensible, y el haber molestado a su mamá le afectó. Jeongyeon estaba a su lado, repartiendo caricias e intentando limpiar las lágrimas, tal y como había hecho a lo largo de los años cuando Nayeon más lo necesitaba. 

-Gracias, Jeongyeon. -Murmuró Nayeon de forma casi inaudible. La aludida asintió, dejándose abrazar por la humana. Ninguna podía decir con exactitud en qué momento empezaron a relacionarse, pero lo que sí era cierto era la conexión casi mágica entre ellas, lo cual sólo significaba una cosa que Jeongyeon no podía admitir.

-No es nada, Nayeon. Sabes que me tendrás siempre. -Respondió la rubia, descansando su cabeza en el regazo de Nayeon.

Esa posición en específico le recordaba cuando Nayeon, con sólo trece años, le habló por primera vez, y lo muy feliz que ella estaba.

«-¿Quién eres? -Fue lo que questionó la adolescente. Jeongyeon abrió mucho sus lindos ojos, demasiado impactada como para hablar.

Si bien sabía que Nayeon la podía ver en algunas ocasiones, no esperaba que le dirigiera palabra alguna. Nunca escuchó de algo así.

-Me llamo Jeongyeon. -Respondió quedamente, todavía conmocionada» . 

Luego de eso fue inevitable forjar una amistad cercana. Jeongyeon le explicó todo sobre los ángeles, y Nayeon creció escuchando las fascinantes historias de su protectora antes de dormir.

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𝑷𝒂𝒊𝒏 / ⊱𝟐𝒀𝒆𝒐𝒏⊰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora