Capítulo 13: Una buena esposa

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Xiao Xingchen nunca necesitó que Song Lan pronunciada «Daozhang» con la cadencia que lo hace Xue Yang, pero quizá se dio cuenta muy tarde. Nunca necesitó buscar aquella sensación con la que quería embriagarse cada vez que Xue Yang arrastraba «Daozhang» por sus labios.

Enamorarse de Song Lan fue sencillo.

Caería de rodillas si Song Lang murmura en su oído aquella pregunta.

«¿Serás una buena esposa, Xingchen?»

Y sin embargo, cuando Song Lan intenta quitarle la venda de los ojos, Xiao Xingchen lo detiene.

«Por favor... No. Zichen...».

Para mantener la ilusión un poco más. Para que no se le rompa el corazón si el rostro de Song Lan demuestra confusión ante todo lo que Xiao Xingchen puede llegar a ser.

***

En la sala de los Generales, allí donde Song Lan recibe a los reyes que acuden a la fortaleza norte, se alza un mapa del desierto al centro, con la fortaleza norte marcada firmemente por una bandera que lleva allí desde que Xiao Xingchen llegó por primera vez a la fortaleza norte.

Más al norte, se observan los túmulos funerarios por un lado, tan cerca de Yiling, un pueblo que los reyes del desierto pretenden ignorar y que, desde que murió el Yiling Lazou, está sumido en la miseria. Al otro lado está Qishe y Ciudad sin Noche, la vieja fortaleza devastada de los Wen. Los reyes del desierto acabaron con el clan casi completamente antes de que Xiao Xingchen bajara de la montaña para casarse con Song Lan y luego acabaron con el Yiling Lazou por osar proteger a los últimos Wen, reclamando que les debía la vida. A Song Lan lo nombraron general después de aquello.

«Todavía no había muerto Jin Guangshan», cuenta a veces, «y la sombra de su hijo fallecido, Jin Zixuan, estaba por todas partes. Nombró heredero a Jin Guangyao porque, de entre todos sus bastardos, era el único capaz, al único al que le concedió su apellido. Quería mantener el poder del desierto en Jinlintai». Song Lan nunca ha sido versado en política. Apenas sabe sortear a los reyes y al resto de los generales, recordándoles por qué le concedieron aquel puesto a alguien como él, que había abandonado las pretensiones de volverse un héroe por empuñar la espada del ejército.

«Temió que Jiang Wanyin, en el manantial, le estuviera ganando poder desde el manantial. Pero Jiang Wanyin era muy joven y tenía ya un título que nadie recordaba, Sandu Shengshou. Era rey ya, tenía cierta fama, pero... Perseguía a todos aquellos que practicaran las artes del Yiling Lazou o que le recordaran a él; quería vengar a su hermana, la esposa de Jin Zixuan, que murió en el asedio a Ciudad Sin Noche.

»Asoló los túmulos y por eso quisieron mantenerlo afuera de ellos». Song Lan cuenta la historia con precisión, pero no puede evitar emitir sus juicios. Sus apreciaciones. «No tenía la madera para convertirse en el rey de reyes en ese entonces, era demasiado joven..., aun cuando hubiera podido fácilmente superar a Jin Guangyao si alegaba que él era un hijo legítimo de Jiang Fengmian y Yu Zixuan, hijo del manantial, rey de Yunmeng, el oasis del desierto. Por eso, en cierto modo, acabé aquí como promesa a la neutralidad. Jin Guangshan se dio cuenta de que la única manera de evitar las tensiones era volver los túmulos un terreno que no fuera de ninguno de ellos, gobernados por un general».

Al final, Song Lan responde a los reyes del desierto. A todos y a ninguno. Protege el norte, por si alguna amenaza quisiera resurgir desde allí. Jin Guangshan lo quiso como un peón manipulable; Song Lan le demostró de qué estaba hecha su integridad

Al sur del mapa, los reinos del desierto. Yunmeng en el manantial y el oasis, un reino rico, mayormente mercante, pero con un poder guerrero impresionante, tal como lo había demostrado Jiang Wanyin. En Qinghe, en medio de las dunas, la ciudad de arena, se alzaba la fortaleza de los Nie, los carniceros, los guerreros. Habían estado al mando de Nie Mingjue, Chifeng-zun, un hombre que había muerto en Jinlintai en extrañas circunstancias. Lo había sucedido su hermano, Nie Huaisang, y, desde entonces, Qinghe se había ido opacando, poco a poco.

Donde ni el pecado ni el perdón nos alcance [SongXueXiao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora