EL ARCO

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"Cada ciclo representa la consecución de 341 días, tiempo que comparten las dos épocas divinas. La época de las flores es nuestra favorita, las cosechas son prósperas y los chubascos agradables, el sol brilla fuerte y hacia el final de la misma, los dioses hacen que los árboles se deshagan de sus hojas para darnos el aviso de que la época del suelo blanco se acerca. El suelo blanco es más breve, pero la lluvia se congela, los cultivos se ocultan bajo una alfombra de nieve y los animales se esconden del frío al igual que nosotros" Fragmento de las Tablillas encontradas en los fondos del Lago Bellug, tallada por Thriot Seleno Mayor del Pozo.

La época de las flores terminaba, pronto los árboles estarían desnudos y los largos días darían paso a largas noches, este ciclo la cosecha había sido más bien escasa, las almenas no estaban ni mucho menos a la mitad de sus capacidades y los dioses no parecían estar a su favor para superar la época del suelo blanco. La choza olía bien, las brasas del día anterior aún chillaban y el humo se escapaba por la chimenea, el aroma a aceite y carne inundaba el espacio y Zhae pensó antes de levantarse que sería un buen almuerzo, hizo un esfuerzo para recordar cuánta cantidad le había sobrado del día anterior,

—Espero que más de lo que creo— Se dijo hambrienta mientras se frotaba los ojos.

Intentó estirar las piernas, pero estas se resistieron al igual que todas sus articulaciones y decidió demorar unos segundos. La luz de la cabaña era escasa y rojiza, los rayos de sol se colaban débiles entre las telas de las ventanas y hacían más visible el humo de las brasas, a Zhae le gustaba lo agradable que era despertarse en su choza, tranquila.

—Vendrán hoy, o mañana, ¿qué más da?— Una conversación casi violenta detrás de su cabaña le hizo abrir los ojos y agudizar el oído.

—Tenemos suficiente trigo y aceite, no hay de qué preocuparse— la segunda voz sonaba más conciliadora que la primera.

—Suficiente para ellos, pero saben los dioses que no sobreviviremos al suelo blanco con las almenas vacías.— las voces se alejaban y poco a poco se fundían en el ruido del poblado.

El poblado de Zhae no tenía más de cien personas, se llamaba Bubu, en honor a su fundador "Bubuthro Seleno Major", se extendía hasta las orillas del río Nhea, y pertenecía al Condado del Nhea como tal en la extensa estepa de Selen, rica en trigo dorado, olivares y cultivos de todo tipo. Bubu era uno de los muchos poblados entre el Pico de Luna y las costas de Valut, que formaba Selen, el gran continente de Nadathra, su planeta. No sabían con exactitud cuándo se había fundado Selen, pero su capital estaba en el Pico de Luna, la montaña más alta que un seleno haya visto nunca, Zhae nunca había estado allí, pero el maestre le había dicho que su pico atravesaba el cielo, hasta donde los pájaros y las nubes temían ascender. Todos los poblados selenos obedecían al Seleno Divino del Pico de Luna, impuesto por los dioses de manera vitalicia y hereditaria conforme las leyes de estos indican, este hacía de comunicador con los dioses de las lunas y predicaba su palabra, pero el continente es grande y repartía sus quehaceres y predicaciones entre los Selenos Majores, viejos de alta cuna por lo general que gobernaban sus condados, no había un sistema de sucesión hereditario para estos pequeños gobernantes, pero la decisión a su herencia les pertenecía y no solía distar mucho de un hijo, un hermano o algún familiar cercano. La mayoría de condados los componían un puñado de poblados y alguna que otra pequeña ciudad, aunque estas últimas únicamente eran comunes cerca del Pico de Luna debido a sus canteras de metal, piedra y erbionito, y la cantidad de mano de obra que se requerían para ellas, por su parte las poblaciones costeras y agrícolas solían ser más pequeñas, medida que habían tomado intuitivamente o de manera natural para garantizar su supervivencia.

A Zhae no le apetecía salir, había puesto los restos del venado del día anterior en el caldero para calentarlo y llenarse el estómago, sabía que en breves llegaría el suelo blanco y no tendría la suerte de comer tan a menudo.

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