"El Pico de Luna es la montaña más alta de Selen, hogar de El Divino, el seleno soberano que recibe la sabiduría e instrucciones de los dioses de las seis Lunas, a los que debemos nuestra obediencia y devoción; Legelalia, diosa de la Luna Verde, cuida del cultivo y nos trae una época de las flores próspera. Unvav, dios de la luna Negra, nos cuida en el suelo blanco, ayuda a los niños, así cómo a los adultos a superar las enfermedades tempranas y las agonías de la vejez. Antagolia, su Luna Blanca, es lejana, y cuando la vemos nos recuerda lo frágiles que somos, nos trae el suelo blanco y el frío cada ciclo, nosotros los selenos trazamos una marca blanca en la piel en señal de ofrenda y recuerdo. Dikarelius, diosa de la Luna Roja, siempre está ahí vijilando, nos dio la piedra y el metal, se alimenta erbionito y nosotros se lo debemos como pago por el suelo, las chozas y las herramientas. Ivenia y Veu, los dioses de Las Lunas Hermanas, ella te da la bienvenida a la vida y él te despide a tu muerte."
Fragmento de las Tablillas encontradas en los fondos del Lago Bellug, tallada por Thriot Seleno Mayor del Pozo.
Las piernas y los brazos le dolían a cada movimiento, le costó unos segundos incorporarse y se percató que las heridas de las muñecas empezaban a parecer curadas, en cambio, los moretones, aunque no le molestaban, seguían ahí, no era raro, siempre había tenido moretones en su cuerpo a pesar de que desconocía por completo la manera en que se los hacía. Esta vez sí que lo sabía, soñó con la bofetada de Fatto Seleno Major y con su risa, burlona ya cada vez más desagradable, con la flecha, con su familia, con todo. El tiempo parecía no sanar el dolor, aunque ya habían pasado más de dos semanas desde que había visto morir a su padre,
—Tenía que haberle dado en la cabeza, entre los ojos— Zhae se había lamentado todos los días de no haber matado al soldado o, a Fatto,
—Quizá así... no, no había cambiado nada— Pensaba la manera en que podría haber salvado a su padre, pero todas las opciones que se le habían ocurrido acababan igual,
Quizá lo mejor hubiera sido matarlo ella misma, para que no tuviera que verla maniatada ya punto de ser amordazada, o simplemente, haberle hecho caso, quedarse quieta y dejar caer la maza,
—fue lo último, lo último que vio fue cómo un soldado iba a profanar a su hija, y los llantos, los llantos de mamá, — Le dolía la cabeza por la presión y por la frustración, y los dientes estaban tan apretados que sentía que en cualquier momento estallaría alguno en mil pedazos.
—Ese hombre ya estaba muerto— Recordó las palabras del soldado que la había salvado, y pensó que esas palabras eran tan mentira como verdad al mismo tiempo.
Se dirigían a Pico de Luna, la compañía era lenta por su número, más de cien soldados y cincuenta esclavos o selenos que habían decidido dejar sus poblados para servir en las minas del Pico, todos caminaban al paso que marcaban los venados en fila de a tres cómo permitían los caminos y por lo general, en silencio. Bubu era el poblado más al sur del río, cuando la compañía partió hacia el norte de nuevo, Zhae pudo ver la masacre en los pueblos vecinos, las gentes se escondían en sus chozas y los caminos estaban tan desiertos que entre las piedras empezaba a brotar el musgo y las malas hierbas. El tercer día pasó por lo que parecía una gran hoguera, donde una pila de cadáveres ardían rodeados de flores y obsequios, pero los visitantes al funeral se habían escondido al escuchar los pasos de la compañía de nuevo, el hedor a podredumbre era insoportable, como el de un pescado al sol demasiado tiempo. Pasaron por varios poblados y Zhae se percató de que nunca había salido del Condado de Nhea, alguna vez había ido con su padre a Mirlo ya otros poblados vecinos, pero nunca había visto otros condados. Viajaba con la chica soldado, que no le habló, pero tampoco la utilizó cómo una esclava, le había dado ropa, comida y aunque Zhae se resistió, intentó curarle las heridas,
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NADATRA
General Fiction~El Universo nunca tuvo espectadores, no pudo mostrar sus danzas de luces, sus giros perfectos, su silencio ni su abismal infinidad. Y en este absurdo de nada y todo, tras más de 30.000 años de viaje espacial, la humanidad se prepara para desembar...