Mihermanita me las conseguía 1
En aquella época aún había "Mili", el servicio militar obligatorio, algo que me cambio la vida a mejor, ya que llevaba muy mal camino como matón para gente que odiaba.
Volvía de mi primer permiso, después de más de 6 meses de barrigazos y gritos, en un tren de largo recorrido, pero de los que no llevan literas como los de ahora, les decían los "Borregueros". Yo lo cogí porque me pagaban el billete, y tenía un par de libros por leer, que fui devorando por el camino.
-¡Tato! Llegas tarde .- me dijo mi hermanita saltándome encima y besándome por toda la cara.
-¡Hola bicho! Joder que delgada. Había un árbol en la vía.- le explique sobando su culo, y notando que había perdido peso, o había crecido, más bien.
Ellen, mi medio hermanita tenía casi 18, y yo era su dios desde siempre, pero hacia un par de años que también lo era sexualmente. Había comparado y probado con otros y otras, pero siempre volvía a mí, para que la follara a su gusto. Y las dos corridas con la vieja iban a ayudar a eso, una vez que llegáramos a casa, en el taxi que esperaba.
-Has crecido, ahora lo veo, por eso estas más delgada. -le dije ya dejándola en el suelo, y viendo que casi me llegaba ya al hombro.
-No sé, yo me veo igual.- me dijo dándose una vuelta para que la viera bien, y para calentarme con su cuerpazo.
-Si, si, todo está igual.- le dije agarrándola del culo y acercándola a mí, para que me pegara sus pechos de piedra.
-Mmmh tan duros como siempre, como me voy a poner esta noche.- le dije separándola y cogiendo mi macuto, con ella mirándome, algo cachonda ya.
-Te tengo a una nueva, es australiana y de las que te gustan.- me explico ya en el taxi.
-¿No me digas? ¿modosita y dulce?.- le dije sobando su muslo y ella el mío, pero sin acercarnos a zona "caliente".
-Si, si, ya verás, "curvi", no encuentra un chico decente.- me contaba con los ojos brillantes y los pezones de punta.
El taxista flipaba con la conversación, y con la cara de deseo que me miraba mi hermanita.
-Bueno, pero en un par de días. Que tengo a una pendiente, que va a gritar como una loca cuando la pille esta noche. -le dije, haciéndola reír y botar sus tetas con los pezones apuntando hacia arriba.
-Claro, claro, primero yo. -me dijo besándome apasionada y pegando sus pechos a mí con fuerza.
El pobre taxista no bajo a sacarme el macuto de la empalmada que tenía, le guiñe un ojo y me dio las gracias cogiendo la pasta por la ventanilla yéndose contento.
-¿Ya te han soltado? ¿no son cinco años?.- me dijo Raquel, mi madrastra, la segunda esposa de mi difunto padre, secamente desde la puerta de la casa.
-Hola mama, si, son 5 años, pero tendré permisos, lo siento por ti. -le dije besándole en la boca, con ella restregándose con asco mi beso.
-Pues no he preparado tu cuarto, ya te apañaras mañana con Rosario.- me dijo, refiriéndose a la criada.
-Ya lo he hecho yo mama, Rosario me lo dejo todo preparado.- le dijo Ellen ayudándome con el macuto, pero dejándolo estar al ver lo que pesaba.
-Oye, estas floja ¿Qué pasa con el vóley?.- le dije al ver que no podía.
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Mi hermanita me las conseguía.
Любовные романыUnos hermanastros muy bien allegados, una madrastra que lo quiere todo para ella, y el hermano siempre se le adelanta en sus planes. Pero las cosas cambian en casa, el ya no es ningún adolescente, él es ahora el hombre de la casa.