Mi hermanita me las conseguía 5

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                                                           Mi hermanita me las conseguía 5


La tarde antes de que empezara a oscurecer y nos fuéramos, fue de lo más interesante. Mi hermanita, con el calentón que no se le iría hasta que no folláramos, se quedó en la tumbona porque si se me acercaba se le escaparía algún beso o gesto que la delataría, y más con su madre delante. Pero Ana y Andrea me pusieron crema a conciencia también, y la señora me rozo el paquete muy discreta, para que quedara claro que me la podría follar si encontraba la forma.

A la segunda vez, le mire y le guiñe el ojo mirando sus grandes pechos con descaro, sacándole otra sonrisa de adolescente y los coloretes.

-Vente a merendar una tarde antes de irte.- me dijo la hija al oído, habiéndolo visto todo.

Las miré a las dos, que ya habían parado de ponerme crema, y las dos me miraban con los mismos ojos de deseo, y les asentí con la cabeza sonriéndoles muy contento.

Raquel, que estando a mi lado también se dio cuenta, me pego en el pecho una cerveza fría, y le sonreí mandándole un beso agradecido. Ya se le habían pasado los dolores y las partes rojas después de un par de baños, y volvía a estar disponible para que la violara por todos los agujeros, lo vi en sus ojos.

Pero mi polla quería carne dura y joven, como la de Andrea pero más perfecta, y Ellen cerró la puerta de su habitación, donde sonaba música a todo trapo y entró en la mía a por mí y mi polla.

No se ando con preámbulos, y yo sabiendo que vendría, la esperaba pajéandome bajo la ducha. Note sus manos apartar la mía y sus pezones clavarse en mi espalda y las lleve a su culo, pegándola a mi mientras me pajeaba con fuerza para ponerla dura.

-Perdona tato, se me fue un poco la cabeza.- me dijo mordiéndome el cuello ansiosa porque empalmara, frotándose conmigo.

-Bastante, me asustaste cariño.- le dije con ella soltándome y dándome la vuelta.

Me mordió un pezón, levantó una pierna y se la coló sin parar resoplando. Le acariciaba y botaba con una pierna como una gimnasta, cambiando de pezón y gimiendo desesperada, me cogió una mano y me llevó dos dedos a su culo, y supe lo que le pasaba.

-Ains mi niña, le dije al notarla muy, muy cachonda y colándole dos dedos por su culo, poco a poco, al ritmo que me follaba ella. Me miro, me beso con pasión y se la saco dándose la vuelta.

-Soy tuya tato, quítame este calentón porfa. -me pidió abriendo sus cachetes y notando como le buscaba la entrada.

Le tape la boca, le agarre de la cintura, y cuando la noto entrar, ella misma empujo y se la metió, empezando a follarme otra vez mordiendo mis dedos y gimiendo contenta.

Mi hermanita tenía mis genes para el sexo, y nunca había dejado a un noviete, todos la dejaban por su ansia de sexo, y solo cuando me violo una mañana, descubrió a alguien como ella en su propia casa.

-¡Mmmh! ¡Mmmh! ¡Mmm! ¡Mmm! ¡Mmm! ¡Mmm!.- me follaba con fuerza y le estiraba de sus pezones gozando a la vez.

Al rato, cuando vio venir su orgasmo, me cogió rápido la mano de la cadera y me la llevo a su coñito, se lo empecé a sobar con fuerza, y ella se corría mordiéndome la mano y dando saltitos sonriéndome.

Yo le lamía la espalda y ella seguía botando más lentamente, sabía que la esperaba para darle caña yo, y no espero a acabar de correrse, se agarró a la pared y se giró a besarme, notando como la empezaba a follar rápido, agarrado a sus pechos. Su cara me ponía a mil, y se tapaba la boca con su brazo cuando le daba demasiada caña, gritando y gozando.

Mi hermanita me las conseguía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora