Habían pasado dos días desde que vi a Jessica y según Samuel la tenía comiendo de la palma de su mano.
–Ya– respondí por enésima vez a lo de "la tengo como quiero"
–Obvio si. Hoy vamos a salir– sonrió, orgulloso.
– No es más fácil verse aquí en la escuela– alcé la ceja.
–Pues no. No sabes lo que son capaces de hacer los cotillas de la escuela.
–¿Emm vale?
–De cualquier forma no la he visto. Seguro se despertó tarde o algo así.
–O no quiso venir simplemente– dije.
–También– Samuel se encogió de hombros.
–Eh, hola– un chico muy alto, con el pelo castaño claro desordenado se acercó rápidamente. Se mojó el labio inferior distraídamente y dejó ver el piercing que tenía en el mismo– ¿quien de ustedes es Samuel?
Carraspeó la garganta porque se dio cuenta de el disparate que había dicho. ¿Cómo que quien de nosotros era Samuel? ¿Es tonto o que?
–Yo, ¿no te jode?– resoplé acomodando mis lentes.
Samuel empezó a reír y el chico puso cara de no entender nada.
–Vale, soy estúpido– se giró a dónde estaba mi mejor amigo – ¿Samuel?
Este asintió.
–Te lo envía mi hermana. Dice que es algo especial o alguna tontería así– metió la mano en los bolsillos de los vaqueros negros.
Oh, así que este es el hermano de Jessica.
–¿Gracias?– Samuel alzó una ceja– ¿Sabes por qué no vino?
–Estaba ayudando a mi madre a trasladar unas cosas a una empresa– dijo.
Tenía ganas de decir «sigo aquí» pero en ese momento el chico se giró hasta mi.
–Lamento lo de antes– abrió un poco los ojos y contuvo una risa.
–No te preocupes – gesticulé un okay con la mano.
Aunque lo que verdaderamente tenía ganas de decir era «Desaparece, pedazo de idiota»
– Vale. Bueno, nos vemos– chocó el puño con Samuel y asintió en mi dirección.
Se marchó sin decir nada más.
•••••
–¿Sabes lo que daría por irme a Japón?– suspiré en dirección a Abby, una de mis amigas.
Nos encontrábamos hablando en clase porque teníamos turno libre. Llevábamos un buen rato viendo fotos de un influencer buenorro en Instagram.
Abby acomodó el pelo negro que le caía a un lado de la cara detrás de la oreja: – Yo prefiero Brasil. ¿Llegaste a ver la película de Río?
–¿Río?
–Si, la de los pájaros azules que bailaban y estaban en Brasil – asintió.
– Guacamayos, Abby.– le corregí – y claro que se cuál es.
–Pues eso. Además de todos los tíos buenos que hay allí – subió y bajó las cejas una y otra vez.
Puse los ojos en blanco.
Ella se concentró en pasar más publicaciones sin hacerme mucho caso. Yo mientras tanto miraba un punto en dirección al pizarrón.
Abby me miró, desconfiada y con los labios entreabiertos.
–Oh.My.God– dijo pausadamente mirando la pantalla de su celular.
–¿Qué pasa?
–No creo que quieras ver esto– intentó esconder el celular.
–¿Abby?– sentencié.
–Tía es que...
Intenté quitarle el celular pero se negó.
– ¡Abby ya está bien, me estoy asustando!
De pronto todos los celulares de los de la clase empezaron a sonar, los ruidos de las notificaciones eran irritantes.
–Ay no – Abby miró a su alrededor.
Yo estaba impaciente, no sabía que pensar. Podría ser que....¡No! No creo que...
–¡Abby dame el maldito celular! ¡YA!– grité.
Alrededor se sentían murmullos y risitas.
El sonido de una notificación llegó a mi celular. Abby puso cara de terror .
Al desbloquearlo solo llegaron más notificaciones, y más, más, más.
Mi amiga intentó quitármelo. Pero se lo arrebaté con fuerza.
Abrí la foto en la que todos me estaban etiquetando y mandando al dm.
Era una foto mía...completamente desnuda.
Me tapé la boca y solté el celular, el cual cayó al suelo. Yo...no sabía que hacer, estaba en un shock total.
Las manos me temblaban y solo podía sentir los murmullos por doquier.
–¡Menuda zorra estás hecha, Heiry!– gritó David, un pesado de la clase.
–¡Cállate, pedazo de imbecil!– gritó Abby– Heiry, todo estará bien...
No, joder. Nada está bien.
–Yo...– ni siquiera podía gesticular.
Logré ponerme de pie e ir al baño a toda velocidad. Era un alivio que los pasillos estuvieran casi vacíos. Y lloré, lloré con todas mis fuerzas.
No, no no. Mierda.
Esto no está bien. ¡Soy una estúpida!

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Cúrame
Teen FictionLas personas que si conocieron el amor es su más sincera faceta, dicen que : "El amor llega cuando menos lo esperas, pero cuando más lo necesitas". Aunque, para Heiry y sus muy logrados diecisiete años, esta era una frase ridícula que alguien se...