–Heiry, lo repetiré otra vez. ¿Quien mierda te hizo esto?– Samuel estaba agachado en frente mío, aún en el baño.
Yo abrazaba mis pies con fuerza.
– Heiry, intento ayudarte. ¡Maldita sea!– gritó y eso provocó que me asustara aún más.
Las lágrimas estaban volviendo a mis ojos.
–Yo...no lo sé – pronuncié en voz baja.
–Si que lo sabes. ¿Fue el imbécil de tu ex no?– me miró.
Yo seguía con mi mirada clavada en el suelo sin decir nada.
–¿Fue él, cierto? Mierda, lo sabía. ¿Cuántas veces te dije que era un poco hombre?– Samuel volvió a gritar.
No sé si eran ideas mías, pero nunca lo había visto tan desesperado y molesto.
–Samuel, no creo que deberías hablarle así – Abby intervino intentando calmarlo.
–Joder, claro que fue él. Ese idiota...– apretó un puño a su lado– Esto no se va a quedar así.
–¡No! ¡Samuel!– grité.
Se puso de pie, ignorándome y salió de baño hecho una furia. Pero antes habló a solas con Abby.
No sabía cómo sentirme. Tenía miedo, asco, y me dolía. Dolía mucho.
Claro que había sido Mark, había sido él. Es la única persona en la que confié para mis primeras veces en todo. Lo dejé hacerme esas fotos por miedo a...no sé, a que me dejara. Fui una idiota. ¿Ahora que mierda le iba a decir a mis padres? ¿Con que cara miraba a los de la escuela?
Y nuevamente, empecé a llorar. Abby se agachó y me abrazó, pero eso provocó que llorara aún más.
–Eso es, desahógate linda – me puso la cabeza en su hombro.
–¿Y ahora que voy a hacer? Tenía una maravillosa reputación en esta escuela, y lo arruinó. ¡Él lo arruinó todo!– sollocé contra el hombro de mi amiga.
–Tranquila– dijo mientras pasaba las manos por mi cabello– Vamos a casa ¿si?
–No, no. A mi casa no, mis padres no pueden verme así, sospecharían y tendría que contarles...y no quiero– sollocé aún más.
–Hey, iremos a mi casa. Ahí te tranquilizas y luego te acompaño a la tuya.
Eso me calmó un poco. Abby me miraba con expresión indescifrable.
–¿Qué?
–Cariño, tarde o temprano tendrás que decírselos ¿No crees?– me ayudó a levantarme.
–Prefiero tarde. Lo más tarde posible.
Ella asintió, comprendiendo que no quería hablar más del tema.
••••
–Samuel, estoy preocupada. ¿Que haces que no coges el móvil?– hablé después del tono de las llamadas en espera.
–Ya te llamará– Abby se sentó a mi lado dejando un bote de helado.
–Helado de oreo – sonreí vagamente.
–Tu favorito– sonrió –Para la tristeza lo mejor es un helado.
– Gracias, pero no tengo hambre.
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Cúrame
Teen FictionLas personas que si conocieron el amor es su más sincera faceta, dicen que : "El amor llega cuando menos lo esperas, pero cuando más lo necesitas". Aunque, para Heiry y sus muy logrados diecisiete años, esta era una frase ridícula que alguien se...