Capítulo 4: Sin sentido

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            Quedé muy consternado, el golpe que recibí salió de un ser que está cruzando la vejes donde se supone que son tiernos y sonríen hacia la gente más joven... cierto, ha estado por cuarenta años aquí.

No supe cómo reaccionar ante esto. Cuando me di cuenta ya estaba en el suelo y unos gritos a mis espaldas resonaban con fuerza, eran Thomas y Elisha forcejeando.

–¡ERES UN PERRO, MERECES MORIR!

–¡ELI! – era el doctor – CÁLMATE. DE ESTO YA HABÍAMOS HABLADO.

–LO...lo sé, pero es que no lo soporto

–Por supuesto lo entiendo – era Thomas – sé que es egoísta y despreciable, pero debes conservar la calma.

Elisha con una expresión de dolor me mira fijamente, y presionando su mandíbula con fuerza dice: – por eso te odio, no te importa nada más que tú.

Mi nivel de comprensión quizás fue bajo porque no adiviné la razón de sus palabras ya que era la primera vez que nos conocíamos.

Nuevamente soltó un rugido y con miedo de ser atacado otra vez, tomé la decisión de irme rápidamente del lugar, subí al elevador y al llegar a la superficie pude descubrir que estaba anocheciendo, por lo tanto, apresuré el paso. Los niños ya no estaban en las salas y el personal médico estaba en las oficinas visibles, supongo que estaban realizando informes o estudios.

Estaba asustado así que fije mi atención hacia la puerta hasta llegar a ella, pero grande fue mi asombro al jalar la puerta y ésta estuviese cerrada. Me detuve sólo por un momento a pensar que sólo tenía que pedir que me abrieran, voltee y mi sorpresa fue más grande al ver que había un grupo de hombres y mujeres enfermeros delante de mí.

Fui presa del miedo y pánico, solté mi maletín y tratando de mantener la calma me quité la chaqueta y me recogí las mangas de la camisa, no vi otra escapatoria que defenderme con los puños y romper con las sillas el vidrio de la puerta y salir. Plan de supervivencia listo. Pero nadie venía hacia a mí, lo perturbador del momento me hizo desesperarme aún más.

–¡¡¡VENGAN!!! ¡¡ATRÉVANSE A TOCARME PARA MANDARLOS AL DIABLO!! ¡NO ME IMPORTA SI LOS MATO! – que decir, el miedo me sobrepasó.

–No será necesario mandar a nadie al diablo señor Hugo – dijo una voz tranquila desde atrás del montón de gente, era Thomas – es mejor que se calme, comprendo que esta situación es extraña...

La palabra extraño no basta para definir esta situación hombre de mierda – ¡SERÁ MEJOR QUE LO EXPLIQUES! O SI NO TENDRÁS VARIOS EMPLEADOS EN OTRO HOSPITAL – eso dije, pero realmente nunca he peleado con alguien, básicamente no podría hacer nada si me acorralan.

–Eso no pasará, además no podrá salir de aquí, por eso su esfuerzo será en vano, cálmese y deje que le explique. Usted va a permanecer aquí hasta que termine de hacer su trabajo, esa es una de las condiciones por la que se accedió a que usted ingresase a nuestras instalaciones.

– No se me mencionó sobre esto, ¡es una locura! Jamás habría accedido.

–sobre eso, tenemos documentos firmados por su amigo accediendo a no salir hasta el que el trabajo fuese finalizado, esas son nuestras políticas de este hospital. Le puedo asegurar que no correrá ningún peligro, será atendido si lo desea, un lugar para dormir y alimento.

–Esta demente si piensa que aceptaré eso, prefiero intentar escapar antes de quedarme.

–Eso era vidente, por eso nos hemos permitido tomar medidas en caso de que surgiera esta situación.

Señalo sin dudar hacia mí y los hombres corrieron para agarrarme, al más cercano lo golpee en la cien, el dolor en mi mano no me permitió reaccionar rápido y uno de ellos agarro mi brazo derecho y otro el izquierdo; otros dos se fueron acercando, en desesperación lancé patadas como un animal y uno que otro se comió el golpe. Pero no tardó mucho para que ya me sometieran.

El doctor Thomas se puso delante de mí y sacó de su bata una jeringa, deduje al instante que me iban a dormir. De nuevo, el miedo llenó mi cuerpo y sin soportar más comencé a llorar como si fuese un niño perdido, aterrado buscando a su madre.

Grité en el momento en el que sentí la aguja entrar, no pude hacer nada más y mi conciencia se apagó mientras miraba la silueta del doctor Thomas.  

El Caminar Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora