El eterno contraste entre la oscuridad y la claridad es notable, aunque también puede ser una cuestión de opinión. La dicotomía entre ambos se dibuja en el lienzo de la percepción humana. Para muchos, la claridad se despliega como un sol radiante, llenando el alma de paz, alegría, amor y amistad. Pero para otros, la oscuridad se erige como un manto protector, un refugio donde la confianza, la seguridad y la fortaleza florecen en su esencia más pura. Esta dualidad despierta los ecos de nuestra historia y me transporta a un momento crucial en el que todo empezó.
La primera vez que intercambiamos palabras pude sentir que sería diferente a lo que conocía. El sonido tembloroso de mi voz al pronunciar un tímido «Hola» resonó en el aire cargado de incertidumbre. En aquel instante, mis palabras llevaban consigo el peso de mis propias sombras, pues me encontraba atrapada en una oscuridad implacable que parecía no tener salida. No albergaba grandes esperanzas de forjar un vínculo de amistad contigo, lo veía como algo imposible.
Desde aquel primer encuentro, percibí en tu respuesta un eco amistoso, cálido y acogedor, palabras que te definen y que llevas en cada latido de tu ser. Como si una brisa suave acariciara mi rostro, disipando mis miedos y dejando espacio para la posibilidad. En tu mirada, vislumbré la chispa de curiosidad y fascinación, una invitación a sumergirme en un universo desconocido. Aquel encuentro fugaz se convirtió en el principio de una amistad que desafiaría todas mis expectativas.
Mi brújula en la oscuridad, aquella guía que ha iluminado mi camino con destellos de claridad. Tu rostro destrozó los muros que me envolvían y me dejaban inmersa en la frialdad de mi propio ser. Fuiste un encantamiento, una luz resplandeciente que traspasó mi ser, irradiando tu esencia en cada instante. No me culpes por mis reticencias y sequedad, comprende que jamás imaginé ni soñé que llegaría a poseer una amistad como la tuya.
Quizás seamos almas gemelas y, a la vez, una contradicción, enigmas que se entrelazan con las paradojas de la existencia, pero esta conexión no exige un amor romántico, sino que puede florecer en el jardín de una amistad, como la nuestra.
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Recuerda leyéndome
DiversosUna persona, un momento, una fotografía y una mente creativa; te ayudará a recordar todo lo que en algún momento viviste solo o en compañia. NOTA: Las fotografias de los cuales se inspiraron los textos no seran publicadas por discreción.