Resulta que la vida era una mierda.
Bien, no era así como pretendía comenzar con su autobiografía para cuando muriera. Y es que... ¿quién hacía una autobiografía antes de morir?
Sólo Summer Abygaille Fernsby. Nadie más.
Su madre, la líder de las hippies, alguna vez le había dicho que había historias en el mundo que merecían ser contadas, que había personas que merecían ser escuchadas y que había amores y situaciones de la vida que merecían ser conocidos; y esa era la razón por la cual la rubia se encontraba sentada frente a su ordenador con una hoja en blanco esperando a encontrar las palabras adecuadas para comenzar a contar su historia.
Pero por más que buscaba, no las podía encontrar. Su historia no era dramática o algo parecido. Tampoco era digna de una telenovela. Mucho menos una historia para ser una víctima. Su historia era real. Sólo que las cosas reales a veces no salían, justo como en ese momento.
Inspiró con fuerza y luego dejó escapar el aire de sus pulmones de manera lenta. A la edad de quince años, Summer había sido detectada con Arritmia, una enfermedad que aunque era frecuente en el corazón y pasaba muy a menudo, no siempre las personas que lo padecían tenían tanta suerte. Desafortunadamente, Summer no había sido del porcentaje con suerte. Y es que su corazón era tan irregular que casi había terminado tres metros bajo tierra, a veces latía demasiado rápido o a veces lo hacía demasiado lento y cuando aquello pasaba todo a su alrededor se volvían oscuridad, cosa que odiaba por completo. Figurando entre las listas de espera para un trasplante –que era lo más recomendable para ella- había esperado durante varios años hasta que un milagro sucedió.
Cerró la laptop con fuerza y dejó que las lágrimas que escurrían por sus mejillas terminaran su lento recorrido hasta perderse entre su mandíbula y su mentón. ¿Pero quién mierda quería hacer una estúpida autobiografía? Nadie.
—¡Hola, hola!—saludó Melanie y cuando vio las lágrimas de su hermana su sonrisa murió.—Ay, no, ¿qué pasa, amor?—cuestionó caminando hasta ella para envolverla con fuerza entre sus brazos. —Summer...
—Extraño a mamá...—murmuró sin más.
Melanie se quedó en silencio un par de minutos tratando de encontrar las palabras adecuadas para su hermana. Summer de veinticuatro años, era la persona más llorona que había conocido en su vida alguna vez, era sensible y amorosa pero cuando los recuerdos se activaban en cabeza y comenzaba a llorar, ya no podía haber un humano en el mundo capaz de sostenerla, por lo menos no un humano que no estuviese igual de roto que ella como lo estaban su padre y su hermana.
—Todos extrañamos a mamá...—susurró la pelinegra.—pero también todos sabemos que a mamá no le habría gustado esto...
—La vida es una mierda.—decidió la rubia.
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ARRITMIA
Teen FictionPerder al amor de tu vida debería ser algo por lo cual nadie debería pasar y Theo Benson lo sabe a la perfección. Con veintidós años, una carrera médica brillante y toda una vida por delante, conoció el dolor. Luna había sido el amor de la vida de T...