C3. Un nuevo sol.

14 3 2
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—¡Que tengan un buen día, chicos!—anunció Theo y automáticamente cada uno de los muchachos se pusieron de pie para marcharse. Apoyó su espalda en el respaldo de su silla y se quedó en silencio viendo como todos se marchaban; llevó su atención involuntariamente a la puerta esperando que en cualquier momento la rubia volviese a aparecer hecha una furia pero justo como ella había dicho, ella no estaba ahí por ende, no pasó. Soltó un largo suspiró y apoyó sus antebrazos sobre la superficie del escritorio abandonando su antigua postura.

—¿Se puede?—una voz femenina inundó el silencio en el que repentinamente inundó la habitación. Los ojos azules del muchacho miraron a su hermana y asintió firmemente.—Traje hamburguesas porque aquí no puedo introducir vino...es una lástima pero es lo que hay.

—Por favor, Elizabeth—se mofó—, metiste vino en el hospital, ¿Qué te detiene meterlo en la universidad?—Lizzy soltó una gran carcajada y negó lentamente dejando sobre el escritorio una bolsa de papel con comida.—¿Qué haces aquí?

—Te echaba de menos—respondió sincera—, así que ya sabes lo que dicen; si Mahoma no va a la montaña entonces la montaña tiene que ir a Mahona...pero si quieres me voy, no tengo ningún problema...

—Graciosa—se rio.—Nos vimos ayer en el hospital, por eso lo pregunto.—ella se quedó en silencio un par de minutos—, ¿creíste que si venías, la verías?

—No.

—Te conozco.—la acusó.

—No.

—Sí.—asintió él.

—No, Theo.

—Sí.

—Sí.—gimió.—Joder, eso es trampa.—él se echó a reír y ella le lanzó una mala mirada, la típica mirada que ella siempre le daba cuando se ofendía de manera fingida, Theo la conocía bien así que estaba aun en su zona segura.—Sólo tenía curiosidad, un poquito...—él la miró—, bien, mucha curiosidad pero vamos, no me puedas contar un chisme a la mitad y luego no esperar a que no quiera saber más...

El ojiazul negó divertido al tiempo que le extendía una hamburguesa. —Eso pensé.

—Vamos, Theo, ¡cuéntame!

Theo inspiró con fuerza y desenvolvió lentamente su comida bajo la atenta mirada de Lizzy—, primero que nada, no me mires así.—pidió y ella se rio.—Anoche luego de que me fui del hospital y llegué a casa, no podía dormir...—comenzó—, así que decidí salir a caminar un poco y luego ir por un café helado...

—Nunca voy a entender esa pequeña obsesión tuya por el café helado.—lo interrumpió.

—¿Me dejas terminar?—preguntó.

Ella asintió.

—Sí, perdón. Prosigue.

El pelinegro se rio en voz baja y dejó escapar un pequeño suspiro.—pues cuando fui a Starbucks, Summer estaba ahí...—explicó y automáticamente los ojos de su hermana se abrieron con sorpresa—la verdad es que pensé dos minutos sobre si hablarle o no, sinceramente; pensé que no me recordaría pero sí, lo hizo...

ARRITMIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora