NANAMI KENTO +18

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Se acercaban las seis de la tarde y (T/N) estaba sentada en la cocina mirando los tacos que, en su opinión, se movían demasiado despacio. Hoy ella y su novio iban a celebrar su cumpleaños, y el hombre había prometido intentar salir del trabajo incluso antes para que aún les diera tiempo a ir a su cafetería favorita a tomar el postre. Sin embargo, el tiempo pasaba inexorablemente y no había ni rastro de Nanami.

-Podrías haber llamado al menos -suspiró la angustiada muchacha cuando el reloj marcó las seis de la tarde de manera uniforme.

En el fondo, sin embargo, estaba más preocupada que enfadada o deprimida. Nanami nunca había querido explicarle en qué consistía su trabajo, pero le había visto salir de él a veces arañado o mal herido. Más de una vez intentó pedirle detalles, pero él siempre se limitaba a algunas descripciones desconcertantes que no insinuaba ninguna profesión que ella conociera.

Cuando la manecilla avanzó otros veinte minutos, ella misma agarró el teléfono y marcó su número. Sin respuesta. Sucedió, pero Nanami nunca antes había olvidado su promesa, por lo que sintió que algo inesperado debió haberlo detenido. Ella lo sabía, porque a quién le gusta quién pero Kento siempre cumplía su palabra.

Todavía sin ver su auto alrededor, fue a la estufa y preparó bálsamo de limón, con la esperanza de que las hierbas la ayudaran a controlar la extraña y desagradable sensación que crecía en ella a cada minuto. Volvió a mirar el reloj. Han pasado cuarenta minutos. Para otros, tal retraso podría no ser un gran problema, pero para Nanami, para quien un retraso de cinco minutos era impensable, especialmente cuando él estaba planeando algo, era algo inusual. (T/N) volvió a mirar el teléfono, pero no había nuevas llamadas. Ella suspiró profundamente y tomó un sorbo de té. Sin embargo, lo dejó rápidamente cuando escuchó pasos familiares y ese sonido específico de abrir la cerradura

-Yo -empezó él, pero ella no le dejó terminar porque se lanzó sobre él, casi derribándolo.

-¡Coge el maldito teléfono cuando te estoy llamando!", la regaño.

-Lo siento- dijo, entregándole un ramo hecho con sus flores favoritas. - No pude escaparme antes, y luego había cola en la floristería - explicó.

La chica sonrió radiante, pero su satisfacción desapareció de inmediato cuando vio rastros de sangre fresca en su chaqueta.

-¿Pasa algo?- preguntó, mirando a su compañera de cuarto con curiosidad.

-No es nada- dijo, subiéndose el puño y cubriendo la marca.

Ella lo miró siniestramente y, agarrando su mano, lo llevó al baño. El hombre no se defendió cuando ella se quitó la chaqueta y comenzó a examinarla cuidadosamente desde todos los ángulos. Finalmente, cuando ella no encontró nada, se rió y se aflojó la corbata.

Nanami la agarró por la cintura y la sujetó contra la pared con un movimiento rápido, de modo que su mano descansó sobre las baldosas justo encima de su cabeza. Con su otra mano libre, comenzó a desabrochar los botones de su camisa mientras ella miraba fijamente sus ojos penetrantes, incapaz de pronunciar una palabra.

- Olvidémonos de eso - tiró la chaqueta que ella sostenía descuidadamente hace un momento y agarrando su barbilla apasionadamente le clavó los labios.

Sorprendida, se apoyó en la pared y se entregó por completo a sus caricias. Sin embargo, al cabo de un momento, cuando recuperó el aliento, le puso las manos sobre los anchos hombros y, lentamente, sin dejar de besarle, le quitó la camisa azul. Cuando la prenda cayó al suelo, el hombre la agarró por los muslos y la llevó hasta la ducha. Sobresaltada, Reader parpadeó nerviosa un par de veces cuando sintió el frío chorro de agua correrse desde su cabeza hasta sus ojos y su boca, pero no protestó. Le gustaba experimentar, y ahora que Nanami había tomado la iniciativa decidió darle rienda suelta. Un momento después se había quitado la camiseta y el sujetador. Con los pantalones fue mucho más difícil, pero tenían tiempo y entre risas forcejearon con las piernas pegadas a las pantorrillas. Cuando por fin se quedaron completamente desnudas la una frente a la otra, cubiertas sólo de vez en cuando por un chorro de agua transparente, (T/N) al ver su tierna mirada se sonrojó suavemente. Él lo reconoció de inmediato y le frotó ligeramente la mejilla con la mano, para acercarla un momento después y acariciarle con el hocico el cuello y las clavículas, dejándole frambuesas en algunos lugares. Ella reía y se mordía el labio de vez en cuando, conteniendo los gemidos de placer que intentaban salir de sus labios con cada acercamiento de sus entrepiernas. Finalmente, incapaz de contenerse por más tiempo, agarró el cabello rubio de Nanami y lo besó con violencia.

-Te deseo ahora -susurró en su boca.

El hombre sonrió arrogante e inmediatamente accedió a su petición. La penetró, haciendo que ella separara más los labios, lo que él aprovechó para saborearlos de inmediato. Mordisqueó una vez el inferior y luego el superior sin dejar de mover las caderas. Todo el tiempo le masajeaba también los pechos, jugando de vez en cuando con sus pezones hinchados. El agua que manaba del aspersor ahogaba sus gemidos, y el vapor que se acumulaba en la habitación empañaba los espejos y las ventanas.

Una vez que ambas estuvieron satisfechas, Nanami sentó a (T/N) en la lavadora y la limpió suavemente con una toalla, mirándola juguetonamente a los ojos todo el tiempo. La chica no podía dejar de sonreír mientras el rubio besaba su cuerpo con cariño, desde la frente y los labios hasta los muslos y la pantorrilla, después de secar el lote en cuestión. Finalmente, la cubrió con una mullida bata, y se puso él mismo apresuradamente una camiseta y unos boxers. La cogió en brazos como a una novia y, tras depositarla cuidadosamente en el sofá, desapareció un momento en la cocina. Intrigada, quiso ver qué hacía, pero en cuanto oyó el crujido de una tabla en el pasillo escuchó su firme orden de que volviera al salón. No queriendo estropear la sorpresa se recostó en el sofá y esperó pacientemente. Literalmente minutos después, Nanami apareció en la puerta con una bandeja que contenía dos copas de su helado favorito y una botella de vino.

-¿Lo tenías todo planeado? -se rió al verle sacar velas del armario y poner de fondo una lista de reproducción preparada para la ocasión.

-Por cierto, prefería tener un plan B por si no conseguíamos echar un vistazo al café- contestó abriendo su vino.

-Tengo que admitirlo, creo que me alegro de que llegues tarde- rió cogiéndole la copa.

-No lo hice a propósito, pero lo más importante es que te guste.

JUJUTSU KAISEN ONESHOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora