Sus ojos se abrieron de golpe mientras una mezcla de dolores insoportables escapaba de sus labios con un fuerte gemido de dolor mientras intentaba vanamente levantarse del sofá en el que estaba tumbada. Resopló pesadamente al darse cuenta de que ni siquiera podía sentarse sin sentir un dolor insoportable por todo el cuerpo.
Una repentina punzada en la cabeza lo vino desprevenido, haciéndola llevarse dos dedos a las sienes en un vano intento de hacer desaparecer aquel exasperante dolor.
"Veo que te has despertado". Una cabellera albina hace su entrada en la habitación seguida de sus tres compañeros. "¡Para haber estado a punto de morir por una maldición, tienes muy buen aspecto!". Exclama levantando el pulgar de su mano derecha y mirándola con una gran sonrisa que casi parece brillar.
"¿Cómo te encuentras, (T/N)?"- Preguntó preocupada Megumi a su novia.
"Me duele todo..." Afirmó, golpeándose la cabeza contra la almohada con frustración. "¿Cuándo podré volver a mis misiones?". Preguntó triste y abrumada por la vergüenza de haberse puesto en ese estado por una maldición de un nivel no tan alto.
"Cuando te sientas mejor, no te preocupes". Su novio se acercó, apoyando su mano sobre la de ella. "Pueden irse, yo me quedaré de ella." Echó a sus compañeros y su sensi. En cuanto salieron de la habitación, de un bolso que había guardado todo el tiempo a sus espaldas, sacó un libro y se lo entregó a su novia.
"¿Cómo sabías que quería comprarlo?". Preguntó emocionada, sonriendo por fin, después de horas sin hacerlo.
"Lo habías buscado en internet y pensé que querías comprarlo, así que te lo compré "Confesó con un leve rubor en su cara.
(T/N) murmuró un gracias mientras hojeaba las distintas páginas del libro. "Noches blancas - Dostoievski". "Este libro me lo leía a menudo mi madre cuando era pequeña, Dostoievski era su autor favorito y quería transmitirme también a mí su pasión por él." Admitió mientras lo colocaba sobre su regazo y acariciaba la cubierta blanca con el protagonista dibujado. "Se trata de este hombre que, siendo un soñador, no puede relacionarse con la gente. Una noche, sin embargo, conoce a una chica y empiezan a verse todas las noches. El título está inspirado en un periodo de la historia en el que en Rusia el sol se ponía después de las diez de la noche." Le informó. "Deberías leerlo Gumi".
"Lo haré." Le sonrió y luego hizo sitio en el sofá con ella y la abrazó, dejándola descansar la cabeza en su pecho y acariciándole la cabeza, sabiendo que necesitaba un masaje allí. Le dejó un ligero beso en la frente y luego le dijo que descansara.
"No tengo sueño." Afirmó con un adorable mohín en los labios. "Duerme tú si quieres, yo te leo el libro.>> Propuso tomando el libro entre sus manos y comenzando a hojear sus finas páginas. El chico suspiró, rindiéndose al hecho de que su novia era tan testaruda que nada podría hacerla dejar el libro y descansar. Una sonrisa surcó los labios de (T/N), mientras leía las primeras líneas sin que el chico prestara atención a las palabras, embelesado por la belleza antinatural de (T/N). "¡Eh! ¿Me estás escuchando?" Preguntó fingiendo ofenderse.
"Sí, sí perdón...sigue leyendo."
"Ok." Se aclara la garganta mientras reanuda la lectura. "...Hablando de esos caballeros coléricos y caprichosos, no pude evitar recordar mi noble conducta a lo largo de aquel día. Cierta extraña angustia había comenzado a torturarme desde la mañana. De repente había tenido la impresión de que todos me dejaban solo y que todos se alejaban de mí. Por supuesto, todo el mundo tiene derecho a preguntarme: ¿Quién es todo el mundo? Desde que vivo en Petersburgo, hace ya ocho años, apenas he hecho conocidos. Pero, ¿para qué necesitaría conocidos? Incluso sin ellos, todo Petersburgo me es conocido; por eso tuve la impresión de que todo el mundo me abandonaba cuando, de repente, toda la ciudad se fue de vacaciones. Empecé a sentir miedo ante la idea de quedarme sola; y durante tres días enteros deambulé por la ciudad en un estado de profunda angustia, decididamente sin darme cuenta de lo que estaba ocurriendo en mí." (T/N) se detuvo entonces para mirar al muchacho que seguía con la mirada fija en ella. Dejó el libro en el suelo resoplando ligeramente y se acurrucó en el pecho del chico dejándole un ligero beso en el cuello.
"Te estaba escuchando, te lo juro. Es bonito pero ahora estás enferma y no hace falta que te esfuerces mucho. Cuando te sientas mejor lo leemos juntos, ¿bueno?" Sonrió levemente dejándole un suave beso en la frente y poniéndose más cómodo con ella encima.
"Bueno, buenas noches amor" Ella lo besó suavemente y luego cerró los ojos y se quedó dormida mientras él, aún despierto, observaba sus heridas que, con toda probabilidad, hasta se había olvidado de mirar para ver a qué estado la había reducido aquella maldición. Arañazos superficiales, cortes profundos, algunos aún sangrantes, moratones y alguna que otra herida ya cicatrizada que daba paso a impresionantes cicatrices rojas. Megumi se sonrojó al darse cuenta del apodo que le había puesto. Era la primera vez que le llamaba así y le resultaba tan extraño.
La puerta de la habitación se abrió revelando la figura de Itadori que, al ver a ambos abrazados, sonrió al hombre de pelo negro.
"Siento interrumpir este momento pero vamos a salir a comer y nos preguntábamos si querrías venir... ya me imagino tu respuesta."Dijo saliendo de la habitación sin darle tiempo siquiera a contestar. Megumi soltó una risita negando con la cabeza.
"Buenas noches, amor" Sonrió dándole otro beso en la frente para luego cerrar los ojos y quedarse dormida, esperando que al despertar a la pobre (T/N) estuviera mejor.
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JUJUTSU KAISEN ONESHOT
Short Storyᶜᵒⁿᵗᵉⁿⁱᵈᵒ ᴏɴᴇsʜᴏᴛ- ᴇsᴄᴇɴᴀʀɪᴏ- ɴsғᴡ No hago contenido yaoi