#8 | La tarde mejora cuando te vas

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Después de la tensa conversación que el Zoldyck tuvo con el vicepresidente, se puso a buscar al rubio mientras emanaba humo por sus oídos, y para su suerte, lo encontró fuera del consejo caminando con elegancia sosteniendo unos papeles.

—¡Kurapika! —llamó al rubio mientras se acercaba con fuertes pisotones. —¡Ese Chrollo es un reverendo idiota!

Kurapika miró a su pequeño amigo maldiciendo y suspiró.

—¿Qué hizo ahora?

—¡Se sentó conmigo en el restaurante y todos empezaron a mirarme! ¿Sabes lo vergonzoso que fue eso? —reprochó la acción del tatuado. —Pero además de eso, me habló mucha mierda de tí.

Kurapika cerró los ojos y las comisuras de sus labios decayeron, era costumbre de Chrollo acercarse a sus conocidos y hablarles mal de él. Normalmente no le daba importancia, pero con Killua era diferente, es un niño que apenas va a primero, ¿qué es lo que está tramando?

—Es mejor que lo ignores y evites que se te acerque.

—¿No vas a decirle nada?

—Le hablaré cuando esté en el consejo, no te preocupes —dijo con una deslumbrante sonrisa que ocultaba un aura asesina, Killua lo notó y sintió una gota de sudor caer por su cien.

—Entonces supongo que hoy no caminaremos a casa...

Killua tenía una mirada decepcionada mientras miraba al suelo, Kurapika sintió pena, pero no podía hacer nada ya que el vicepresidente que había estado jugueteando por ahí en América apareció sin ningún aviso y cambió los planes del rubio.

—Lo siento mucho, ya tendremos otro momento.

La campana que indicaba el fin del almuerzo resonó por los pasillos y el peliblanco suspiró.

—Bueno, tenemos que volver a clases.

—Bueno, tengo que volver a clases —Killua estaba por darse vuelta, pero se detuvo a la mitad al recordar algo.

—¡Espera! —Killua rebuscó en su bolsillo y sacó un fruto rojo. —Ten, para tí.

Killua estiró su brazo con la manzana mientras miraba hacia otro lado con un poco de rubor en sus mejillas, Kurapika lo miró confundido.

—¿Y esto por qué?

—Bueno, ya me imagino que por haberte saltado el almuerzo no comiste nada, así que te la compré de camino aquí por las dudas.

—¿No estará vencido como la barra que me diste antes? —dijo con una sonrisa burlona.

—¡No es cierto!

Kurapika rió y tomó la fruta que le dió el albino. El ojigris miró por unos segundos la manzana y sonrió.

—Muchas gracias, Killua.

El ojiazul observó la cálida sonrisa del rubio y desvió la mirada mientras se rascaba la nuca.

—Entonces nos vemos. —Killua empezó a caminar. —¡Rómpele una pierna a ese tipo! —gritó mientras se alejaba y Kurapika rió.

Después de la pequeña interacción con su pequeño amigo, Kurapika se fue hasta el consejo estudiantil a dejar los papeles que le quedaban y volvió a sus clases. Las clases pasaron con normalidad, pero la paz se acabó en el momento que la campana sonó, indicando que era el momento de enfrentar a alguien que había llegado recientemente.

El consejo estudiantil estaba habitado por sus respectivos miembros, pero debido a la llegada del vicepresidente, el aura cerca del escritorio del presidente era pesada, por lo que los miembros se mantenían lo más alejados posibles.

Más Cercanos | KillupikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora