Capítulo 5

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“Lo agitado de su cuerpo aumentó al ver al pelirrojo entrar por la puerta de la habitación totalmente desnudo.

Su piel pálida, su cuerpo atlético, su pecho lleno de pecas, al igual que su rostro y esa erección que hacía tiempo no probaba, la enloqueció y dejó su cabeza totalmente en blanco.

Supe que necesitabas esto. —La voz de su esposo sonó gruesa y bastante cargada de erotismo. —Los dos hombres a los que amas, follándote como la puta reina que eres. —Nancy jadeó por el ligero toque en sus nalgas.

—Bebé. —El pelirrojo se acercó con sonrisa perversa y mirada lujuriosa. —Ve a la cama y ábrete, quiero saborearte. —La incredulidad de Nancy no fue tanto como su excitación.

Todo le parecía surreal, pero ver a los dos hombres que ama frente a ella, mirándola como un trozo delicioso de carne, quitó toda duda de su cabeza.

—¿Así está bien? —Su tono sugerente hizo temblar la polla de ambos. —¿O me abro un poco más? —Ambos hombres miraron el coño rosado y brillante por la humedad abrirse sin dejar nada a la imaginación.

—¿Recuerdas como lo hacíamos? —Roy ladeó su sonrisa. —Disfrutaba cada centímetro de ti y siempre huías. —Nancy apretó las sábanas con sus puños al recordar esos días. —Hoy todo cambiará. —Arrodillándose frente a ella, deslizó el dedo índice a lo largo de la hendidura. —Hoy sabrás lo que es ser follada por dos hombres sin posibilidad de huir. —Llevándose el dedo a la boca, lo chupó sin dejar de apreciar el paraíso frente a él.

Leviatán se subió a la cama e inició a besarla justo cuando un lengüetazo acertó su clítoris. El ardiente beso y el placer que está recibiendo en su sexo fue intenso.

El corazón de Nancy martillea en su pecho con fuerza, así cortándole la respiración y encendiendo su cuerpo. Roy parece estar dispuesto a dejarle la piel viva, al igual que Leviatán.

Sus pechos ya sensibles estaban siendo devorados con una ferocidad arrebatadora. ¿Podría ella soportar todo ese placer y esa excitación que ambos hombres le proporcionan? La respuesta fue cuestionable en cuanto ambos succionaron a la par.

—Dios. —Gimió aferrándose más a las sábanas. Sus pechos arden y su sexo igualmente, pero quiere más, ella desea todo lo que ellos tienen para darle. —¡Sí! —Gritó alto y fuerte, demostrando todo lo que está experimentando.

Su mentalidad cambió drásticamente, ya no solo desea estar sobre la cama disfrutando todo el placer que se le brinda, ahora ella quiere realmente integrarse al juego y disfrutar a los dos dioses nórdicos que tiene a su merced.

Retirándolos a ambos, se arrodilló a como pudo, sus piernas tiemblan por el orgasmo que acabó de experimentar y su respiración parece no ser normal.

—¿Qué harás? —Leviatán la observó con detalle, disfrutando su condición. —¿Te dejarás hacer por nosotros o darás batalla? —Roy mostró un cinturón, eso, al contrario de asustarla, la provocó más.

Creo que me voy a resistir. —Roy y Leviatán se miraron e inmediatamente volvieron la mirada a ella. —Quiero tener ambas pollas en mi boca. —Trató de pasar saliva, cosa que su boca seca no le facilita. —Quiero tragarme sus fluidos, quiero llorar por meterlas tan profundas en mi garganta. —El ligero gruñido que escuchó le gustó. —Quiero escucharlos gemir, quiero que se enteren de que yo soy la única que puedo llevarlos a gemir de esa forma. —Aprovechando que ambos están uno al lado del otro, gateó seductoramente hasta ellos. —Los haré temblar a tal punto que no lo soporten y me follen como castigo por hacerlos ver débiles. —Tomando ambas pollas con cada mano, se lamió los labios llevándolos al éxtasis.

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