Prólogo

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—¡Rose date prisa! ¡Llegaremos tarde! —Oyó la voz de una de sus hermanas pequeñas, Eleanor, que gritaba preocupada mientras miraba el reloj

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—¡Rose date prisa! ¡Llegaremos tarde! —Oyó la voz de una de sus hermanas pequeñas, Eleanor, que gritaba preocupada mientras miraba el reloj.

La peliblanca suspiró nerviosa mientras se veía al espejo de su habitación por última vez. Observó el vestido blanco con ciertas decoraciones en color oro, que su madre le había obligado a ponerse. Llevaba un tocado grande, comparado con los simples que ella solía llevar, y al que había calificado como "plumero para la cabeza". Hoy sería el día en el que se presentaría ante la sociedad como mujer, para que su madre eligiera pretendientes para ella.

Abajo, sus hermanas pequeñas, su hermano y su madre y padre la esperaban pacientemente.

Eleanor, esperaba ver y apreciar cada detalle de la temporada de su hermana mayor, pues en la siguiente sería la suya. Y aunque a ella le encantaba llevar esos vestidos, y tener atención sobre ella, sabía que su hermana odiaba los bailes y que todo el mundo la mirara. Odiaba que debía casarse para tener hijos y no poder leer o estudiar tanto como quería.

La familia Deveraux era una de las pocas que tenían la suerte de tener una amigable relación con la mayoría de las familias de clase alta, incluída la Reina, que había insistido desde que vió por primera vez a Rosalyn, en ser su tutora principal, a parte de Violet Bridgerton que la enseñaba a tocar el pianoforte junto con Daphne, y de Edmund Bridgerton que la había enseñado a cazar y montar a caballo, acompañados normalmente por Anthony.

Se podía decir, sin duda alguna, que Rosalyn Deveraux poseía una increíble multitud de talentos natos, entre ellos, cantar y bailar con la elegancia de una reina.


Born To Be Royal | Los BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora