Capítulo IX

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—¿Tuviste otro ataque de ansiedad? —Anthony preguntó mientras ambos daban un paseo por el campo a caballo

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—¿Tuviste otro ataque de ansiedad? —Anthony preguntó mientras ambos daban un paseo por el campo a caballo. La chica le miró confundida, pero su mente ató cabos y sonrió.

—Por supuesto que te lo dijo. —Rió negando con la cabeza.

—Sí. —admitió. —Aunque me ofendió bastante el que me lo dijera fuera Benedict y no tú.

Eso sí que no se lo esperaba. ¿Benedict lo sabía también?

—¿Te lo dijo Ben?

Anthony asintió con una pequeña mueca. Entendía si ella no quería contarle algo, pero algo en él se molestó al saber que sus dos hermanos pequeños lo sabían y él no.

—El caso es que, Colin y yo decidimos que sería un secreto entre nosotros dos y Eloise, y Eleanor. —Frunció el ceño, como intentando recordar si había alguien más allí. Violet y sus padres al final parecieron no darse cuenta de lo sucedido. —Supongo que ya no es un secreto.

Ambos se quedaron en silencio en un incómodo ambiente que hacía mucho no había entre ellos.

Rosalyn se culpaba por no haberlo hablado con Anthony.

Y Anthony se culpaba por no haber estado ahí para ella.

La peliblanca le miró de reojo y suspiró. Él parecía completamente ensimismado en su mundo y ni siquiera le dirigía una mirada. Parecía que habían vuelto a aquel día, donde el camino de vuelta de ver la puesta de sol a casa de los Bridgerton no fue más que incómodo y silencioso.

⚜️

Rosalyn caminaba por las calles de Londres acompañada por Lord Phillips, quién había insistido en salir a dar un paseo. El sol brillaba y todo el mundo parecía haber salido a las calles a disfrutar del día. Detrás de la pareja, Jo caminaba dejándoles su espacio, y pendiente a cada movimiento de ambos.

La temporada casi iba a terminar, quedaban dos bailes y alguna comida que normalmente se organizaban, además de un evento como la carrera de caballos anual de Londres. Para todos era un escándalo que el Diamante de la temporada todavía no estuviera prometida. Rosalyn lidiaba con eso cada día, desde su madre, hasta todos y cada uno de los ciudadanos de Londres.

Hacía varías semanas que no hablaba con Benedict, el chico se distanció de repente sin avisar, y aunque admitió que le había dolido, decidió seguir con su vida para no poner en peligro el honor de su familia y el suyo. Porque era hora de admitirlo: Benedict no le propondría matrimonio. Y Anthony tampoco. Ambos disfrutaban de su libertad lo suficiente como para no atarse a una mujer. Al menos, no todavía.

—¿Le parece bien, señorita Deveraux?

—¿Perdón?

—Le contaba que hablé con su madre el día anterior, ya que como le mencioné, tenía la idea de pedirle su mano.

Rosalyn asintió en ese momento. Lord Phillips había logrado hacerse un pequeño hueco en su corazón, sin embargo, temía jamás poder mirarlo como algo más que a un buen amigo. Pero aún así, si su madre ya lo había decidido, ese sería su destino. Después de todo, Lord Phillips era atento, amable, caballeroso y con tierras y riqueza. Todo lo que una mujer buscaba en su futuro esposo.

—Ella ya me dió su beneplácito. Ahora, me gustaría saber su opinión. —Le dió una amable sonrisa.

Ella tomó aire antes de contestar.

—Por supuesto. Acepto su propuesta, Lord Phillips.

El hombre sonrió con cariño y se permitió abrazarla. La chica le abrazó de vuelta, viendo la cara de sorpresa que Jo tenía.

—Será un placer hacerla feliz, señorita Deveraux.

Ella sonrió y asintió. Ambos siguieron caminando y hablando sobre su futuro, hasta que llegaron a la casa de Rosalyn. Se despidieron y cada uno fue por su camino. La peliblanca fue al salón, donde toda su familia (incluída Violet) conversaba animadamente.

—Mamá. —Rosalyn llamó su atención. —Lord Phillips me ha propuesto matrimonio. He aceptado. —Sonrió con convicción.

El grito de alegría que Gabrielle dió se pudo oír fácilmente por todo Londres. Corrió a abrazar con orgullo a su hija mayor mientras que Violet sonreía, y sus hermanos no se movían de sus sitios, aún asimilando la situación. Eleanor le tendió molesta a Alexander diez libras, al igual que las demás hermanas quienes juraban que Rosalyn acabaría con alguno de los Bridgerton.

—Oh, mi pequeña Rosalyn. Felicidades. Es una noticia maravillosa. Rápido, tenemos una boda que organizar. Debemos avisar a la Reina.


Born To Be Royal | Los BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora