Rosalyn Deveraux es la hija mayor de una pareja de la alta sociedad de Londres. Su madre, Gabriella Deveraux, es la mano derecha de la Reina Carlota, y su padre, Andrew Deveraux, era el mejor amigo de Lord Bridgerton, por lo que Rosalyn se ha criad...
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—Muy bien. Muy bien. Gregory, aprendes muy rápido. —Violet aplaudió con entusiasmo a su hijo menor, que se sonrojó ligeramente mientras continuaba bailando.
Violet, Gabriella, Gregory y Rosalyn se encontraban tomando el té en casa de los Deveraux, cuando a Violet se le ocurrió que Rosalyn le enseñara a bailar, ya que ella tenía unas dotes increíbles para el baile. La Reina Carlota se había asegurado de que así fuera.
Así que, en estos momentos, Gregory se encontraba aprendiendo a bailar un vals con Rosalyn, mientras trataba de no pisarla. La peliblanca lucía una divertida sonrisa mientras continuaban bailando. Su vestido azul cielo se balanceaba al ritmo de la música, acompañando cada uno de los movimientos de la chica.
Cuando el vals terminó, ambos hicieron una pequeña reverencia mientras sus madres aplaudían.
Rosalyn procedió a sentarse en el sillón vacío mientras cogía su libro y continuaba su lectura.
Una de las sirvientas de la familia entró llamando su atención para que subiera a hablar con su hermana Eleanor, quién había requerido de su presencia.
—¿Lena? —preguntó una vez en la habitación cuando vió que no había rastro de su hermana.
—Estoy aquí, Rose.
—¿Me buscabas?
—¿Qué vestido te gusta más, hermana? —Preguntó mostrando dos vestidos.
La peliblanca miró con detalle cada uno y luego habló.
—El morado sin duda resalta tus facciones. Además, te queda de maravilla, Lena. ¿A quién buscas impresionar? —Pregunta captando la intención de su hermana.
Hacía ya unas semanas que el doctor le había permitido volver a salir de casa ya que ella parecía estar en mejor estado.
Eleanor se sonrojó haciendo a su hermana reir.
—A Luke Fellow, Rosalyn. Le conocí en el baile el otro día. Es todo un caballero, Rose. Es bueno, amable y gracioso. No creo poder pedir nada más.
Ella sonrió. —¿Y te ha pedido una cita?
Eleanor sonrió emocionada, antes de volver a fijar su vista en los vestidos.
—El morado entonces.
La morena se puso el vestido con cuidado y se sentó en el tocador. Por primera vez en mucho tiempo, dejó que Rosalyn hiciera su pelo. Le encantaba pasar tiempo con su hermana mayor, aunque no siempre lo demostrara. Apreciaba cada momento de risas, o cotilleos que pasaban juntas, cosa que no era muy común ya que la mayor había tenido últimamente muchos eventos y reuniones con pretendientes y demás.
Rosalyn le hizo una trenza de raíz, dejando algunos mechones sueltos, que le daban un aire más casual, pero a la vez elegante, al look de su hermana.
—Ya está. —Avisó con una sonrisa.
—Gracias, Rose.
—Estás preciosa, Lena. —Dijo cuando la chica se levantó de la silla, viendo ahora su atuendo completo con el peinado.
—Señorita Deveraux. Hay un chico en la puerta preguntando por usted. —avisó Sandra, una de las sirvientas de la familia y hermana de Jo.
—Ya está aquí.
—Tranquila. Seguro que te adora. —Calmó Rosalyn con una sonrisa. Nunca había visto nerviosa a Eleanor.
