Born To Be Royal | Los Bridgerton

Capítulo VI

—Señorita Deveraux. —Una voz la llamó.

Rosalyn había salido a dar un paseo por las calles de Londres, hacía sol y un poco de viento, el clima favorito de la chica. Josephine, una de sus criadas, que su madre había obligado a acompañarla, caminaba a su lado mientras conversaban. Si bien no mucha gente de la alta sociedad parecía querer mantener una conversación con cualquier persona del servicio, Josephine para Rosalyn era su amiga, llevaban básicamente toda la vida juntas, pues Josephine tan solo era diez años mayor que ella.

Robert, el niño que repartía los periódicos todas las mañanas, se acercó a ella con una sonrisa. Le tendió el periódico, mientras ella sacaba unas monedas y se las daba al chico.

—¡Que tenga un buen día, señorita Deveraux! —Gritó alejándose.

La peliblanca sonrió con ternura antes de despedirse.

—Igualmente, Robert.

Ambas chicas volvieron a emprender su paseo y su conversación, solo que esta vez, Josephine cambió de tema hábilmente.

—Colin ha pasado está mañana por la casa. —Pronunció, haciendo que la chica la mirara confundida.

—¿Ha dicho algo o ha dejado algún recado?

—Estaba preocupado por ti. Pidió que fueras esta tarde a tomar el té a su casa, al parecer no es el único de los Bridgerton preocupado por ti.

La peliblanca entendió al momento la insinuación de su amiga. ¿Cómo no hacerlo? Josephine no era ninguna tonta a la que fuera fácil engañar. Ella siempre se enteraba de todo.

—No empieces, Jo.

—Si me permites preguntártelo, ¿qué tienen Anthony y Benedict para que no quieras casarte con ellos? Son los dos mejores candidatos que yo veo. Porque, seamos sinceras Rosy, Lord Phillips no es ni la mitad de bueno que ellos.

La chica suspiró, sabiendo que algún día, tendría que contarle la verdad a alguien. Y ese día, era hoy. Josephine esperaba impaciente la respuesta de su amiga.

—No quiero arruinar nuestra amistad. Ya lo hice una vez, y me prometí que no volvería a pasar.

—¿A qué te refieres?

—¿Recuerdas aquel verano hace unos años que me fui sin dar explicaciones a nadie? —La castaña asintió ante la pregunta. —Anthony y yo... bueno, nosotros...

—¿Qué?

—Nos besamos. —La morena dió un grito de alegría ante la confesión. Sentía que ella y Daphne iban a ganar la apuesta que habían hecho con Colin y Eleanor, quienes creían que la peliblanca terminaría con Benedict. —Baja la voz. —Regañó.

—Lo lamento. —Se disculpó con vergüenza. — ¿Cómo fue? ¿Cómo pasó?

—Habíamos ido a cabalgar y decidimos quedarnos a ver la puesta de sol en nuestro lugar. Y pasó. —Dijo. — No sé exactamente cómo. Cuando volvimos, entré a casa para buscarte y contártelo, que me dieras consejo, pero oí el grito de Anthony y salí corriendo afuera de la casa de nuevo. Y...

—Fue cuando Lord Bridgerton falleció. —Entendió la morena.

—Anthony y yo nos centramos en lo sucedido con Edmund y nos olvidamos del beso. Me hizo prometer que jamás nadie lo sabría y no se repetiría. Y me fui de Londres. No quise verle durante un tiempo.

—Todos pensábamos que te fuiste por la muerte de Lord Bridgerton. Pero fue por Anthony. —Aclaró la morena. —No me puedo creer que te dijera eso.

Hubo un silencio entre ambas mientras seguían caminando. La gente a su alrededor hablaba animadamente con otros vecinos, todos parecían alegres por el principio de temporada.

Rosalyn decidió sentarse en un banco a descansar mientras su cabeza no paraba de darle vueltas a lo sucedido aquel día. Anthony y ella. Su amistad se vió puesta en peligro durante un tiempo, pero cuando ella volvió fue como si nada nunca hubiera pasado, y ellos jamás se hubieran separado. Debía admitir que al principio, incluso ella tenía más esperanzas de acabar con Anthony, pues hubo un tiempo en el que Benedict se encerró en sí mismo y casi no le dirigía la palabra, pero después de aquello todas sus esperanzas y sentimientos por él se fueron distanciando, hasta que se guardaron en un cajón en su mente que juró jamás volver a abrir.

Poco sabía ella que cierto chico seguía sintiendo cosas por ella.