Capítulo XIII

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—Ben

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—Ben. —Saludó la peliblanca con una sonrisa cordial. Llevaban un mes sin hablar, desde el anuncio del compromiso con Anthony, exactamente.

—Siento haberte hablado así, Rose. No debí exaltarme tanto como lo hice. Lo lamento.

—No pasa nada, yo también reaccioné un poco exaltada.

—Reaccionaste como debías. —Sonrió. —Entonces, ¿te casarás con Anthony?

Ella asintió, con una sonrisa de oreja a oreja, sin poder contenerla. El moreno la miró con asombro. Hacía años que no la veía sonreír así, y esperaba que jamás dejara de hacerlo.

—Está bien. Me alegra que seas feliz.

—Lo soy. —Aceptó. —Anth me ha prometido ir de luna de miel a Italia. Siempre he querido ir a Italia.

—Lo sé. Espero que te guste.

—Ben. —Llamó cuando él se iba.

—¿Sí?

—Siento no haber entendido la indirecta. —Dijo, mirando las estrellas.

Él miró a la chica a los ojos. Por supuesto que se había dado cuenta, ¿cómo no iba a hacerlo? Rosalyn no era ingenua, y él le había dejado en claras sus intenciones con ella desde el primer momento. Mentiría si dijera que no sabía que la había perdido hace años, cuando Anthony llegó corriendo a casa y le contó ilusionado su beso con la chica. Ahí supo que su hermano siempre estaría por delante de él. Pero aún así, había querido seguir luchando por ella.

—No pasa nada, Rose. Yo tampoco fui muy claro.

—Te quiero Ben, pero Anthony siempre ha tenido un lugar en mi corazón.

—Lo sé, Rosie. Tranquila. No pasa nada.

—¿Seguro?

Él casi se derritió de ternura. La chica lucía claramente preocupada por herir sus sentimientos, y él solo pudo ver otra vez, porque se enamoró de ella.

—Seguro.

—¡Rose! ¡Ayuda!

El grito desesperado de la matriarca de los Deveraux, llamó la atención de ambos. Corrieron hacia el interior de la casa, viendo como todos los sirvientes iban de un lado a otro y su padre salía rápidamente de la casa, en busca del doctor.

Entraron al salón, viendo a Eleanor tumbada en el suelo, inconsciente, a su madre llorando preocupada y sus hermanas corriendo a su lado.

Alexander, el pequeño, corrió hacia Rosalyn cuando la vió, y esta le subió a sus brazos, tranquilizando sus sollozos.

—Alex, tranquilo. No va a pasar nada.

—¿Qué ha pasado? —Benedict intentaba ayudar.

—Se ha desmayado, estábamos hablando de la boda y se ha desmayado.

—Disculpen, por favor salgan de la sala, yo me encargo. —El médico interrumpió, sacando a todo el mundo de ahí.

—Iré a buscar a mi madre y a Anthony. —Benedict avisó, sabiendo que eso las calmaría.

—¿Va a morir? —Alexander preguntó.

—No, Alex. No digas eso. Lena va a estar bien.

                                                                             ⚜️

—Ya tengo el diagnóstico. —Anunció el médico después de una hora.

—¿De qué se trata, doctor?

—La señorita Eleanor padece una nueva enfermedad, no hace mucho que fue descubierta, y lamento decir que es mortal. No hemos encontrado cura.

Los sollozos de Gabriella, que cayó de rodillas al suelo, incapaz de soportar el dolor de perder a una hija, llenaron la sala. Violet a su lado, la abrazó, apoyándola en silencio.

Anthony abrazó con fuerza a Rosalyn, que aún sostenía a un Alexander dormido en sus brazos.

—¿Cuánto tiempo le queda?

—Dos semanas.

—¿Solo?

—La señorita Deveraux ya sabía de su condición hace meses, señora. 

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⏰ Última actualización: Aug 19 ⏰

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