Capítulo VI: Todo bien

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Al final de cuentas, Felipe seguía siendo mi novio, y yo debía entregarle lo que el más necesitaba en ese minuto, mi apoyo, cariño y por, sobre todo, amor. Es por eso que al día siguiente fuimos con mi familia a su casa para hacer un almuerzo "familiar". Claramente esto era algo sorpresa para Felipe...

— Feli, cariño... Ve a abrir la puerta, por favor. — Dijo Ester desde la cocina.

— Ya voy. — Respondió.

Felipe abrió la puerta y nos vio ahí. A mi madre, padre, abuela y a mí. Vi como su cara se iluminó inmediatamente, y solo atinó a abrazarme.

— Lo siento mucho, Javi. — Me dijo mientras me abrazaba.

— No tienes nada que sentir, Feli. Está todo bien. — Le respondí mientras le abrazaba y le hacía cariño en su espalda.

— ¿Me perdonas? — Me dijo mirándome a los ojos.

— ¿Perdonarte? ¿De qué? — Le pregunté. No has hecho nada malo... A excepción de tener tu habitación llena de polvo... — Bromeé.

Todos rieron en aquel momento. Luego, mis padres y abuela saludaron a Felipe y su abuela. Una vez entraron, nos quedamos con Felipe por un momento en el pórtico de su casa.

— Felipe, no tienes nada de que disculparte. Aquí nadie tiene culpa de nada; y si alguien tuviera que pedir disculpas, ese debiese ser yo por ser tan gilipollas y haberme ido ayer así de aquí. — Le dije.

— Está bien, amor. Estabas en shock, y no sabías como reaccionar. — Me dijo mientras me hacía un cariño en mi barbilla.

— Es que no está bien, Feli. — Le dije. Lo que más necesitas es apoyo y amor en estos momentos, y ayer siento que no te entregué eso que necesitabas. De verdad, lo siento mucho.

— Tranquilo. — Me dijo. ¿Todo bien ahora?

— Todo bien. — Le respondí con una sonrisa y unas cuantas lagrimas saliendo de mis ojos.

— ¿Puedes darme un beso? — Me preguntó.

— ¿Cómo me preguntas eso? Obvio que sí, bobito. — Le respondí.

Me acerqué a él, y le di el mejor beso que jamás pude haberle dado. Fue un beso realmente increíble. Ahora, en vez de estar la luna acompañándonos, estaba el sol a punto de ponerse en el atardecer, con la brisa de verano rozando nuestros rostros. Si quisiéramos llevarlo a lo que dirían las películas de Disney, podríamos decir que fue aquel Beso de Amor Verdadero que tanto hacen alusión en sus películas. Después de aquel mágico momento, nos abrazamos y pude volver a sentir su maravilloso aroma, aroma que pagaría millones por volver a sentir en su piel. Finalmente, entramos tomados de la mano a la casa y cerramos la puerta mientras nos reíamos a carcajadas como lo solíamos hacer. 

Amar después de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora