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EMMA:

— ¿Cuál vestido dices que se me verá mejor? – le pregunto a Senju alzando dos vestidos; uno azul con lentejuelas que me queda tres dedos por debajo del culo y otro negro sin mangas del mismo tamaño.

— ¿Que te pondrás en los pies? – pregunta arreglando su maquillaje.

— Las botas negras que llegan hasta las rodillas.

— Pues entonces el negro… – me guiña un ojo a través del espejo y yo sonrió.

Me quitó la camiseta y los pantalones de pijama -no me da pena estar en ropas interiores delante de ella, somos amigas desde crías después de todo- y me paso el vestido por la cabeza acomodando la parte inferior.

No llevaba sujetador pero no era necesario, el vestido ya traía unas almohadillas.

Acomode un poco mi pelo rubio con mis manos y me senté en la cama para ponerme las botas.

— ¿Aretes? – Senju se gira en mi dirección y me muestra dos pares de aretes, unos con forma de plumas y otros que son unos simples aros de tamaño medio.

— Los aros.

Me siento delante de mi tocador y comienzo a maquillarme.

Cuarenta minutos después, nos encontramos de camino a la fiesta. Shinichiro va manejando mientras se fuma un cigarrillo y habla con Wakasa-chan por teléfono.

— Si amor ya lo sé pero… – shinichiro dice al teléfono. — entiendo, veré qué puedo hacer… no te preocupes, lo vamos a solucionar. – y finalmente corta la llamada.

— ¿Qué pasó?– le pregunto curiosa asomando mi cabeza entre los asientos.

— Nada, problemas de adultos. – responde usando ese tono de voz que te deja claro que no te dira nada.

— Ok. Espero que sea lo que sea se solucione pronto. – le digo sonriendo y vuelvo a mi lugar.

Lo veo sonreír de costado mientras se enciende otro cigarrillo.

— ¡Pásenlo bien chicas! ¡Y Emma recuerda, cuando se quieran ir me llamas! – shinichiro se despide de nosotras.

— Bien, vamos dentro. – Senju me toma del brazo y entramos en la casa.
Esta que revienta de gente. La música está tan alta que prácticamente no puedo escuchar mi propia voz cuando le digo a Senju que vallamos por unos tragos.

Entramos en la cocina donde hay un grupo bastante grande de personas charlando y sirviéndose alcohol.
Senju mete codazos a todo el mundo para poder llegar hasta la mesada donde hay una gran variedad de bebidas alcohólicas.
— ¿Qué quieres tomar? – pregunta al tiempo que mete una cantidad considerable de vodka en un vaso plástico color rojo.
— Un ron con cola. – respondo y tras acentor Senju se pone manos a la obra. A ella se le da muy bien preparar tragos, dice que le gustaría ser barwomen en el futuro. A Takeomi no le hace mucha gracia la idea.

Veinte minutos después estamos en el patio de la casa, riendo y bebiendo de nuestros tragos mientras escuchamos la música amortiguada por las paredes de la casa.

— ¡No puede ser! – Senju chilla y me gala el brazo. Yo la miro sin entender.
— ¿Qué pasa?
— ¡Mira, allá!
Me señala a las puertas corredizas que dan al patio y entonces lo veo.
Mi corazón da un uelco y las piernas me comienzan a temblar.
Ahí está el, tan precioso como siempre, con su cabello azabache despeinado y sus ojos azules y juguetones, parecen los ojos de un cazador, va vestido con unos pantalones de jean, una camiseta negra y Vans. Takemichi se ve jodidamente perfecto esta noche.

Yo ya desconecte de la realidad por completo, solo puedo apreciarlo, aoreciar sus tatuajes, el Rolex en su muñeca derecha y la manera en la que sus músculos se contraen cuando se lleva el vaso plástico a los labios.

— Vamos a saludarlos. – Senju me saca de mis pensamientos cuando toma mi mano y me jala a dónde está el.
Recién me doy cuenta de que no está solo, va con Kisaki, su primo.
— ¿Qué? ¡No! – comienzo a galar mi brazo para irme pero ella me sujeta con más fuerza y me arrastra hasta ellos.
— Vamos Emma, lo ves prácticamente todos los días, no te pongas tímida ahora, que no te pegan nada. – dice ella justo cuando llegamos a ellos. — Takemichi-kun, Kisaki-chan, hola.

Takemichi se voltea a mirarnos y sonríe saludando a Senju con un beso en la mejilla. Ella se queda hablando con Kisaki, o más bien, insultando a Hanma con Kisaki.
— Emma... – susrra mi nombre y se me queda mirando con esos ojos azules que tanto me encantan.
Yo le sonrió sin saber que hacer. Entonces el ensancha su sonrisa y se acerca para darme un suave beso en la mejilla.
Me sonrojo y siento como se me acelera el corazón.
— ¿Qué tal vas? – pregunto intentando fingir que no acaba de darme un micro infarto.
— De niñero. – suspira y señala por sobre el hombro a Kisaki.
— Ya … — asiento.
— ¿Quieres bailar? – pregunta extendiendo su mano en mi dirección.
¿Estoy soñando? Si estoy soñando por favor no me despierten.
— Está bien. – respondo y tomo su mano.
Cuando pasamos junto a Senju y Kisaki ambos me dedican una sonrisa pícara y alzan sus cejas antes de volver a insultar a Hanma.

Entramos en la casa donde ciento que vibro con la música por lo alta que está. Es una melodía pegajosa y está llena de propuestas indecentes.

Takemichi me dirige a la sala, donde hay una masa de gente bailando. Me toma de la cintura y me pega a su cuerpo para comenzar a bailar despacio.
No sé que estoy asiendo pero me encanta.

Prohibido Deseo. [Takeemma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora