Substitule Omega | YM

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YoonGi no vio el coche blanco girando por la intersección, como ruedas sobre el infierno. 

Su trabajo había sido simple. Llevar a JiSung al hospital para acompañar a JiMin en su próxima ecografía. 

No esperaba que las cosas escaparan de su control, y para un hombre que valoraba el control por sobre todas las cosas... bueno, YoonGi tendría problemas para recoger las piezas más tarde.

—Vamos bebé. Te arrepentirías más tarde, el no estar con nosotros en esa habitación —le recordó JiSung.

Recordando la jodida forma en que se enfrentó a JiMin en su apartamento, YoonGi negó obstinadamente con la cabeza. Mantuvo su ojo en la carretera en su lugar.

Maldición. Él debería estar allí. Por el jodido amor de Dios, era su hijoen el vientre de JiMin.Niña o niño, JiSung y él jugaronel juego de las adivinanzas por mucho tiempo. El no saber el sexo del bebé mataba a JiSung, pero a YoonGi le gustaba que hubiera un pequeño misterio.

Aun así, hería el orgullo de JiMin. Peor aún, acusó a su Omega sustituto de hacer todo esto por avaricia, con poco conocimiento de qué tipo de infierno personal había sufrido JiMin.

YoonGi imaginó a JiMin en su cabeza, en el barrio bajo contra la pared del elevador, luciendo como un ángel derrotado.

Había tenido la tentación de dejar de sostener las puertas, de enjaular el cuerpo de JiMin con el suyo, de acomodar el mechón de cabello rubio que caía sobre los ojos de JiMin. Esos labios, se cerraron con ira, lo besaría hasta que pudiera fruncir el ceño con una sonrisa.

Esos pensamientos avergonzaron a YoonGi. 

También lo mantuvieron despierto hasta altas horas de la noche durante las últimas dos semanas. Él no estaba atraído por JiMin. 

JiMin simplemente llevaba a su cachorro, de ahí los extraños impulsos de protección que sentía hacia el Omega sustituto.

—Puedes contarme después —dijo YoonGi, al darse cuenta de que JiSung esperaba su respuesta. Él entrecerró los ojos, viendo a su esposo descuidado como de costumbre. —bebé, ponte el cinturón de seguridad.

JiSung gimió. —No otra vez. YoonGi, el hospital está a cinco minutos del camino. No me hagas... —YoonGi se detuvo a medio camino. El instinto hizo que desviara su mirada hacia la carretera. La luz era verde y la carretera estaba relativamente vacía.

El lobo alfa dentro de él mostró sus colmillos y gruñó ante el peligro inminente... pero ¿de qué?

Entonces YoonGi lo vio, un flash blanco emergiendo de la intersección. Pisando los frenos, YoonGi tomó el control de la rueda.

El tiempo se ralentizó hasta convertirse en un doloroso segundo. El lado del coche colisionó con el capó de su propio auto, y el impacto envió a YoonGi hacia atrás.

Su cerebro se movió un milisegundo muy lento.

El cinturón de seguridad. 

JiSung no está usando el suyo.

YoonGi buscó su propio cinturón. El rostro pálido de JiSung se volvió hacia sí,  el cristal se rompió en mil pedazos mortales. YoonGi finalmente se desabrochó el cinturón, se arrojó sobre su compañero, pero ya era demasiado tarde.

El auto entero cayó sobre su costado. Su cabeza le daba vueltas.

Las visiones vertiginosas de cristales voladores y crujidos de metal seguirían atormentando a YoonGi por el resto de su vida.

Su espalda golpeó el tablero. El vidrio cortó en su espalda. El mundo dejó de moverse en un extraño ritmo violento. Las náuseas se elevaron desde la parte posterior de su garganta.

Ve a tu pareja primero.

JiSung lo estaba mirado, sus labios no se movían, y la respiración no salía de sus pulmones. Preso del pánico, YoonGi se encaminó hacia la puerta de JiSung. Usando su fuerza sobrenatural, prácticamente arrancó la puerta del auto de sus bisagras.

Cogiendo a JiSung en sus brazos, YoonGi se arrastró del automóvil.

Tan ligero

 ¿JiSung siempre fue así de ligero? 

¿Y por qué el pecho de JiSung no subía y bajaba?

Cayeron en la grava del borde de la carretera. YoonGi buscó a tientas el pulso, dos dedos temblorosos, cubiertos de sangre. Ninguna tibieza se presentaba. El conductor del otro automóvil salió, luciendo como un fantasma, con sangre cubriendo todo el lado izquierdo de su rostro, pero sin daños.

YoonGi volvió su atención a su compañero y comenzó a hacer RCP. El otro conductor los alcanzó ahora, el teléfono celular en una oreja, llamando a una ambulancia.

YoonGi lo vio entonces: las extremidades de JiSung estaban dobladas en el ángulo equivocado, pero lo que realmente mató a su compañero fue una columna vertebral rota. JiSung parecía normal en el frente. YoonGi sostuvo a JiSung hacia arriba, suave y tierno, con sus dedos buscando a tientas la graciosa curva del cuello de JiSung.

Tragando, YoonGi esperó fervientemente que las habilidades curativas de JiSung se activaran.

Eso no iba a funcionar.

Los Omegas no sanaban tan fácilmente como otros. JiSung en particular, se curaba tan lento como un humano. YoonGi buscó las marcas de su compañero, buscaba a el lobo de JiSung, pero encontró un espacio vacío en su lugar.

—No 

Dos mitades formaban un todo y si su media naranja desaparecía...

¿qué le pasaría?

—Amigo, la ambulancia está en camino. No deberías estar reteniendo a tu pareja así. Deberíamos dejarlo abajo... —el otro conductor estaba diciendo.

—Cállate la jodida boca. —la rabia sacudió su voz. YoonGi derribó a JiSung y se puso en pie.

Al ver sus ojos, el otro hombre se alejó. 

—Maldición, ¿eres un cambiaformas? —El otro tipo susurró.

—Vas a pagar por esto imbécil. —YoonGi siseó, las manos se curvaron a los costados. Buscó a su lobo y comenzó a cambiar sus manos parcialmente a garras, sus dientes humanos a los caninos capaces de arrancarle la garganta al pobre hijo de puta que tenía delante.

—Amigo cálmate. —El otro hombre agitó sus manos. —Fue un accidente.

—Accidente mi culo, nuestra luz estaba en verde, la tuya estaba en rojo. Deberías haberte detenido.

YoonGi levanto las manos, mostrando las extrañas garras. El chico tragó saliva. En la distancia, YoonGi escuchó las sirenas.

¿La policía?

Bueno, las autoridades no deberían hacer mucho. Para el momento en que llegaran, él habría hecho trizas a estos imbéciles.

—Di tus oraciones, humano. Hoy es el último día de tu vida.

RoSeareMin