Mar en calma.

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Luego de ese encuentro con Haruka, la joven Kaioh llegó a casa con el alma anestesiada. Estar cerca del mar le calmó de sobremanera y hablar con el rubio para después recibir un abrazo le hicieron sentir comprendida por un momento de su día.

Al llegar vió a sus padres en la sala con un rostro preocupado. Estos se alegraron al verla cruzar la puerta de la casa, sin embargo el hombre borró su sonrisa.

— Ese imbécil de François dijo que no te encontró en la clínica. Con un carajo, ¿Donde estabas?.– Le preguntó muy molesto Koichi.— Se suponía que debiste estar aquí hace media hora, niña.–

— Koichi, calma. Ya está aquí, y está bien.– La señora Kaioh trataba de calmar a su marido.

— Di una larga caminata, no quería que fueran por mi.– Dijo serena la joven ante el regaño de su padre.

— Ve a tu habitación, después bajas a cenar. Tenemos algo de que hablar.– El señor Kaioh se mostró frío y estricto en sus palabras.— ¿¡Acaso no escuchaste!?, ¡A tu habitación!.– Su voz se tornó fuerte que la propia Akari se alejó un poco de su marido.

Michiru solo bajó la mirada y se marchó. Así, su día se arruinó con esa actitud de su padre, ¿Qué tan miserable debía ser para ver por un momento feliz al señor Kaioh?. Con ese pensamiento, dejó el estuche de violín en su cama. Odiaba ser una Kaioh, la estúpida presión social y todo lo que conllevaba a la fama, a la grandeza. Se lamentaba desde el día en que su pasión por tocar el violín se volvió un infierno.

Se quedó dormida, no supo por cuánto tiempo pero supuso que lo suficiente como para despertar y ver que las luces del pasillo aún seguían encendidas y escuchar voces en la planta baja. Salió de su habitación y con cuidado pisó los peldaños de la escalera color caoba para no hacer ruido. Cuando llegó al comedor principal, sus padres aún seguían charlando, ambos le sonrieron  y la invitaron a tomar la cena.

— Lamento el como te trate hace unas horas, hija. Estaba preocupado...eso es todo.– Se disculpó primeramente el padre por su comportamiento.

— Te estábamos esperando para cenar. Ya íbamos a empezar sin ti.– Le comentó la madre.

Michiru solo guardó silencio y tomó asiento. Observó a ambos adultos y después cuestionó.

— ¿Qué es eso tan importante de lo que quieren hablar?.– Preguntó sin rodeos.

— Vaya, lo recordaste.– Le dijo la madre soprendida.

— Mañana asistiremos al cumpleaños número quince de tu prima Usagi. Será un gran día para la familia Tsukino.– Dijo Koichi con una sonrisa fingida, ya que la familia de su esposa y él no tenían una buena relación.

— Así que tienes que alistarte antes de las cuatro de la tarde. ¿Está bien, cariño?.– Akari comenzó a degustar de la cena después de dar su comunicado.

Los padres estaban ya cenando, Michiru seguía aún procesando la información, ¿Qué fecha era?, ¿Cómo pudo olvidar el cumpleaños de su prima Usagi?. Miró su plato de comida, el sashimi tenía un buen aspecto pero de pronto sintió demasiado asco por su platillo favorito.
Cuando tomó el primer bocado, la sensación de saliva excesiva en la boca le hizo levantarse de su asiento e ir directamente al baño para vomitar lo que había comido.

Los padres la siguieron preocupados. Koichi en su desesperación le gritó a su esposa. Akari sintiéndose ofendida acudió a su defensa propia y los dos comenzaron una discusión donde el señor Kaioh y la señora Kaioh no cederian a darle la victoria al otro.
Michiru se sintió culpable, sus padres tenían temperamentos muy fuertes. Sin tan sólo no hubiera hecho eso, nada de esto estaría pasando.

Michiru se fue a su habitación y se encerró totalmente con llave mientras que afuera en la planta baja todavía se oían los gritos y unos cuantos vidrios rompiéndose, provocados por la situación que los adultos estaban viviendo.

A la mañana siguiente, Michiru despertó. Todo estaba tranquilo, no se escuchaba ningún ruido. Observó su reloj, eran ya las once de la mañana, durmió demasiado si lo pensaba bien. ¿Qué importa?, Se preguntó en su mente y con ello se metió al baño a ducharse.
Una vez lista, se miró al espejo, no le agradaba su vestido azul. "Muy ridículo", pensó.

.....

Por otro lado, Haruka y Seiya estaban en el departamento del primero haciendo su tarea de biología. Pero Seiya se entretenía mas con su guitarra eléctrica. Los dos estaban muy concentrados o eso parecía.

— Ah por cierto... la loca de Minako-chan te estuvo buscando en mi casa creyendo que estarías ahí.– Le informó mientras lo miraba con una cara de: "Te lo dije".

Tenoh suspiró fastidiado dejando caer su bolígrafo hacia el escritorio donde escribía.

— ¿Te dijo algo más?, fui claro. No busco formar una relación con ella.– Expresó Haruka.

— Sólo me dijo que quería hablar contigo. No sé de qué pero tú, espero estés tomando tus medidas.– Le sugirió el pelinegro porque sospechaba que si Haruka y Minako estaban juntos durante las noches, podrían ser descuidados y terminar con un embarazo no planeado.

— Tranquilo Kou, yo tomo mis medidas. No puedo arruinar mi carrera solo por diversión de una noche. ¿Entiendes?, estoy enfocado en todo lo que hago.– El rubio estaba seguro de si mismo.

— Me alegra oírte decir eso pero también me da asco tu arrogancia.– Kou sonrió. Ambos soltaron una carcajada y siguieron con sus actividades. El pelinegro rasgueó su guitarra una y otra vez.

....

En un abrir y cerrar de ojos dieron las cuatro de la tarde, el mayordomo François tocó la puerta de la habitación de Michiru.

— Señorita, sus padres me dieron la orden de llevarla al lugar del evento. ¿Ya está lista?.– Preguntó desde afuera de la habitación el joven François.

No hubo respuesta hasta que Michiru abrió la puerta.

— Vamonos Fran.– Sólo sé limitó a decir eso la aguamarina.

Cuando llegaron, Michiru se sintió un poco insegura, ver a tanta gente y chicos de su edad le daban la sensación de ser juzgada y no era para menos, siendo pariente de la familia Tsukino.
A lo lejos reconoció a Usagi, su peinado y cabello rubio podían ser inconfundibles. Por un momento quiso ser Usagi, ser una chica normal, con amigos que le aprecian y una familia estable.

Se quedó de pie en la entrada del salón de lujo hasta que su madre la sacó del trance en el que se encontraba. La llevó hasta una de las mesas que habían sido reservadas para la familia Kaioh. Su padre parecía no estar en el mejor momento así que solo se sentó en su silla.
El evento transcurrió de lo más normal e incluso parecía aburrido, Michiru estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no se dió cuenta que Usagi la llamaba.

— ¡Usagi no seas desconsiderada!.– Le reprendió una chica de cabello azul.

— Michiru-San no me escucha.– Dijo decepcionada la joven de cabellos rubios.

Michiru reaccionó por fin y dedicó su mejor sonrisa prestandole toda la atención a la joven rubia.

— Hola Usagi. Feliz cumpleaños.– Felicitó sonriente.

— Si, gracias. Quería pedirte un favor, si tú quieres, claro.– Dijo demasiado nerviosa la joven Tsukino.

— Claro, ¿Qué ocurre?.– Aunque por dentro Michiru no quería hacer nada de lo que le pidiesen, sea quien sea.

Usagi como su amiga Amy le comentaron lo ocurrido, aunque le agradó la forma de ser de la chica de cabellos azules.
Las tres fueron a un lugar apartado de la gente y le mostraron el objetivo. Michiru casi sale corriendo del salón de fiestas al ver a quien menos quería ver, esa persona sería el objetivo de Usagi en esta noche.



















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Para soñar. Sin espacio, sin tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora