Astro rey

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Después de la fiesta, los padres de Michiru se percataron de la ausencia de la joven.
Koichi llamó a François para saber sobre su hija, recibió respuesta de que la joven Kaioh había ya llegado a su casa.
Al salir, el matrimonio Kaioh se topó con Mamoru, el señor Koichi se alegró al ver al hijo de su mejor amigo ya fallecido.
El pelinegro miró sin ninguna expresión a ambos adultos.

- ¡Mamoru!, ¡Qué gusto verte!. Eres la viva imagen de tu padre.- Expresó el señor Koichi.

- Si, a mi también me da gusto señor.- Ambos hombres se saludaron con un fuerte apretón de manos. Mamoru se percató de que el señor Kaioh bebió demasiado así que hizo el honor de acompañar a los dos adultos hacia la limusina que los esperaba.

- Gracias hijo, le advertí a Koichi que no bebiera pero no me hizo caso.- Agradeció Akari una vez que ya los dos se hallaban dentro del transporte.

Sin que se diera cuenta la señora Kaioh, Koichi le entregó un papel a Mamoru, este solo asintió y lo guardó en uno de sus bolsillos para después ponerse el antifaz blanco. Cuando el auto de los Kaioh se marchó, entre la oscuridad salió un joven de cabellos platinados.

- Kunzite...necesito que investigues a Haruka Tenoh, donde vive, quienes son su familiares y todo lo que puedas econtrar.- Dijo el pelinegro sin mirar al muchacho que estaba tras de él.

- Cómo digas Chiba.- Luego de decir eso, el joven desapareció sin dejar rastro.

Mamoru volvió a la fiesta, todos estábamos felices y reían. La llegada de partir el pastel y repartir vino se esperaba con ansias por todos los invitados.

Koichi y Akari llegaron a la mansión, el hombre aún ebrio se molestó porque su hija se había marchado antes de tiempo así que con molestia empujó la puerta principal y gritó el nombre de su hija.

Michiru estaba en su habitación leyendo tranquila un libro, se sobresaltó al oír el estruendo y el grito furioso de su padre. Con rapidez bajó al primer piso y se encontró a su padre ebrio y tambaleándose por entre el pasillo y la sala.

- ¿Crees que puedes mandarte sola?.- Le dijo el hombre aún tambaleándose.

Akari trataba de calmar a su marido pero este era peor que una mula.

- ¡Tú no te metas, eres una estúpida!.- Le gritó Koichi a su mujer.- ¡Malditas mujeres!- Expresó el hombre sacando un cigarrillo de su saco de vestir.

Michiru se quedó quieta, ese hombre cuando bebía se desconocía totalmente, se convertía en un animal salvaje del que no se puede escapar.

- Koichi cálmate...- Akari se acercó con lentitud a su marido pero este le dió una tremenda bofetada frente a los ojos de Michiru.

- ¡Mamá!.- Exclamó Michiru acercándose a su madre que se estaba tocando el rostro donde fue golpeada.

- ¡Tú ven acá!.- Tomó del brazo a la joven pero Michiru se resistía.

- ¡Me lastimas!.- Le dijo adolorida la joven.

- No tanto como tu estúpida madre lo ha hecho conmigo.- El señor Koichi se llevó jalando a su hija hacia el comedor. Ahí obligó a la joven a tomar asiento.

- A la estúpida que tienes como madre es una fácil, una puta...- Expresó el hombre recargandose en una silla.- Dime Michiru...¿Tú sabias algo?.- La respiración del señor se oía agitada.

- Padre, no se de que me hablas.- Murmuró con miedo.

- ¡Mierda!, ¡Claro que lo sabes, tratas de encubrir a tu madre!. ¡Todas son iguales, estúpidas mujeres!.- Gritó Koichi.- ¡Dímelo!, ¡Tú sabias algo!.-

- ¡De verdad no lo sé!.- Gritó también la aguamarina.

- ¡Eres una zorra igual que tu madre!.- Dicho eso, el señor le dió una bofetada a Michiru haciendo que esta callera al suelo.

- Ya sé...tú...me vas ayudar a deshacerme de ese hombre con el que tu madre se divierte por las noches en mi propia casa...- El hombre sonrió mirando a su hija aún en el suelo.- Me ayudarás o te mataré a ti y a la perra de Akari...- Se le escapó una risa mostrándose al borde de la locura. Después se tumbó al piso y se quedó ahí unos minutos, más tarde se puso a llorar en silencio. Quizás era de coraje, enfado pero también de tristeza y desesperación.

Michiru no sabía que hacer, desde que tuvo uso de razon había visto a Koichi tan vulnerable. Siempre se mostró enérgico, exigente, autoritario. Hoy verlo así, lo desconocía. Se perdió tanto en sus pensamientos que no se percató de que Koichi ya estaba dormido en el piso. La aguamarina se alejó del comedor y fue hasta el pasillo principal donde su madre lloraba de igual forma. Esta al ver a su hija se acercó a abrazarla.

- ¿Estás bien?, ¿Qué te dijo tu padre?, ¡Responde Michiru!.- Michiru salió de su trance tras las enérgicas sacudidas de su madre buscando obtener respuestas.

- No...me dijo nada. Está ebrio así que dijo muchas tonteras. No es nada importante mamá...- La aguamarina miró los ojos llorosos su madre.

- Probablemente te haya dicho muchas cosas, tienes razón, está ebrio. No hay que creerle...- La madre se acarició el cabello aguamarino demostrando nerviosismo.- Existen...ciertos problemas entre tu padre y yo, pero te prometo que los vamos a solucionar, ¿Si?, ve a dormir cariño.- Su madre se alejó y fue a su respectiva habitación.

Michiru hizo caso y de igual forma se fue a su habitación. Tenía miedo, ¿Era verdad?, su madre nunca se mostró sospechosa sobre alguna aventura sexual o algo por el estilo. Y su padre, ese hombre tenía un lado que nunca creyó que él tendría, un lado que Koichi Kaioh tenía muy bien escondido. Se sintió desconcertada y decepcionada también, pues se daba cuenta que nunca conoció del todo a sus padres, más bien nunca terminará por conocerlos, quizá hasta el día en que mueran.

Por otro lado, Haruka estaba descansando mirando sus redes. Estaba feliz porque tenia en claro que quería estar cerca de Michiru, aunque sus padres se lo hayan prohibido, pero si lo pensaba detenidamente, los Kaioh no pueden retener a su hija para siempre. En cualquier momento Kaioh Michiru haría su vida si ella lo quisiese.
Aún pensando en Michiru se quedó dormido sin saber que todo eso traería más problemas de los que ya hay.










Los problemas ocurren hasta en las mejores familias, no todo es perfecto  :/

Phantom_ice_sv fuera....

Para soñar. Sin espacio, sin tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora