Capítulo IV

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Tras los acontecimientos de la semana pasada, el ambiente parecía haberse tornado más ligero, como si ninguno de los dos cargara con el mismo peso antes de verse con sus amigos. Sin embargo, no había sido el suficiente descargo para que BaekHyun decidiera hablarle a ChanYeol. Aquella llamada había sido solo capaz de recibir una reacción por parte del menor, pero no un cambio a largo plazo como el mayor había tenido la ilusión que sucediera, aunque no se sentía totalmente insatisfecho pues estaba acostumbrado a la indiferencia de su pareja.

JongIn, por el contrario, se había vuelto nuevamente su mayor confidente y era quien lograba acompañarlo cada noche donde estar bajo el mismo techo que BaekHyun se sentía insoportable; que el ambiente fuese más ligero no implicaba que entre ellos las cosas hubiesen mejorado, sólo lo habían hecho individualmente. Las botellas que había en casa poco a poco fueron desapareciendo y el menor era consciente de que no resultaban en la basura como solía suceder, sino que simplemente dejaban de existir en el espacio que habitaban y su preocupación por infidelidades comenzó.

Ahora bien, aquello tampoco significaba que dentro de él surgiese algún impulso por confrontar sus ideas a ChanYeol, simplemente se dejaba arrastrar por los distintos escenarios y se quedaba allí, sufriendo un poco ante la idea de que su esposo por fin comenzaba a alejarse como él tanto lo había querido en muchas ocasiones. La diferencia era que cuando no lo había logrado, no era consciente de la sensación de soledad que comenzaba a posicionarse en su cuerpo junto al dolor de Sarangi, acompañándose. Pasó por tercera vez el canal sin encontrar algo que lo arrullara en la noche y alzó su mirada al escuchar pasos detrás suyo y la puerta que daba al patio deslizarse, era ChanYeol con una copa y una botella de vino; tal vez aquella sí resultaría en la basura de la casa.

El mayor se sentó en una de las sillas que habían en el patio y extendió su cuerpo abriendo la botella para luego servir una cantidad considerable dentro de la copa. JongIn, si bien no había mejorado su alcoholismo, le había enseñado a beber de manera más elegante o al menos que no pareciera tan alcohólico. Tomó la copa y bebió con paciencia de ella, sintiendo el vino abrazar su lengua y su garganta en un dulce sabor ácido y miró al cielo evitando a toda costa observar el pequeño parque de juegos que había instalado para Sarangi durante el verano que cumplió 7 años.

Algo curioso que sucedía con ambos, especialmente con ChanYeol era su renuencia a recordar ciertas cosas. Le dolía ver objetos, pasar por lugares pero dentro de él había una fuerza que lo obligaba a empujarse fuera de aquel dolor que le generaba el reanudar aquellas memorias. Cerró sus ojos y soltó el aire que llevaba en los pulmones antes de volver a inhalar llenándolos por completo pensando que habría sido bueno haber adquirido el hábito de fumar en esos momentos por lo que solía escuchar de quienes habían sido sus amigos; quitaba la ansiedad y el estrés aunque era potencialmente cancerígeno.

Rio ante el pensamiento notando cuán irónica era la vida y cómo, aquellos compañeros tenían una salud envidiable mientras que su hijo, quien nunca había consumido algo que fuese extremadamente nocivo se había muerto sin haber llegado siquiera a la mayoría de edad. Bebió nuevamente de la copa y se trasladó a la primera vez que Sarangi había llegado ebrio, dando tropezones mientras dos de sus compañeros lo llevaban hasta la puerta en la que él los recibió.

<<Señor Park, le juramos que sólo tomó 5 cervezas. Lamentamos traerlo en éste estado, pero le juramos que se divirtió mucho.>>

BaekHyun normalmente no abría la puerta sino él, por lo que estuvo seguro en ese momento que, en medio de la poca consciencia que mantenía su hijo quien reía y sonreía estúpidamente dando hipidos, le agradecía al Universo que hubiese sido su padre alto quien abrió la puerta y no el castaño. Rio otro poco mirando hacia el cielo y alzando la copa brevemente en un impulso que le había dicho que su hijo probablemente lo miraba desde arriba y se reía junto a él por ese mismo recuerdo. La felicidad para ChanYeol era sencilla pero también breve en momentos como esos y se lamentaba no haber abrazado con fuerza aquel tiempo en el que podía simplemente preocuparse porque Sarangi no hiciera enfadar a BaekHyun aunque era algo demasiado difícil de lograr.

Sueños de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora