Prólogo.

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Hancock :

Puaj. Me llené de asco al ver ese cadáver, les había dicho claramente que si hiban a matar a un hombre lo hicieran en otra parte. Con asco tomé aquel cadáver y lo saqué del bar, dejándolo en un callejón.

El olor definitivamente afectaría a los clientes y dificultaría que las personas que entraran. Los bares Amazon Lily eran frecuentados y un simple saco de putrefacción arruinaría mi clientela.

Decidí pasearme por la barra del bar, observando como los hombres me miraban sin descaro, y yo los veía con desdén e indiferencia. Que asco, los pensamientos que ellos tenían en mente me causaban repulsión y desagrado.

Malditos hombres, ellos me habían jodido la vida de una forma brutal y sangrienta, hicieron que dejara de enorgullecerme de mi espalda tersa y suave, ahora sólo quería esconderla.

Bajé del escenario por la nostalgia, que asco me daban aquellos recuerdos, entonces una hermana Kuja quería hablar conmigo, así que llegó corriendo a donde yo me encontraba.

–Heibihime-sama, un grupo de hombres quiere hablar con usted–Me decía la hermana Kuja.

–Diles que no me interesa–Respondí secamente.

–Dicen que es importante...

–No me interesa hablar con hombres.

–Dicen que vienen por el asunto del Ejército Revolucionario.

Me quedé congelada por unos momentos, no esperaba que me hablaran para eso. Trato de no infundir miedo en mi gente y me mantengo firme, me mantengo sin moverme pero sigo siendo imponente.

La hermana Kuja me guía con aquellos hombres y los veo, es un chico rubio de cabello largo y una cicatriz, un chico de cabello verde, un chico rubio que se cubre un ojo y tiene la ceja enroscada, pero mi atención se dirige al último chico de la habitación, tenía cabello negro y una cicatriz bajo el ojo.

Todos me miran con respeto y agachan la cabeza, menos el chico de cabello negro, que me mira como si fuéramos iguales, pero rápidamente el hombre de ceja enroscada lo obliga a agachar la cabeza, (cosa a la que se resiste y no lo hace).

Que descaro, nadie se había atrevido a mirarme como su igual.

El chico de ceja enroscada le da un golpe con la pierna al chico de cabello negro para que incline la cabeza, aún así no lo hace, decido romper el maldito silencio antes de sacarme de casillas e irme.

–¿De qué quieren hablar conmigo?–Pregunto con tono de superioridad.

–Primero que nada, Hancock, le agradezco su atención. Yo soy Sabo, pero puede que me conozca como Entei y necesitamos hablarle a usted sobre el Ejército Revolucionario, queríamos pedirle un favor–Me dice el hombre de cabello rubio y la cicatriz en el rostro.

–¿Un favor?, ¿Unos hombres queriendo pedirme un favor?, ¿Por qué debería de aceptar?

Me paso un mechón de cabello detrás de la oreja, el hombre de la ceja enroscada me mira con corazones en los ojos y yo sonrió, el hombre de cabello verde no se inmuta pero puedo ver un leve sonrojo en su rostro, al igual que con Sabo.

El único que no se inmuta ante mi belleza es el chico de cabello negro, eso me hace gruñir levemente, ¿Cómo se atrevía?, No debía de existir nada en el mundo que pudiese resistir mi belleza.

–Me llamo Roronoa Zoro y queremos que abandone su trato con la MarineMe dice en hombre de cabello verde rompiendo el silencio.

·¿Por qué debería de hacerlo?, Tengo el apoyo de ellos para proteger Amazon Lily, si no me ofrecen una buena propuesta entonces declinaré la oferta.

–Le daremos protección asegurada a Amazon Lily si nos ayuda–Dice Sabo con seguridad

–¿Y qué asegura que ustedes ganarán?–Se quedan en silencio-Vuelvan cuando tengan algo asegurado y quizás lo considere.

Me dirijo a la puerta pero el chico de cabellos negros me toma del brazo impidiéndomelo, no me suelta. Estoy por darle una patada para romperle el brazo pero antes de que yo pueda patearlo, lo hace el hombre de ceja enroscada, y el otro rubio lo regaña.

Le lanzo una mirada de molestia y le saco el dedo de en medio al hombre de cabello negro y finalmente salgo de la habitación, siendo acompañada por mi leal serpiente, Salomé.

De camino un hombre se me acerca, seguramente con intenciones de tocarme, se abalanza sobre mí pero es demasiado lento, así que le doy una patada y lo someto contra el suelo mientras le quiebro el cuello sin vacilar. Ya estaba tan acostumbrada a hacerlo eso que no me tomó por sorpresa.

Pobre, bueno no, no me arrepentía, era un hombre. Además, así al menos podría desahogarme de una forma que no fuese con cigarrillos, aunque creo que hubiese sido mejor matarle a golpes, escucharle suplicar y gritar de dolor, observar la sangre escurriendo de su piel, sus heridas matándole lentamente, el refrescante sonido de una cuchilla atravesando la carne...

Debía dejar de pensar en eso, sería lo mejor. Me dirigí a mi habitación, todas las Kuja vivíamos prácticamente en los bares Amazon Lily. Amazon Lily era nuestro hogar, un imperio de mujeres empoderadas al cual yo abrí paso e hice posible. Cada una tenía su habitación y estaba alejada del lugar de donde estaban los clientes, no queríamos escuchar todo el escándalo a la hora de dormir, especialmente cuando había tiroteos.

Subí al baño de mi había con la intención de darme una ducha. Dios, había sido un día cansado. Subí las escaleras y cuando finalmente llegué a mi habitación me quité los tacones.

Masajeé levemente mis pies, aveces dolía utilizar tacones pero ya estaba acostumbrada. Me despojé de mi blusa abierta dejando libre mi espalda, pero por las dudas la cubrí con mi cabello.
Quité mi falda dejando al descubierto mis piernas.

Deslizé mis bragas por mis piernas y las arrojé a alguna parte aleatorea de la habitación, ahora no tenía ganas de ordenar nada. Me dirigí al baño de mi habitación y preparé la bañera.

Finalmente me sumergí en el agua. Dios, que tranquilidad, sumergí mi cabello en el agua y también mi rostro, la sensación del agua fué lo suficientemente buena como para despejar mi mente.

Sonreí aliviada después de tanto tiempo, dejando completamente de lado mis preocupaciones y solté un suspiro de satisfacción. Jugué unos segundos con el agua riéndome divertida.

Era la primera vez que me reía en serio después de tanto tiempo. En ese momento no tenía preocupaciones. Comenzé a lavarme el cuerpo con un jabón de rosas.

Mi cabello cubría mis pechos y por unos momentos salí del agua. Dejando ver mi cuerpo, aunque no había nadie. Comencé a lavarme la espalda con cuidado de no raspar mi piel.

Entonces el ruido de la puerta me sobresaltó, rápidamente me giré y lo encontré, ahí estaba. ¡Un jodido hombre estaba observándome!, Pero su rostro lo había visto antes, parecía ser el mismo hombre de antes, el que estaba con los revolucionarios y me había hablado con insolencia.

Rápidamente me sumergí en el agua, evitando que observara mi espalda. Miré molesta a aquel hombre, yo sabía que cuando me molestaba daba miedo. Parecía que él me hiba a decir algo.

Desire (Luhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora