⚜️VIII⚜️

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Ken estaba limpiando su casa, iba a empezar a hacer remodelaciones en el lugar y más tirar cosas que ya ve innecesarias.

Empezó a recoger todo lo que no iba a necesitar y las saco afuera, varias cosas eran de sus momentos más "esquizofrénicos".

Ken se estiro sintiendo su espalda crujir y dejo escapar un suspiro de alivio completo, finalmente iba a deshacerse de todo lo que le recordaba el pasado y principalmente, de esos dos.

Ken suspiro un poco para llevar la última caja afuera, abrió la trampilla de metal sintiendo inmediatamente el calor de la lava, empezando a tirar caja por caja a destruir todo lo que no necesitaba.

Finalmente llegó a la última donde había una foto de ellos tres, Nay, Coffee y el, la única foto donde los tres estaban cómodos siendo ellos... Pero eso ya no importaba, solo Ken apretó un poco el marco sintiendo el nudo en su garganta y lanzo la foto a la lava.

Oyó el crujido del vidrio pero decidió ignorar el dolor en su corazón y seguía tirando cuando se cortó con algo.

—Puta madre! –Ken gruño y vio que había tirado ahí que le hizo cortarse.

Encontró una pequeña navaja de diamante, solo rodó los ojos y el tomo para lanzarla a la lava cuando vio el pequeño pedazo destruido, sintió como todo se detenía a su alrededor al reconocer esa navaja.

Sus manos inconscientemente empezaron a temblar mientras soltaba la navaja y la dejaba caer, sintió como si hubiera vuelto ahí, como si...

—Lo que más odio son perras traidoras! –Ken grito antes de clavar la navaja en Azuli.

Cayó de senton al suelo mientras la navaja caía al pasto, Ken se alejo un poco jadeando por aire, sentía como si lo estuvieran ahorcando.

La cabeza empezó a palpitarle y como si oyera su corazón justo en su oído, se dejó caer en el suelo apretando con fuerza su camiseta donde estaba su corazón, intentaba respirar pero no podía, era como si lo estuvieran ahorcando.

Las lágrimas cayeron de poco a poco, intentaba volver en si pero no podía, ya no podía, sentía como si estuviera flotando para una caída dolorosa.

—Ken!

Intento ubicar el sonido con sus ojos pero es como si su cabeza se hubiera fundido en el pasto, todo era muy extrañamos vibrante cuando pronto sintió como algo levantaba su cabeza y lo recostaban en algo duro pero a la vez suave, quiso pelear pero sus brazos no respondían.

Sintio unas manos acariciar su pelo, vio arriba viendo una figura, las orejas moviéndose un poco cuando ubicaron el ruido de la cabeza de Ken moviéndose, era relajante el movimiento de la caricia, trato de tomar aire pero aún era difícil.

Pasaron unos momentos cuando pudo asentar un poco su mente y finalmente murmurar algo.

—Akam... –Ken murmuro ahogadamente.

Las manos se detuvieron un momento pero volvieron a su movimiento de caricia, Ken volvió a mirar abajo decidiendo concentrar su mente en su respiración después de unos momentos logro dar un suspiro, empezó a centrarse en eso.

—Mejor? –Finalmente oyó la voz, era Nay.

Sintió un sabor amargo en su lengua pero decidió ignorarlo, solo asintiendo con suavidad.

Hubo un silencio, solo del viento moviendo las hojas y el sonido bajo de la lava, Ken sintió que volvió más en si cuando se dio cuenta que Nay había recostado su cabeza en sus piernas, Ken tragó saliva y se movió un poco.

Nay quitó sus manos viendo al pelirrojo sentarse en sus rodillas, este viéndole con preocupación.

—Quieres que te ayude a pararte? –Nay rápidamente ofreció pero Ken alzó su mano deteniéndolo.

Screws looseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora