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Nerea

Dios.

¿Por qué existen personas tan molestas que no permiten que mi bello ser descanse tranquilamente?

Escuchaba como insistentemente llegaban notificaciones a mi teléfono, pero no podía abrir los ojos, me sentía muy cansada para hacerlo.

Estuve a punto de lanzar mi jodido celular contra la pared para poder seguir durmiendo, pero cuando lo tomé, las notificaciones se detuvieron.

¡Gracias!

Intenté seguir durmiendo, pero escuché como alguien subía las escaleras y luego mi puerta fue abierta. 

- ¡Nerea Alejandra Cummings García!- gritó Bill- ¿Por qué mierda no respondes mis mensajes? Podría estar muriendo y tú ni enterada. 

- ¡Estaba durmiendo, pesado!- me senté aún en mi cómoda cama y lo miré con desagrado- Además, diciendo mi nombre suenas como mi madre- antes le costaba pronunciar mi segundo nombre y apellido, ahora los dice casi a la perfección- Y por ultimo, ¿Qué haces a las 9 a.m. aquí? 

Sí, no es demasiado temprano, pero en mi caso, duermo aproximadamente hasta las 11:30 a.m.

- ¿No lo recuerdas?

- ¿Recordar qué, exactamente?- le pregunté algo confundida y buscando en mis desordenada memoria.

Bill tomó mis manos y me sacó a rastras de la cama, para luego empujarme a mi baño y sentarse en mi cama.

- Tenemos que ir a buscar el regalo que compré para mi hermano al centro comercial- oh, eso era- Y tu prometiste ir conmigo, así que ahora ve y toma una ducha. Nos vamos en 30 minutos.

Aún no es el cumpleaños de los gemelos, pero mi querido mejor amigo, es un comprador compulsivo y un día que salimos a comer todos juntos, pasamos por una tienda de joyas de la mejor calidad, en la cual habían unos anillos compartidos. A Bill le encantaron y los iba a comprar, pero le dijeron que estaban agotados y que los de muestra no podían ser vendidos. Por lo que exigió que le avisaran de los primeros cuando estos llegaran. 

- Bill, te odio- hablé saliendo del baño para ir al gran closet de mi habitación y comenzar a cambiarme ahí- ¿No podías pedir que te entregarán los malditos anillos por la tarde?

- Claro que no, por si no recuerdas, son anillos que se agotan rapidísimo- habló alzando un poco la voz para que lo escuchara- Y como dices tú, ni-ningún pen...dejo me gana.

- ¡Muy bien!- lo felicité por su intento de español- Vas aprendiendo, ya era hora- caminé hasta mi tocador y me maquillé lo más rápido posible, algo natural, mascara, delineado, corrector, rubor y gloss- Ahora vamos exagerado, no queremos que ningún pendejo te gane esos anillos.

***** 

- Señorita, le repito, soy Bill Kaulitz y encargué este par de anillos hace una semana- explicó mi amigo por tercera vez a la chica del mostrador perdiendo un poco la paciencia- Hoy me llamarón avisando que mis anillos ya estaban aquí.

Miré a la chica, la cual tenía una expresión confundida mientras buscaba de nuevo en su gran lista de nombres.

- Lo siento, señor- murmuró aún viendo la lista- Su nombre no está aquí.

- ¿Está segura?- pregunté ahora yo, antes de que Bill perdiera más la paciencia- Quizá escribieron mal el nombre o algo así, pero mi amigo pidió estos anillos y los lleva esperando hace una semana. 

- Si quieren, pueden revisar ustedes mismos  la lista- respondió ella, ahora con una expresión poco amigable, creo que también su paciencia se agotó.

What is love? ; ( Tom Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora