Capítulo 14.

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Me desperté con el desayuno en la cama, observando como ella llegaba con su cabello mojado y ropa cómoda.

- Y las reuniones?- Sonrió levemente, recostandose a mi lado.

- Pueden esperar. Quería dedicar nuestra mañana a esto.-

- Y qué es esto?-

- Que tú te sientas bien y yo aproveche la excusa para pasar tiempo contigo.-

Fue tan directa, no tuvo vergüenza alguna.

Y yo me sentía muy especial si es que ella quería pasar más tiempo conmigo.

- Y qué quieres que hagamos?-

- Lo que sea.- Tomó mis manos.- Lo que sea que te haga sentir mejor.- Agregó dando un leve apretón antes de comenzar a desayunar.

No sé si mis problemas tenían solución, pero notaba su esfuerzo por hacerme sentir bien. Valoraba mucho que ella dedique tiempo en mi, sabiendo que en realidad debíamos estar haciendo otras cosas.

El desayuno estaba exquisito, cuando ya no quedaba casi nada, corrí la bandeja, sentandome en su regazo para que ella por instinto ponga sus manos en mi cintura.

- Gracias por hacer esto por mi.- Sus ojos estaban iluminados.

Sabía lo que Natalia sentía por la dilatación de sus pupilas, por el brillo de sus ojos y lo fácil que era atraparla observando algo indebido.

Tomé su mentón, conectando nuestras miradas, notando sus mejillas levemente sonrojadas.

- Qué quieres hacer?- No sé si era lo correcto teniendo en cuenta lo confundida que estaba, pero era lo que deseaba hacer.

Y entre lo que quiero y lo que puedo hacer hay una pequeña diferencia que en estos momentos no me importaba tanto como debería.

Tomé sus labios suavemente, sintiendo como sus brazos me rodearon hasta abrazarme, dando una danza entre las lenguas, hasta que la guerra comenzó.

El aire comenzó a faltar y la ropa sobraba. Necesitábamos más contacto.

Quité su camiseta, dejando junto su brasier para empujarla para que se acueste, comenzando a besar su cuello.

- Makis.- Jadeo apretando mi trasero, sintiendo su muslo chocar con mi entrepierna, mordiendo su cuello como respuesta.

Cambio las posiciones, tomando mi cuello con una de sus manos.

No hacía presión como Federico. No me dolía ni mucho menos me faltaba el aire.

Era excitante.

- No dejes marcas.- Comenzó a quitar mi ropa, siendo una tortura enorme cuando su boca rozó mi pezon pero no se detuvo a darle atención.

- Natalia.-

- Que?- Tomé sus mejillas.- Dime lo que quieres y yo lo haré.-

No podía pasar saliva.

Sus mejillas sonrojadas, su cabello desordenado, su respiración errática y la facilidad con la que me dejaba a sus pies como una simple sumisa me tenían embobada, mi cuerpo entero pedía que...

- Hazme tuya.- Susurré a duras penas.- Por favor, haz algo.- Fue suficiente como para que ella tome mis pechos y comience el fin de mi intento desesperado por calmar esa necesidad de ella.

O por lo menos fingir que eso se podía calmar de alguna forma.

Sus dedos entraron de una forma suave, hizo todo lo posible para que no me duela y yo me encargué de gemir contra su oido y rasguñar su espalda, llegando a un orgasmo que no había sido suficiente para ninguna de las dos.

Tomó mis manos, dejándolas encima de mi cabeza.

- Esto recién empieza, pequeña.- Y simplemente volvió a penetrarme con sus dedos, pero esta vez fue menos delicada, el deseo se apoderó de ella.

Me encantaba ese lado de Natalia, en el que era demandante pero se preocupaba por mi satisfacción, en el que no paraba de besarme ni de demostrarme lo mucho que le gustaba escucharme, que yo la toque también, que las dos seamos una.

Nuestra conexión en ese momento fue muy especial.

La observé dormir a mi lado, luego de darnos una ducha y volver a acostarnos, teniendo privilegios que muchas mujeres en mi lugar querrían tener.

Soy muy afortunada, pero si no logro aclararme, no iba a poder llegar a disfrutar completamente de todo lo que me estaba pasando o lo que Federico es capaz de darme.

En estos momentos dudo de qué tan perfecto es él cuando Natalia estaba produciendo en un mes, todo lo que él sigue intentando producir en mi cada vez que entre nosotros pasa algo.

Lo amaba, pero en cuanto al sexo, muchas veces me dejaba con ganas de más.

En cambio ella es capaz de tenerme a sus pies con simplemente mirarme con una de sus cejas alzadas y de hacerme venir cuantas veces quisiera.

Pero en cuanto a los sentimientos, me sentía más que confundida. Aún la estaba conociendo y no tenía la misma confianza que tengo con Federico.

No me gusta sentirme así, me siento perdida. Por dónde debería empezar?

A World Where You Could Leave- (Ventino)[Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora