Dueña De Tú Amor

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Lo que leerás a continuación contiene lenguaje sexual explicito, no apto para menores de edad.

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Pasamos a la mesa a comer, mi mamá, Doña Isabel, Don Ernesto, Valentina y yo disfrutamos de unas ricas tostadas de mole hidalguense, arroz blanco y una ensalada riquísima. Hicimos un poco de sobremesa y después tomamos el postre, cada quien siguió sus actividades diarias, mi mamá fue a visitar a Enriqueta Macotela para darle la buena nueva por el nacimiento de su primer nietecito hacia varios días que había nacido pero no había tenido oportunidad de saludar.

Por otra parte Doña Isabel y Don Ernesto habían salido a pasear por la hacienda así que nos habíamos quedado solos.

-¿Quieres ir a dar un paseo?.-Le pregunte a Valentina quien ojeaba un portafolio en su escritorio mientras yo esperaba sentado en la sala que había en el despacho.

-Más bien quisiera ir con altanero a llevarle unas manzanas.-Respondió con entusiasmo.

-Si me parece buena idea, pero de regreso ¿Podemos ver una película?.-Pregunte expectante a su respuesta, en realidad nunca le ha gustado ver películas a Valentina desde que está embarazada.

-Mmmmnhh no lo sé quizá y me anime.-Dio de hombros tomando otra carpeta.

-¿Una de comedia? O... ¡Ya se! ¿Una del cine de oro mexicano?.-Le dije y ella me miró seria, con cara de pocos amigos.

-Ya te dije que no lo sé.-Me dijo y se cruzó de brazos.-¡Déjame terminar esto José Miguel!.-Dijo molesta y yo solo levante los brazos en forma de rendición.

-Esta bien, está bien...-Me levante de mi lugar y me coloque detrás de su silla de madera. Comencé a dejar besos en su cuello lentamente.

-Jo.. José Miguel, déjame terminar mi cielo.-Volvió a mencionar pero esta vez con un tono de voz más sutil y dulce.

-¿Cuánto?.-Pregunte impaciente.

Volví a besar su cuello y acariciar sus brazos hasta que le cerré a la fuerza la carpeta que revisaba, le tome el rostro y la obligue a verme.

-Necesito compensar lo que hice antes de ir a comer.-Enarqué una ceja.

-¿A si? ¿Y que hiciste?.-Se hizo la olvidadiza.

-Esto.-Dije y comencé a devorar sus labios ella enredaba sus dedos en mi nuca. Después de unos segundos de besos y caricias bastante apasionadas, la detuve.

-¿Que pasa?.-Me miró enojada. Me levante de la posición en la que estaba y corrí a ponerle el seguro a la puerta, no quería que nada nos interrumpiera.

-Ahora si.-Baile mis cejas y ella río ante los hechos y regrese hasta donde estaba ella.

La tome de la mano y la hice ponerse de pie, mis manos se fueron directamente hacia su cadera enrede mis brazos en ella y luego dejé un beso en su vientre, ella sonrió. La senté sobre el escritorio y yo tomé asiento en él reposabrazos de la silla donde ella estaba sentada, quedando frente a ella.

Me tomo el rostro con ambas manos, sonrió y me miró directamente a los ojos, sus ojos claros se oscurecieron de pasión al ver los míos, sentí mi piel erizarse al sentir su imponencia sobre mí. Me lancé directamente hasta sus labios y comencé a besar delicadamente enseguida mordí un poco su labio inferior como a ella tanto le gusta y luego de un rato ella comenzó a desabotonar mi camisa y yo quite la de ella, la lancé lejos dejándola solamente en bra y mire sus pechos hinchados a consecuencia de su lactancia, dejé un camino de besos desde el medio de su pecho hasta sus labios y eso le gustó, sus ojos me lo confirmaron. Mientras la besaba y tomaba con una mano su espalda, mi otra mano bajaba su pantalón de maternidad hasta sus rodillas, acaricié su gran vientre y la miré lleno de amor, ella se sonrojó y pasó su mano por todo su vientre sobandolo. Soltó una risita.

Soy Tu DueñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora