Descalificar, Ofender

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Negas y Pinchimono estaban tranquilos, sin dirigirse la palabra.

Negas aún estaba molesto por lo que Pinchimono le había hecho la noche anterior, mientras que el azabache estaba más interesado en sus pensamientos, o bueno, eso creía Negas; Pinchimono estaba pensando como disculparse con su esposo.

Tenía varias ideas, todas llevaban a inseguridad y preguntas; ¿cómo se lo tomará? ¿Se enojará más? ¿Qué puedo hacer?

Pinchimono se fue por algo fácil, hacerle un pequeño almuerzo.

Y así lo hizo, le hizo un pequeño almuerzo, pero, cada que veía a Negas empezaba a descalificar sus acciones.

Como por ejemplo, cuando Negas decidió lavar los trastes, Pinchimono se molestó por la forma en la que lo hacía, pues usaba demasiado jabón y los trastes olían a shoquio (a huevo echado a perder)

—Si nada más vas a estar gastando el jabón a lo pendejo mejor deja ahí, yo los lavó, porque ni eso puedes tú.

 Dijo molesto el azabache, mientras seguía haciendo el almuerzo, el castaño no respondió nada, no le dio el gusto de verle molesto y siguió lavando los trastes, aunque claro, Pinchimono los volví a lavar más tarde.

Pinchimono solo se molestó, pero siguió haciendo el almuerzo, intentaba mantener la calma.

El almuerzo estaba bien, la comida muy rica, pero Pinchimono aún seguía descalificando lo que Negas hacía, como su forma de comer, la forma en la que estaba sentado entre otras cosas, al final el almuerzo no sirvió de nada y Negas acabo más enojado que antes.

V I O L E N T O M E T R ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora